Para convertir Clínica Plenum en un espacio de salud integral, sus promotores plantearon un proyecto cuya piedra angular es su equipo multidisciplinar. “Quisimos contar con un plantel con los mejores profesionales en distintos ámbitos, como 3 fisioterapeutas, 2 traumatólogos, 3 especialistas en readaptación y Escuela de Espalda, 1 cirujano plástico y 1 médica estética, 1 nutricionista, 1 psicóloga, 1 podóloga y 1 preparadora física”, explican Ignacio Coque y Javier Hernández Bello, socios fundadores de esta empresa vallisoletana, que lideran en la actualidad junto a Marta Castaño.
El centro no desarrolla un protocolo único en el tratamiento de los cerca de 3.000 pacientes que han pasado por sus instalaciones desde su apertura en febrero de 2014, “con un alto porcentaje de ellos que repiten”, aunque sí suele ser habitual una primera consulta con el médico para que haga una primera valoración y a partir de ahí se derive al especialista oportuno para cada caso.
“El trato personal que dispensamos hace que los clientes se sientan como personas, que es la esencia de la clínica, que estén como si fuera su casa y que nos vean como un espacio amable, pues el dolor se empieza a curar también desde las emociones. Les hacemos un traje a medida”, puntualizan estos profesionales, que estudian ampliar instalaciones para cubrir su creciente demanda.
Vanguardia
Uno de los valores añadidos que aporta Clínica Plenum es la posibilidad de estar a la vanguardia en cuanto a terapias por la colaboración de estos socios fundadores como preparadores físicos en la Selección Española de Baloncesto, con los que Coque logró el Campeonato del Mundo de Japón en 2006 y Hernández Bello el de China este año, a los que se suman otros como varios Eurobaskets y medallas de plata en 2 Juegos Olímpicos.
“Esto nos permite llevar las técnicas del alto nivel a los pacientes del centro y a nuestro día a día, ya que tener acceso a jugadores de la NBA facilita enterarse de cosas que están por llegar y de tratamientos novedosos, es como hacer un curso avanzado en la materia”, apuntan estos profesionales, que recuerdan que la única diferencia entre los deportistas y los clientes es el contexto en el que se trabaja, “pues los primeros precisan volver a competir en horas, con los pacientes no tenemos esa presión y no se toman riesgos para llegar a un plazo concreto”.
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