Esta es la historia de una empresa familiar con final -o más bien continuación- feliz. José Manuel Vizcarra Aguado fue, en los años 80, uno de los pioneros en realizar plantaciones de viña cuando todavía nadie apostaba por Ribera del Duero. Eran los orígenes de Bodegas Vizcarra. En 1991, su hijo Juan Carlos Vizcarra Ramos, recoge el testigo tras formarse en enología en La Rioja, y comienza a elaborar, primero vinos jóvenes y posteriormente de guarda.
En su incansable búsqueda de vinos con características propias, el heredero de la bodega familiar investiga y elabora en la actualidad microvinificaciones de uvas procedentes de viejas parcelas. Fruto de ese espíritu inquieto e innovador, en 2015 construyó una nueva nave de barricas y una microbodega “para dar cabida a la elaboración de nuestros vinos especiales”, señala Vizcarra Ramos.
Bodegas Vizcarra, ubicada en Mambrilla de Castrejón (Burgos) posee 40 hectáreas de tinto fino, una hectárea de merlot, una y media de garnacha y plantaciones de otras variedades foráneas. A ellas hay que sumarle 20 hectáreas más de familiares y amigos, “que son controladas por nuestro equipo, con las que se sigue el mismo protocolo de trabajo que con los viñedos propios”.
Exportaciones
La bodega cuenta con una amplia gama de vinos, de los que exporta el 50% a más de una veintena de países, principalmente EE UU, Alemania y Suiza: Senda del Oro, el vino joven de la bodega con 6 meses de barrica; Vizcarra, crianza con 15 meses de madera; Vizcarra Torralvo, que en la bodega definen como el vino “con más riberalidad de la casa”; las 2 joyas, con los nombres de las hijas de Vizcarra Ramos; Celia Vizcarra e Inés Vizcarra, 2 elaboraciones artesanales de escasa producción; Vizcarra Garnacha, que es un nuevo proyecto basado en la recuperación de unos clones de esta variedad; y Vizcarra Torralvo 25 Aniversario Gran Reserva, que la bodega elabora para conmemorar su 25 aniversario. “Todos nuestros vinos son de pago, puesto que siempre se elaboran con las mismas fincas”, señala el gerente.
Desde que en 2007 se trasladaron del garaje familiar con la construcción de una nueva bodega, “no hemos dejado de apostar por las más novedosas tecnologías, principalmente en selección y manipulado del producto”. Además, la nueva bodega destaca porque todo el proceso de elaboración y crianza se realiza por gravedad, evitando el empleo de bombas, “gracias a lo cual conseguimos vinos de concentración y no de extracción”. Con ese sistema respetan al máximo el producto final.
Agricultura sostenible
En el campo su filosofía es la de una agricultura sostenible y muy respetuosa, con tratamientos sólo a base de cobre y azufre y vendimia manual con selección de racimo y grano. “El objetivo es mantener la calidad y seguir recuperando clones, variedades y viñas viejas en peligro de extinción”, sostiene.
