¿Es posible que una pequeña bodega familiar, gestionada por 2 hermanos, elabore casi una veintena de vinos de producciones limitadísimas? No sólo es cierto, sino que además Bodegas Vidal Soblechero es pionera en cada nuevo proyecto que emprende desde sus orígenes.
Claudio Vidal fue un visionario al plantar 3 décadas atrás cepas de uvas tintas en Rueda. Y en la actualidad, con sus hijos Alicia -directora- y Vidal -enólogo- al frente del negocio, tiene en el mercado un vino de hielo de verdejo, un producto insólito en Castilla y León. Su última iniciativa, puesta en marcha el pasado verano, es la elaboración del primer vino de paseras de la Denominación de Origen Rueda, que saldrá a la venta en 2013. Además, tiene 3 proyectos más en cartera.
La iniciativa del ice wine surgió a raíz de una visita de un importador canadiense, que les regaló una botella de vino de hielo de la variedad vidal, uva autóctona del país norteamericano, lo que llamó la atención de los bodegueros vallisoletanos por la coincidencia con su apellido. El progenitor se interesó por el método de elaboración y sus hijos le explicaron las dificultades que implicaba llevarlo a cabo en la meseta castellana, empezando porque esa variedad no podía plantarse en Rueda y porque la vendimia de ese producto hay que realizarla a unas temperaturas entre 8 y 12 grados bajo cero. Demasiado tiempo de espera como para que la uva llegara sana al invierno.
Vendimia en la madrugada
La familia Vidal no cejó en el empeño y se fijó en la zona levantina del Vinalopó, de donde se obtienen las uvas que se comen en las tradicionales campanadas de Nochevieja en los hogares españoles. En esta comarca alicantina, en agosto los racimos se introducen en bolsas abiertas por ambos extremos y se grapan a la cepa. De este modo se protege a la uva de las inclemencias climáticas y además se evita que la piquen mosquitos o la coman los pájaros.
Los Vidal siguieron el ejemplo y en 2006 obraron el milagro: vendimiaron de madrugada media hectárea de verdejo de la que obtuvieron 1.500 botellas de 37,5 centilitros, que venden por cupo con un precio en bodega de 50 euros, aunque Alicia Vidal asegura que han llegado a pagar 600 euros. Este vino, comercializado con la marca Clavidor, tiene 8 grados de alcohol y de su corta producción se exporta un 30%. Es el que más fama ha dado a esta bodega vallisoletana, aunque su responsable asegura que al menos en la actualidad no quiere elaborar ni una botella más de este singular producto, “por el sacrificio que implica y la incertidumbre de estar constantemente mirando al cielo”.
Pero Bodegas Vidal Soblechero ha ido más allá. Aprovechando las inusuales altas temperaturas del pasado mes de septiembre, decidieron elaborar el primer vino de paseras de la Denominación de Origen Rueda a partir de un viñedo viejo de la variedad viura. Una vez recogidas las uvas, se expusieron durante 2 semanas al sol, dando la vuelta a cada racimo cada 2 días, para conseguir una mayor concentración de azúcares. El resultado: 200 litros de mosto con un índice alcohólico de 30 grados obtenidos de 2.300 kilos de uva. En la actualidad, está en fase de fermentación en barrica de roble francés y, en el momento adecuado, los hermanos Vidal pararán la fermentación y realizarán un ensamblaje con vino verdejo ya preparado. Lo someterán a una larga crianza en barrica nueva francesa y en 2013 verán la luz apenas 300 botellas de un vino dulce con diez grados similar al afamado Tokaj húngaro.
Biodinámica
Esta bodega cuenta con 45 hectáreas de viñedo propio, casi todo viejo, con una media de edad de 65 años, si bien algunas parcelas de viura y verdejo rozan el siglo de vida. A esta familia le gusta trabajar respetando cada suelo, apegada al terruño. “Hacemos lo que nos pide el viñedo en cada momento. No echamos nada a la tierra, aparte de estiércol y azufre. En una ocasión escuché a mi padre decir que la tierra es algo que nos prestan y que tenemos que dejar a nuestros descendientes, a ser posible mejor de lo que nosotros nos la encontramos. A nuestra forma de trabajar ahora se le llama biodinámica y ecológica, pero nosotros hacemos lo mismo que nuestro padre y abuelo”, explica Alicia Vidal, que se autodenomina “viticultora antigua”.
Prueba de ese respeto por cada tipo de suelo, casi por cada parcela, son los 16 vinos diferentes que elaboran, a los que hay que sumar 2 rosados, el ice wine y el vino de paseras, lo que completa una gama de 20 referencias, algunas de ellas con producciones de unos cientos de botellas. Trabajan con verdejo, viura, tinta fina y un poco de sauvignon blanc. Y en sus instalaciones sólo entra roble francés nuevo. Los rendimientos son ínfimos.
Exportación
La producción total de Bodegas Vidal Soblechero alcanza las 150.000 botellas, de las que se exporta un 70%, principalmente a países de la UE y EE UU. Se dirigen a tiendas especializadas y alta gastronomía. Alicia Vidal cuenta que sus vinos están en las cartas de prestigiosos restaurantes distinguidos con estrellas Michelin.
En la gama de blancos elaboran verdejo, cepas viejas (verdejo y viura), sauvignon joven y sauvignon semidulce bajo la marca Clavidor. Además, cuentan con varios Vinos de Finca, con el nombre de cada pago: Alto, Matea y Buenavista (verdejos de cepas muy viejas fermentados en barrica); y Escribiente (verdejo sobre lías), Varrastrojuelo (viura de cepas de 90 años sobre lías) y Jardín (sauvignon blanc sobre lías). Además, producen 6 tintos. Este año han elaborado uno de maceración carbónica, que se suma a los habituales, que son joven, roble y selección. En Vinos de Finca elaboran Perdiz y Sernas.