“Quizá el momento más complicado de mi trayectoria empresarial fue el de mi llegada a ASTI, ya que tenía las 3 peores etiquetas: mujer, joven e hija de los propietarios de la empresa. Por ello, considero que contra las etiquetas no se puede luchar, sólo se pueden diluir con trabajo y conocimiento y eso es lo que he hecho”. Quien así habla es Verónica Pascual Boé, CEO de ASTI TechGroup, conjunto de empresas entre las que se encuentra ASTI Mobile Robotics Group, grupo internacional de compañías de robótica móvil, además de presidenta de ASTI Foundation, y quien dirige una organización que ha multiplicado por 16 su tamaño en una década, con 300 trabajadores en la actualidad, que exporta el 70% de su producción y con sedes en España, Francia, Alemania y EE UU y clientes en más de una veintena de países.
Esta hija y nieta de empresarios (sus padres fundaron ASTI), ha desarrollado una carrera fulgurante: estudió Ingeniería Aeronáutica en la Universidad Politécnica de Madrid y, después de una amplia formación internacional en gestión y tecnología, inició su carrera profesional en el grupo industrial multinacional Bouygues en París.
En 2004, se incorporó al proyecto empresarial familiar de ASTI. En apenas 2 años se convirtió en CEO de la empresa y sólo necesitó 2 ejercicios más para adquirir el 100% de las acciones de la compañía. A la sazón, esta empresa estaba formada por una veintena de empleados, que en poco más de una década se ha multiplicado por 15. “20 personas puede sonar a poco, pero, por la talla de la compañía, el momento en el que estaba y por la naturaleza de nuestra actividad, entrañaba un reto y una oportunidad reseñable. Era una empresa de tecnología, que hacía proyectos a medida, con una componente de ingeniería altísima. Cada proyecto era distinto y el talento estaba muy concentrado en algunas personas. Mi madre -Colette Boé- lideraba la parte económico-financiera y mi padre -Ángel Pascual- la parte técnico-comercial. Ellos eran clave para el negocio, pero ya estaban muy cansados y eso propició una transferencia generacional acelerada y me dio la oportunidad de descubrir mi gen emprendedor”, sostiene la empresaria.
Progenitores
Son precisamente sus progenitores el espejo en el que se ha mirado para la gestión empresarial. “Mis padres han sido absolutamente inspiradores para mí. Mi madre ha sido un ejemplo de liderazgo, excelencia profesional y una madre ejemplar que nos ha enseñado el valor del amor incondicional. Mi padre siempre ha sido un visionario, con un pensamiento muy disruptivo, extraordinariamente creativo e idealista. Sin ningún lugar de duda, soy quien soy gracias a ellos. Adicionalmente, hay un sinfín de empresarios que me inspiran cada día, por su visión, su valentía para hacer realidad esa visión, ejecutando globalmente con excelencia”, resalta.
Verónica ha estado vinculada a la tecnología desde siempre a través de la empresa familiar, “a la vanguardia tecnológica con las últimas innovaciones. ASTI era como mi tercer hermano, con el que comíamos y nos íbamos de vacaciones. De niña quería construir trenes y luego quise construir naves espaciales”.
Tal vez rememore esos sueños cuando, preguntada sobre los consejos que daría a un emprendedor para desarrollar su negocio en una economía globalizada, responde: “hay que atreverse a soñar y a hacer que los sueños se hagan realidad. Soñar puede parecer fácil, pero lo difícil es recordar ese sueño cada día y trabajar con mucha consistencia para llevarlo a cabo. Desde mi punto de vista, cada vez vivimos en un mundo más globalizado, donde no tiene tanta importancia dónde estés, sino la capacidad de estar cerca de tus clientes y de tus proveedores. Que no significa que sea una cuestión de proximidad física, sino de capacidad y habilidad para trabajar mano a mano con todos los grupos de interés. Siempre lo digo: Burgos, y Castilla y León en un sentido amplio, es una ciudad maravillosa para vivir y para trabajar, con un sector industrial importantísimo. Tenemos que conseguir algunas mejoras, pero desde aquí se pueden hacer grandes cosas”.
Dinámica y apasionada
No en vano, esta empresaria, quien se define como una persona “muy dinámica, apasionada por mi trabajo, al que dedico muchas horas al cabo del día”, asegura que gracias a las nuevas tecnologías, en muchas ocasiones puede hacerlo a distancia y así tratar de conciliar vida familiar y laboral. “De hecho, es una de las políticas de Recursos Humanos implantada para la mayor parte del equipo en ASTI cuyo puesto de trabajo permita la movilidad, mucho antes de la pandemia. En mi caso, tengo unos hijos que me enamoran y reaprender la vida a través de sus ojos es algo que me colma de alegría. Por ello, en este ámbito de la vida sólo quiero disfrutar lo máximo posible cada día. También me encanta leer y viajar, soy muy curiosa y conocer nuevas culturas me apasiona. Aunque he vivido en numerosos países, me siento muy unida a Burgos y a Castilla y León y, desde ASTI, trabajamos con toda humildad en dar a conocer nuestra región como un referente en materia de tecnología e innovación ahí donde vamos”, explica.
Desde que adquirió la compañía, los 4 ejes que han marcado la gestión de la misma son el gobierno, el talento -competencias y organización-, la internacionalización y la conversión en producto, tanto hardware como software. “La misión estratégica siempre ha sido la misma: ayudar a nuestros clientes a ser más competitivos en clave de automatización de sus procesos industriales. Lo que ha variado es cómo damos respuesta a esa visión a lo largo de todo este tiempo”, detalla Verónica.
Respecto a los retos que afronta su empresa, la CEO de la compañía no duda: “ASTI Mobile Robotics debe seguir creciendo y consolidando su posición, no sólo en el mercado europeo, sino también en el norteamericano. Vivimos una época de grandes cambios tecnológicos y, por ende, seguir desarrollando la tecnología que mantenga la compañía en una posición de liderazgo es una prioridad. La crisis sanitaria de Covid-19 ha traído como efecto colateral una aceleración de tendencias previamente identificadas como la digitalización en su sentido más amplio, así como el comercio electrónico. También ha dejado en evidencia la necesidad de diversificación del PIB europeo y en particular del español, con un crecimiento en la aportación industrial, lo que se traduce en un aumento en competitividad de la base industrial instalada y un fuerte foco en atraer nuevos proyectos industriales que buscan el talento y la tecnología como ejes de competitividad”, y añade: “todo esto supone un contexto de crecimiento para la robótica móvil quien se convierte en un aliado clave para la flexibilidad y la competitividad industrial, automatizado procesos repetibles y predecibles, dotando de mayor seguridad y valor añadido a los puestos de trabajo, habilitando también modelos de negocio de otra manera imposibles en el confinamiento. Durante los tiempos de crisis, se conforman los gigantes del mañana y aquellas empresas que sepan invertir en tecnología en estos tiempos, saldrán reforzadas y tendrán mejores armas para convertir las oportunidades que se nos presenten”.
Más información en el número de mayo de Castilla y León Económica