Ya en los años 80, en los albores de la Denominación de Origen Ribera del Duero, cuando la familia García Viadero alquilaba las instalaciones de la cooperativa vinícola de Gumiel del Mercado (Burgos) y compraba uva a los viticultores de la zona para elaborar sus vinos, tenían muy clara su filosofía y su objetivo.
Querían especializarse en vinos de guarda. Y para alcanzar esa meta, realizaron el proceso a la inversa: primero elaboraron vino para hacer mercado, después plantaron viñedo propio y, por último, construyeron una espectacular bodega en la que destacan 3 túneles subterráneos para la elaboración crianza y reposo en botella, con el objetivo de que el vino esté siempre en óptimas condiciones de temperatura y humedad.
Yolanda García Viadero, gerente de la bodega, lo explica así: “definiría a nuestra bodega sobre todo como coherente. Comenzamos sabiendo lo que queríamos hacer con la uva de la zona. En 1994, después de 1 década de trabajo, teníamos capacidad económica y fuimos a por nuestro gran reto, elaborar crianzas y reservas”, resume.
Y así han forjado su historia. “No hacemos vino joven ni roble. Nuestro benjamín es un crianza con alma de reserva, porque pasa casi 18 meses en barrica”, puntualiza García Viadero, que gestiona la bodega junto a su hermana Carolina.
En la actualidad, Valduero posee 200 hectáreas en propiedad -solo elabora con uvas de viñedos propios- de las que tiene en torno a 180 hectáreas en producción, con las que elabora unas 600.000 botellas. Y es en este punto donde encontramos una de las grandes particularidades de Valduero: los bajos rendimientos por cepa con los que trabaja. “Tenemos un viñedo muy particular en una zona muy especial, un terroir con mucha especificidad que estoy convencida de que llegará a ser legendario en el mundo del vino. Por ello, consideramos que sería una pena destinar esta uva a elaborar jóvenes o robles; y por la misma circunstancia y nuestro alto nivel de exigencia, trabajamos con unos rendimientos de 3.000 kilos por hectárea”, detalla García-Viadero.
Recuperar la albillo
Uno de los últimos proyectos de la familia ha sido recuperar la variedad blanca albillo, autóctona de la zona, “que se está perdiendo. Somos de los pocos que han apostado por ella”, y con la que han comenzado a elaborar una de las pequeñas joyas de la bodega, un blanco de albillo de nombre García Viadero del que ven la luz poco más de 40.000 botellas procedentes de sus 12 hectáreas.
La gama de tintos de la bodega comienza con su crianza, que permanece 18 meses en barricas de 2 maderas diferentes y 1 año en botella. “Da la talla frente a los reservas”, explica la gerente. No en vano, su añada de 2011 fue nombrado Mejor Crianza de España 2015 por el Salón de Gourmets.
Valduero cuenta además con 3 reservas que pasan por 3 maderas distintas. “Es el mundo que le corresponde a Ribera del Duero”, puntualiza García Viadero. Valduero Una Cepa, elaborado con uvas de viñas en las que cada cepa ofrece racimos para elaborar una única botella, de ahí su nombre.
Tras él se encuentra el reserva clásico, el que recuerda “a los viejos Riberas, un reserva de la cabeza a los pies. Para mi la crianza no es sólo madera o tostado, sino la evolución que el vino consigue tener en la madera y a través de ella. El vino respira. Por eso necesito buenas y diferentes maderas, que aporten matices”, precisa García Viadero.
Valduero 6 años tiene este nombre porque es el tiempo que el vino pasa entre barrica y botella, con poco más de 20.000 botellas.de producción.
Grandes reservas
Completan la gama Valduero Gran Reserva, con 7 años de crianza y botella; y Valduero 12 años, con una producción inferior a las 1.000 botellas y con la añada nada menos que de 1999 en el mercado en la actualidad. Se elige cada planta, cada racimo, que se corta a mano, se desgrana a mano y se embotella a mano. No interfieren máquinas en el proceso. Es un vino que sólo se elabora en las mejores añadas.
En este sentido, otra de las circunstancias que da fe de la coherencia de Valduero es el hecho de haber tomado la complicada decisión de no sacar vino al mercado en varias añadas. En 2013, 2008 y 2003 la bodega decidió no sacar a la venta ninguna botella al considerar que no reunía los parámetros de calidad de Valduero. “Muy pocas bodegas se pueden permitir prescindir de una añada de vino, pero hemos plantado suficiente viña como para poder hacerlo”, precisa la gerente de Valduero.
Además de sus tintos de Ribera del Duero, la bodega cuenta con Valduero Rosado con crianza y 2 vinos en la zona de Toro, un tinto que sale al mercado ahora destinado exclusivamente a la exportación, bajo la marca Azaya, con 2 referencias, crianza y premium.
La bodega exporta el 70% de su producción. Desde sus inicios se volcó en los mercados exteriores y ahora recorre el camino a la inversa, ya que quiere hacer hincapié en el mercado nacional.
Membresía la Tenada
A decenas de metros bajo tierra, Valduero cumple con un ritual que en el último lustro ha convertido en una suerte de club social en torno al vino, denominado Membresía la Tenada. Personajes de la talla de Mario Vargas Llosa, Plácido Domingo, Antonio Mingote, Nuria Espert, Vicente del Bosque, Matías Prats y, recientemente, Martín Berasategui, por citar sólo a algunos, recorren las galerías subterráneas de Valduero para llegar a un lugar mágico, una cueva abovedada soterrada bajo la montaña donde se celebra la ceremonia de bienvenida al club y donde se firma la la barrica símbolo del acceso y pertenencia al mismo.
El acceso a la Membresía va ligado a la posesión de 300 botellas del vino que el miembro elija, todas ellas identificadas con un distintivo con su nombre y un número de socio. Es una de las diversas ventajas que ofrece la pertenencia a tan selecto grupo. “Estamos volcados en poner en contacto a la bodega con el mercado de particulares y empresas. Nuestras instalaciones están preparadas para acoger reuniones y eventos de empresas, cerradas en exclusiva para ellos y con un trato exclusivo”, asegura la gerente.
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