Recientemente he tenido la oportunidad de visitar EE UU con motivo del Congreso Internacional de Empresa Familiar organizado por el Family Firm Institute. Han pasado pocos días, pero creo que suficientes para realizar algunas reflexiones sobre las diferencias existentes en la economía norteamericana y la española.
1. El cliente, y luego el cliente. En USA, sin duda, practican la máxima de que “el cliente es lo primero”.
2. Impuestos. Cuando la empresa cobra al cliente el precio del producto o servicio, diferencia de modo explícito la parte adicional del impuesto, para que quede claro la parte que es para el negocio y lo que es para Hacienda.
3. Empleo. Hay mucha, mucha gente trabajando en todos los sitios. Llama la atención.
4. Horarios y comidas. Me pregunto qué es lo que hacemos mal en España para trabajar tanto y que nos luzca tan poco. ¿Competencia y formación quizás?
5. Cultura de la venta. Allí todo el mundo vende, una vez que te tienen enfrente van a por todas de modo pro activo. La cultura de “cómprame tú que soy el mejor” parece que no cuela.
6. Creación de valor. Tienen menos que nosotros pero le sacan más partido. Cualquier pequeño acontecimiento es convertido en un hito histórico con su consecuencia económica.
7. Especialización. Cuando parece que esta todo inventado, aún en EE UU logran sorprenderte.
Sin embargo hay algo en lo que nos parecemos bastante, la crisis institucional y la decepción del ciudadano con la clase política. A saber, el reciente capítulo perpetrado por republicanos y demócratas que llegó a paralizar medio país.
Dueños de cada minuto
La reflexión viene en consecuencia: si ambos países sufren una crisis institucional determinante, ¿por qué en uno funciona la economía y el empleo y en el otro caso no? Sinceramente, no tengo argumentos técnicos para explicarlo. Pero déjenme que comparta lo que mi atrevida intuición me dice: la diferencia puede estar en que los ciudadanos de allí parece que se sobreponen de otro modo a la incidencia de la variable política, tratando de centrarse en lo que ellos mismos como ciudadanos y trabajadores pueden hacer sin tener tanta dependencia de la influencia política. Tienen asumido que el día a día está en sus propias manos. Al fin y al cabo, nosotros somos los dueños de cada minuto que nos ofrece el día para intentar cambiar las situaciones sin echar culpas o esperar que nos resuelvan las situaciones los de arriba. Como dice mi querido amigo John, “hay que recibir el día a puerta gayola”. Qué razón tiene, esa actitud no nos la puede quitar nadie.
De todos modos, por mucha energía que tenga su economía, me quedo con España. Jamás vi en ningún otro país tanto pobre y mendigo por las calles. Algo les falla cuando no son capaces de poner su potencia económica al servicio de todos. Entonces, ¿quién tiene más crisis?
En España tenemos un sentido de lo colectivo mucho más fuerte y delegamos en la política la gestión de lo público. Por consiguiente somo exigentes con la mala gestión política de lo colectivo.
EEUU es un país con un fuerte sentido de la individualidad y por tanto dependen menos de la influencia política. La falta de solidaridad es expresión de esta individualidad, que se traduce en grandes diferencias sociales y marginalidad.
No puedo estar más de acuerdo. Ellos tienen claro que son capaces de defender su país al margen de los políticos. Aquí, en España, acostumbrados a las subvenciones desde que comenzó la democracia, aún no nos hemos dado cuenta de que nadie nos va a solucionar los problemas y que hemos de espabilar.
Gracias por el comentario
Amigo Eduardo,
Enhorabuena por aprovechar la oportunidad de hacer patria en los EE.UU. contando la iniciativa de Alentia!!
Es muy interesante tu reflexión. Yo pienso que esto de la “cultura” de un país frente a los negocios es, como tantas otras cosas, producto de las historias que los ciudadanos se cuentan como país. En los Estados Unidos se siguen contando historias a sí mismos de pioneros, descubridores, de gente hecha a sí misma y que se ha buscado la vida. Dá igual si su origen es irlandés, italiano o pakistaní. Un país de oportunidades, se dicen y nos dicen. Yo creo que a nosotros nos falta discurso y estamos condenados a repetir la historia hasta que no nos la contemos de forma distinta. Fuimos un país que se convirtió en rico sin merecerlo (explotación de las riquezas de las colonias americanas). Que despilfarró sin cabeza (e hizo rica a media Europa). Y nos convertimos en los “hijos de algo” (o hidagos) que no sabemos muy bien qué era pero que pensamos que era mejor. Insisto en que hay historias nuestras que sería muy interesante que la gente conozca y que dan cuenta de una realidad distinta. Hay que encontrarlas y contarlas. Tú has contribuido a contar una historia distinta de nuestro país. Gracias y sigue así!!
Amigo Prudencio: la verdad es que es una pena que no saquemos más valor a las Américas, que de algún modo conquistamos los españoles. Allí saben vender mejor que aquí, por lo que existen más oportunidades de negocio. Gracias por tu aportación
Eduardo, me parece muy importante la reflexión que haces sobre la forma de actuar de los ciudadanos de norte América, ante las actuaciones de los políticos, por contra nosotros nos empeñamos en querer gestionar cosas sobre las que no podemos actuar y gastamos ingentes recursos en ello sin aportarnos nada positivo, me parece que el ciudadano de USA si algo tiene es ser eminentemente práctico, y no se desgasta con discusiones estériles que no llevan a ninguna parte.
Querido amigo, gracias por tu aportación. Si algo podemos copiar de ellos es la actuación práctica en todo lo que emprenden. Aquí perdemos mucho el tiempo esperando que otros nos resuelvan las cosas y, mientras, a quejarnos. Quizás, algo bueno de la crisis es que nos está haciendo cambiar en este sentido aunque poco a poco.