Ante la petición de varios asistentes al acto de la entrega de los VII Premios Castilla y León Económica, a continuación reproduzco una parte de mi discurso en el evento.
“Desde que estalló la crisis, he escuchado tantos cuentos por parte de gurús, economistas, periodistas, tertulianos, autoridades financieras y, cómo no, responsables políticos, que esta tarde voy a ser yo quien les narre un cuento, que no es mío, sino de Gabriel García Márquez, quien tan sólo esbozó esta historia en un discurso suyo porque nunca llegó a escribir el relato.
Contaba García Márquez que en un pequeño pueblo, una señora vieja les dice a sus 2 hijos en el desayuno: “No sé, pero me he despertado con el pensamiento de que algo muy grave va a suceder en este pueblo”.
Premonición
Ellos se ríen de su madre y piensan que son cosas de una vieja chocha. Sin embargo, a lo largo de la mañana van diciendo a sus amigos la premonición de su madre, que es escuchada entre sonrisas y carcajadas. Y sus amigos cuentan a otros amigos y familiares el absurdo presagio, hasta que, pasadas unas horas, cala en la conciencia de todos los habitantes, quienes hacen acopio de víveres temerosos de la ficticia amenaza. Y a partir de las 2 de la tarde empiezan a ver como algo extraño cosas tan naturales como que haga calor a esa hora o que un pajarito se pose en la plaza.
Un padre de familia, ya alarmado, coge a sus hijos y los muebles de la casa, los sube a la carreta y lentamente emprende la huida. Sus vecinos le ven marcharse por la calle principal y al poco tiempo todos siguen su ejemplo y empiezan a abandonar el pueblo. Los últimos en irse, para que la desgracia no caiga sobre lo que más quieren, que son sus hogares, deciden quemar las humildes casas. En pocos minutos, las llamas reducen a montones de cenizas lo que antes era un pequeño y tranquilo pueblo. Durante el éxodo de sus habitantes, se oye exclamar a una vieja: “ya lo dije yo esta mañana, que algo muy grave iba a pasar y me dijeron que estaba loca”.
Sólo lo podéis hacer vosotros
A mí, el cuento de Gabo me recuerda a lo que ha pasado en España desde 2007. Casi todos nos hemos obsesionado con la crisis, y al final hemos caído en el desánimo y en la histeria colectiva…
… Antes de terminar mi intervención, me van permitir una petición: empresarios y directivos que estáis en esta sala, ignorar a los viejos de espíritu que todas las mañanas nos dicen que algo muy grave va a suceder en este pueblo; ignorar las previsiones macroeconómicas, que son más propias del esoterismo; y seguir centrados en vuestros negocios porque es la única forma de que pueda crecer la economía de Castilla y León. Y eso sólo lo podéis hacer vosotros”.
Alberto, observo dos graves problemas en las empresas, uno de ellos es el que tu expones con el relato de García Márquez, y el otro tal vez más grave si cabe, es la cerrazón en “seguir haciendo lo mismo” que observamos en muchas compañías, sin olvidar que los recursos financieros, tanto propios como externos, son casi inexistentes, ello no justifica esa postura ya que la empresa tiene muchos más recursos a utilizar, como los recursos humanos, imagen y conocimiento de marca, etc…, cuando no otros recursos inagotables como son la ilusión y la imaginación, tal vez con eso no consigan resultados, pero que no sea por que no intenten.
Hola Juan Manuel:
Comparto contigo el análisis. De hecho, desde que estalló la crisis los expertos aconsejan a las empresas salir de la ‘zona de confort’.
Un abrazo y gracias por participar en este blog.
Totalmente de acuerdo, porque la maldita crisis, también es de confianza, con el miedo que nos paraliza y no nos permite avanzar.
Estamos ante un cambio de época, así que no podemos seguir empeñados en hacer las cosas de la misma forma que hace 8 años.
Hola Estíbaliz:
Tienes toda la razón, porque una empresa que siga haciendo las cosas como hace ocho años está abocada al fracaso.
Un abrazo y gracias por participar en este blog.
Qué buena reflexión y qué bien traído el microrrelato del genial Gabo. Totalmente de acuerdo:tan malo es dejarse seducir por cantos de sirenas, y dejarse llevar por optimismo sin fundamento, que abrumarse y paralizarse por el miedo de lo que podría pasar.Un abrazo. Isabel Clavero
Hola Isabel:
Muchas gracias por tu comentario, sobre todo sabiendo que está escrito desde Washington. Un abrazo de parte de todo el equipo de blogueros.