Marcos Terradillos, director del Máster en Divulgación Científica y el Grado en Historia, Geografía e Historia del Arte de la Universidad Isabel I, es uno de los coordinadores de las excavaciones de Atapuerca y el único burgalés que forma parte del equipo que publica el artículo en la revista Nature.
Esta publicación ha recogido un estudio sobre el hallazgo de una nueva especie en la Sima del Elefante, en la Sierra de Atapuerca (Burgos). Se trata del fósil ATE7-1, el rostro humano más antiguo de Europa occidental, con una antigüedad de entre 1,4 y 1,1 millones de años.
Este descubrimiento aporta datos clave sobre los primeros habitantes del continente y refuerza la idea de que la llegada del ser humano a Europa no fue un proceso lineal. El artículo está coordinado por Rosa Huguet y Xosé Pedro Rodríguez del IPHES, pero en él participa también el burgalés Terradillos.
Un rostro que reescribe la historia
El fósil ATE7-1 corresponde a la parte media de la cara de un homínido adulto con rasgos primitivos dentro del género Homo. Su morfología sugiere que perteneció a una población diferente a la de Homo antecessor, la especie hallada en el yacimiento vecino de Gran Dolina y datada en 850.000 años.
Según Terradillos, “este hallazgo cambia nuestra percepción sobre los primeros pobladores de Europa. Hasta ahora, Homo antecessor era la especie que mejor conocíamos del Pleistoceno inferior final (junto con la mandíbula de la Sima del Elefante TE9 que tiene 1,2 millones de años). Comparado con otros homínidos tempranos, ATE7-1 muestra caracteres más modernos que Homo georgicus (Dmanisi, en Georgia) y más primitivos que Homo antecessor”.
Los investigadores han clasificado el fósil que corresponde a la parte media de la cara de un homínido adulto dentro de Homo aff. erectus, lo que sugiere que antes de la llegada de Homo antecessor (hallado en el nivel TD6) existió otra población en Europa con un linaje diferente.
Un yacimiento clave para la evolución humana
La Sima del Elefante es un yacimiento crucial en la Sierra de Atapuerca. Con una secuencia estratigráfica de 25 metros, este lugar contiene el registro más extenso del Pleistoceno Temprano en Europa. ATE7-1 fue encontrado en el nivel TE7, dos metros por debajo de TE9, donde anteriormente se habían encontrado restos humanos datados en 1,2 millones de años (Homo sp.). Este hallazgo, si tenemos en cuenta los restos encontrados en niveles inferiores como la Sima del Elefante o Gran Dolina, sugieren que al final del Pleistoceno Temprano se puede producir un reemplazo poblacional en Europa.
“El nivel TE7 es especialmente relevante porque nos permite retroceder aún más en el tiempo y conocer cómo eran los primeros homínidos que llegaron a esta zona y cómo era su tecnología”, explica Terradillos. Gracias a técnicas de datación como el paleomagnetismo, núclidos cosmogénicos o la bioestratigrafía, los científicos han determinado que la antigüedad del fósil oscila entre 1,4 y 1,1 millones de años.
El trabajo de Terradillos se centró en analizar los cuchillos de piedra encontrados en torno a este resto humano para definir qué tecnología utilizó esta población. Para ello, “hemos realizado, a través de la arqueología experimental, cientos de experimentos de talla que nos han permitido comprobar que ciertos fragmentos afilados de caliza (mismo material de las paredes de la cueva) han sido producidos por el ser humano para actividades de corte”.
Castilla y León Económica