Entre tanto lechazo y morcilla, manjares típicos de esta zona, sorprende gratamente encontrarse en pleno corazón de la Ribera de Duero un restaurante como Cepa 21 ubicado en la bodega homónima, donde sus cocineros Alberto Soto y Jorge Vasquez practican una técnica magistral con toques de sofisticación que atraen y divierten al comensal mediante juegos de formas y texturas, artificios risueños y adivinanzas visuales, que sin embargo descubren el sabor esencial de un producto de primera calidad.
El restaurante ofrece 2 menús, uno más tradicional y más corto por valor de 40 euros vino aparte y otro más creativo y largo por 50 euros. En el segundo se puede disfrutar de una mayor imaginación y mezcolanza bien cohesionada, sin embargo ambos ofrecen una buena muestra de armonía cautivadora.
Algunos aperitivos son comunes, como la racial patata brava con polvo de torrezno, el atrevido mejillón tigre donde se come hasta la concha y el virguero pesto en texturas en forma de nido de pájaro elaborado con algodón de azúcar que debe envolverse sobre sí antes de introducirlo en la boca y gozar con sus contrapuntos gustativos.
A destacar también sus huevos fritos con crema de boletus, trompetas de los muertos y patata trufada y el refinado bacalao desalado con pisto y tomatada. El servicio es muy amable y profesional y el comedor ideal por su comodidad, amplitud y vistas a las vides de la Ribera de Duero.