Uno de los problemas que tenemos en España es que se confunde gasto con inversión. Pero también hemos de sumar otro problema: muchas veces se quiere hacer inversión sin coste. O, peor aún, inversión sin tener dinero para gastar (o dinero, pero ninguna gana de gastarlo), lo cual luego redunda en esos problemas de pagos tan habituales hoy en día.
O, incluso, peor aún, en situaciones en las que a alguien le toca arreglar el desaguisado que ha dejado otro “porque es que te tenía que haber contratado entonces, pero…”.
Amigo, amiga, conocido, conocida, siento decírtelo así de crudamente pero hay un mantra que te han repetido y que es un engaño, una falacia, un oxímoron inclusive: Internet no es gratis. Y no, ni tan siquiera es barata.
Lo sé, la realidad puede ser testaruda y lo habrás leído en mil y un blogs de los que circulan por Internet y que lees gratis porque no tienes que pagar para acceder a sus contenidos. Incluso en alguna de las maravillosas sesiones repletas de galletitas de la suerte en forma de “esto antes de Internet era de otra manera”, “las reglas han cambiado” o incluso la consabida “si no estás en Twitter no eres nadie por mucho que tengas una web molona”.
Pero esos sitios que lees gratis a cambio tienen una serie de costes asociados. A veces un alojamiento, un dominio para que puedas acordarte de su nombre más fácilmente, un tiempo que en muchos casos te regalan, incluso hay sitios que pagan por el tráfico y todo. ¿Y cómo financian eso? No sé. ¿No es todo gratis?
¿A dónde quiero ir a parar?
Si no puedes pagar una inversión en algo relacionado con la tecnología (publicidad SEM, nueva web o tienda on line, nuevos equipos informáticos, la actualización de ese programa de contabilidad que llevas usando desde 1998 y que has amortizado en 2006 y cosas así), ni te plantees hacerla, pero no por ti, sino por nosotros, los que trabajamos en esto.
Si no tienes recursos (y aquí has de entender recursos como ganas) para que tu empresa sea más competitiva, se adapte a las nuevas circunstancias de tu mercado y, por ende, no tenga que cerrar, no nos molestes a los demás con tus cuitas, tus “he leído por ahí que” (ejemplo claro de cuñadismo, por otra parte) y tus “esta factura te la pago cuando pueda que ahora es que me viene mal”.
Planifica correctamente tus recursos y así nos evitamos esas sorpresas de “uy qué caro es esto, no pensaba yo que…”.
En Internet el tiempo es oro. Como el conocimiento.
Que razón. Y lo peor no son esas citas. Son los aprovechados que te venden la moto para que les hagas x trabajos con “esto es un win to win, vas a aprender mucho”, “estamos pasando por una mala etapa pero te compensaremos”… No, si no puedes no puedes, que luego vienen los impagos y los “lo siento mucho pero no puedo pagarte”. Si tienes la mínima duda de que no puedes pagarme no me contrates. Y si consideras que debería ser un servicio gratuito ponte a hacerlo tu, ¿si es gratis se hará en un abrir y cerrar de ojos y no costará mucho, no?
La gente tiene responsabilidades, gastos y que comer durante toda su vida. Internet ni es gratis ni barata, quizá para el usuario, pero para sus trabajadores y clientes es cara: mucho esfuerzo, mucho tiempo y la presión y tensión de hacer el trabajo que te han pagado bien!
En muchos casos… Internet es sinónimo de injusticia por cosas de estas. Por faltas de respeto y consideración de las mismas personas que contratan fuera de Internet!
Un abrazo Sr. Mediotic! 😉
@emmamarzal