Disculpen la impertinencia del título de este post. Sólo pretendía llamar su atención en el problema de mayor importancia que tenemos encima: el desempleo. Yo no sé dónde está la varita mágica para crear empleo, vaya por delante. Pero no hace mucho tuve la ocasión de escuchar una idea de un nórdico, que en un congreso explicó cómo lo habían conseguido en su país. Quien tenga la responsabilidad, podría copiar la idea o, al menos, valorarla. De nombre Jari, este finés explicaba cómo en su país hace una década apostaron por la estrategia de potenciar 200 empresas consolidadas, con buena trayectoria en la gestión y con expectativas de llegar a ser líderes europeos en sus respectivos sectores. Y funcionó; de hecho se crearon muchos empleos y, contaba, más de una decena llegó a ser referente a nivel internacional. Es para pensárselo, ¿no creen?
Sin entrar en detalles, no es cuestión de subvenciones, sino de apoyo institucional en el ámbito de tutoría. Sin dejar de apoyar a las famosas start-ups, lo que parece que tiene sentido es que el empleo a corto plazo, de calidad y en cantidad, quienes lo pueden generar son las empresas que llevan funcionando muchos años, que se están consolidando y que han demostrado una buena capacidad de gestión, por tanto: potencial de crecimiento. Y sin embargo, por estos lares las estamos descuidando, incluso despreciando. En Castilla y León, y en España, existen unos cuantos de cientos de empresas -la mayoría familiares- con unas posibilidades latentes y reales de crecer. Ya que se acabó el café para todos, habría que realizar un análisis de aquellos sectores y empresas que podrían ser los tractores de la economía y del empleo (una especie de plan estratégico que no tenemos). Y partir de ahí preguntar a sus dirigentes qué necesitan y cómo. No tengo dudas de que sería una inversión de poco riesgo, de poco dinero y muy rentable. Al menos nos pondríamos manos en la masa en lugar de mirar las estadísticas de perfil, confiando en que la situación escampe antes de las próximas elecciones.
Es muy importante apoyar a los emprendedores, desde luego. Pero mientras el árbol crece, deberíamos defender que los árboles altos que ya tenemos no acaben por secarse. Imagínense cuántos arbolitos pequeños hemos de plantar para compensar un incendio de un hermoso bosque que tantos años ha costado mantener.
Si alguien tiene interés, le puedo presentar a mi amigo Jari.
Como siempre Eduardo, estupenda reflexión. Puesto que efectivamente no habrá más “café para todos”, será muy importante saber en quién ponemos los escasos recursos que nos van quedando. No olvidemos que un gran bosque sano y fuerte se mantiene sólo, y a su sombra nacen y viven muchas pequeñas y nuevas especies.
ISABEL CLAVERO
Solo me cabe celebrar este excelente artículo y manifestar mi completa adhesión al mismo. A veces parece que solo se hace algo si se gasta dinero o se subvenciona, pero no es cierto.