El Grupo Renault presentó, en la Asamblea General Anual celebrada recientemente, la puesta en marcha de su política de RSC y el papel que desempeñará dentro de la estrategia Renaulution. Esta ambiciosa estrategia, basada en el despliegue de nuevos mecanismos, ayudará a la multinacional a poner en práctica su plan de transformación y aalcanzar sus objetivos.
La política se basa en 3 pilares principales que se encuentran integrados plenamente en la actividad de la compañía, como son la transición ecológica, la seguridad de los clientes en la carretera y de los empleados en el trabajo, y la inclusión a través de la empleabilidad y la paridad en los equipos.
“Creemos que nuestra responsabilidad con respecto al medio ambiente y la sociedad es uno de los capítulos de Renaulution. Nuestro compromiso con la huella de carbono, con la seguridad tanto de las personas que utilizan nuestros vehículos como de los empleados en su lugar de trabajo, y con la inclusión, se ajusta a nuestros desafíos estratégicos y refuerza la creación de valor. Desarrollado junto a los equipos de la empresa y de acuerdo a nuestros valores de innovación y solidaridad, este plan de acción está respaldado por un equipo del comité directivo y se integrará por completo en nuestras actividades. Dichos compromisos reflejan nuestra Razón de Ser a la vez que contribuyen a la transformación del grupo”, asegura Luca de Meo, director general del grupo.
Además de los compromisos adquiridos con respecto a la electrificación de vehículos, que consisten en que el vehículo eléctrico represente el 65% de las ventas de aquí a 2025 y el 90% de aquí a 2030 para la marca Renault en Europa, el grupo tiene por objeto lograr la neutralidad de carbono en Europa en 2040 y en todo el mundo en 2050.
Descarbonización
El grupo refuerza su trayectoria de descarbonización con objetivos cuantificables para 2025 y 2030. Las nuevas iniciativas para la transición ecológica incluyen varios aspectos. Así, el grupo se compromete a reducir su huella de carbono en la actividad de compras centrándose en 6 componentes (acero, aluminio, polímeros, electrónica, neumáticos y vidrio) que en la actualidad representan el 90% de las emisiones en esta actividad. Por su parte, el R5 se desarrollará a partir de 2025 con baterías más sostenibles que ayudarán a reducir la huella de carbono en al menos un 20% (con respecto a ZOE en 2020). Más allá de este objetivo, el Grupo trabaja para garantizar un suministro responsable y sostenible de minerales. A esto se suma la colaboración con Veolia y Solvay para reciclar los metales de las baterías en un circuito cerrado.
En cuanto a la fabricación, el grupo quiere reducir en un 50% en 2030 ( con respecto a 2019) las emisiones que producen sus plantas en todo el mundo. Para ello, la empresa invertirá 20 millones de euros en sus plantas industriales, que permitirán ahorrar hasta 90 millones de euros en ahorros en facturas energéticas y sanciones por exceso de emisiones evitadas. Por otra parte, el desguace de vehículos y el reciclaje de piezas (baterías incluidas) en la Re-Factory de Flins y las filiales de Renault Environment generarán más de 1.000 millones de euros de cifra de negocios en 2030.
Reducir el número de accidentes
Con el objetivo de contribuir a reducir el número de accidentes viales, el grupo ofrece una respuesta clara a partir de 2 aspectos clave: prevenir siniestros y asistir a los servicios de emergencia. El programa de seguridad preventiva abarca 3 áreas: detectar con Safety Score, que analizará los datos sobre la conducción mediante sensores situados en el vehículo para promover una conducción segura; guiar, con Safety Coach, que procesará la información sobre la carretera y el tráfico para informar a los conductores en tiempo real sobre posibles riesgos en su camino, y avisará sobre zonas con alta incidencia de accidentes; y actuar ante un peligro claro, un mecanismo de seguridad se activará de forma automática. Gracias a Safe Guardian, el vehículo reducirá la velocidad y volverá al modo de conducción segura.
A partir de 2022, Megane-E estará equipado con un regulador de velocidad automático, configurado de manera predeterminada. El límite máximo de velocidad variará según el vehículo, pero nunca superará los 180 kilómetros por hora.
Por último, para reducir el tiempo de respuesta en emergencias y permitir que los servicios accedan fácilmente al vehículo en caso de accidente, el grupo desarrolla 2 grandes innovaciones que se desplegarán en todos los futuros lanzamientos en Europa.
Castilla y León Económica