Hace pocos días estuvo la Sra. Merkel por estos barrios. Uno de los mensajes que nos dejó es que hemos de vincular los salarios a la productividad y no al IPC. Dicho de otro modo, la jefa alemana vino a hablarnos de competitividad, sugiriendo alguna de las recetas que los bávaros comenzaron a aplicar hace tres años, cuando tomaron la crisis por los cuernos.
Y es que si hablamos de crisis, no vale sólo con quejarnos de lo mal que lo hacen los políticos, el abuso financiero de la última década, el despilfarro del gasto público, etc. Bajo mi punto de vista todos los españoles sufrimos una mini-crisis que contribuye a que nos esté resultando más complicado salir de la gran crisis. Me explico y sugiero. Cada uno de los trabajadores españoles podemos cambiar nuestra manera de trabajar haciéndolo mejor. Cada uno de nosotros podemos -y debemos- realizar un autodiagnóstico de nuestro puesto de trabajo y de cómo podemos mejorar nuestra contribución a una mayor productividad en nuestra empresa o centro de trabajo. ¿Lo estamos haciendo? Se atisba cierto cambio, pero aún estamos lejos; por eso nos va a costar salir de esta crisis. Porque millones de españolitos aún no se han dado cuenta de que hay que trabajar bajo criterios de productividad si quieren mantener su puesto de trabajo. Y es que esa cultura de la mamandurria sobre la que escribía Alberto Cagigas hace unos días no es patrimonio en exclusiva de los políticos o poderosos del país; sino que en España, cada uno en su terreno hace lo que puede …
Cambiar los hábitos
¿Cuál es la solución? Las culturas o hábitos suelen modificarse con el tiempo. Pero sucede que en España cada vez nos queda menos. Por tanto, alguien -imagino que los gobiernos- debe empujar a cambiar estos hábitos a marchas forzadas. Y mientras tanto, una generación entera de jóvenes se desangra sin que ningún médico le aplique un torniquete que le permita seguir luchando. Me quedo con lo la respuesta que un amigo mío le dio a un empresario cuando le preguntó en una entrevista de trabajo cuánto quería ganar. “No más de lo que sea capaz de generar a la empresa”. Pues eso, que o nos acostumbramos cuanto antes a ser productivos o esto se acaba. Es la ventaja que tienen los jóvenes que quieren abrirse camino, precisamente que no están contaminados por esos malos hábitos laborales adquiridos que nos han permitido sobrevivir sin mucha exigencia hasta nuestros días. Esos jóvenes que tienen ganas de abrirse camino a base de esfuerzo y honestidad serán los que desplacen a los de la cultura de la mamandurria. Estos jóvenes sí que tienen futuro.
Por cierto, mi amigo consiguió el puesto.
las crisis son épocas de oportunidades…..la selección natural de Darwin aplicada a los humanos.
Querido Eduardo,
No hacía falta que viniera la Canciller Merkel a decirnos lo que tenemos que hacer, pero sí resultó efectiva la visita y nos sirvió para mirar hacia dentro y ver que si unos, los alemanes, han podido superar esta dura crisis, nosotros, los españoles, podemos hacerlo también si trabajamos y pensamos menos en las jubilaciones y en otros sueños utópicos e irrealizables. La crisis se supera generando riqueza y para eso es necesario que cada puesto de trabajo genere valor. Así de fácil, pero así de difícil. Luego hay que exigirle a los políticos moderación en el gasto y en el empleo del dinero de todos. Eso es más complicado, pero no imposible. Si querer es poder, habrá que querer para poder salir de esta. Un abrazo y sigue con el blog que es muy útil.
Muy oportuno, Eduardo. Es clave que cada uno de nosotros se aplique en sacar lo mejor de sí mismo para, entre todos, conseguir salir de esta… Si nos vamos dando cuenta de estos detalles los “brotes verdes” no tardarán en florecer!!!
Interesante reflexión Sr. Estevez.
Es el momento de que todos nos pongamos a remar en la misma dirección y dejar ya de buscar excusas.
Si y si. Por aquí van los tiros. Ciertamente esta debe ser la manera de pensar de todos, y no la del desafortunado presidente de CEIM diciendo que “la productividad es cosa de alemanes”. Enhorabuena por la contribución.
Sinceramente creo que, aunque la responsabilidad de la crisis, no sea de todos lo que está claro es que cada uno de nosotros puede dar algo más. Gracias por la reflexión
Para poder hacer que la gente actúe de forma honesta y con criterios éticos y profesionales es preciso hablar de muchas cosas: Transparencia de la gestión empresarial contra la opacidad, organización interna basada en la profesionalidad contra el “enchufismo”, comportamiento ético en las empresas contra la corrupción generalizada, planes de mejora profesional contra el estancamiento, legislación laboral equilibrada para todos los sectores (público y privado), … Mientras esto no se haga, no se pueden ligar salarios a productividad porque lo único que se hará es dar una nueva vuelta de tuerca a la economía familiar con el fin de beneficiar sólo a la parte empresarial.
Efectivamente estoy de acuerdo. Lo primero es abrir el debate sobre si estamos de acuerdo en vincular los salarios a la productividad. Luego, es cierto que hay que cambiar todas esas cosas de las que hablas para poder hacerlo de manera justa. Un saludo
No lo acabo de entender, me cuentas que nuestro trabajo, el de la mayoría de los Españoles no es productivo¡¡¡¡¡ o que los responsables y directivos ahora no saben dirigir las empresas¡¡¡¡¡ o que se les paga más a los trabajadores, de lo que genera su trabajo¡¡¡¡¡¡¡¡
No si ahora que crisis somos todos de aquella manera, antes cuando iba todo bien y España crecía eramos todos buenisimos.
Estimado amigo; no lo digo yo, los índices oficiales colocan a España de los últimos países de la UE en productividad. Es decir, que no somos competitivos. De hecho, ahora con la crisis, se está demostrando que este índice está mejorando; hay menos absentismo, lo que antes hacían tres peersonas ahora lo hacen dos, etc. En resúmen, que trabajador y empresa deben ir en al mismo barco. De hecho creo que lo que propongo es beneficioso para el buen trabjador ya que premia a los buenos por encima de los que “solo van al tabajo” sin más. Gracias por tu opinión
Muchas gracias por tu reflexion, que está en la cabeza de todos pero no todos somos conscientes de su importancia ni lo decimos en voz alta.
Hay uno de los comentarios que habla de la opacidad y el enchufismo que dilapida los esfuerzos productivos de los trabajadores cuando comienzan su andadura laboral. Esto en la función pública a la que ertenzco antes NO pasaba y ahora SI. Es una pena que echemos por tierra las capacidades de muchos funcionarios poniendolos a las órdenes de determinados asesores, colaboradores, consejeros…..cuyo único mérito es “ser amigo de..”
ISABEL
Estimada Isabel: con criterios de productividad, pienso que los buenos funcionarios estaría más valorados y más contentos puesto que aquellos que cumplen con su función (más allá de la cción de “fichar”) tendrían más recompensa y se diferenciarían los “buenos” de los “malos” trabajadores. El tema no es de personas sino del sistema. Tenemos un sistema público que trata igual a los que cumplen como a los que no lo hacen. Qué injusticia!!!
No quiero ser la optimista ilusa pero creo que por lo menos la reflexión del valor que tiene el trabajo, y en especial, el puesto de trabajo de cada quien, ya se está haciendo en líneas generales.
Ahora “solo” nos hace falta que el sistema educativo y político nos ayude a encarrilar a los que aún andan pensando que tienen derecho a todo y obligación de nada.
Nadie nos tiene que dar trabajo, sino que tenemos que empezar por nosotros mismos. Nosotros mismos tenemos que darnos trabajo.
Hubo una época en el que el hombre no sabía lo que iba a comer esa tarde, dependía de su habilidad en la caza o en la cosecha del año. Posteriormente la sociedad y la administración de “la tribu” evolucionó hasta transmitir la idea a sus administrados de que se tiene derecho a todo por el mero hecho de ser ciudadano (sanidad, educación, empleo, vivenda, etc.) mediante el cobro y gestión (desgraciadamente no siempre óptima) de los recursos que los propios administrados le confían a través de los impuestos.
Al final de la historia y apreciando los elementos positivos del estado de bienestar (justicia, progresividad, solidariedad) nos hemos convertido en una generecin de asalariados, subvencionados, dependientes donde el empresario es una rara avis que además es la diana perfecta para todos los males del mundo.
Mientras no se fomente la libre empresa y se ejemplarice al empresario, la cosa tiene y tendrá mala pinta …..