Supongo que en cualquier manifestación de arte hay genios atemporales, adelantados a su tiempo que hacen que sus obras trasciendan más allá de su momento, de su realidad, de su contexto.
Yo no he visto lo suficiente la obra de Frank Capra como para considerarlo un genio, pero repasando hace poco ¡Qué bello es vivir! me he dado cuenta de lo maravillosa, profunda y, me atrevo a decir, moderna que resulta una película con tantos años.
Me parece de visionado obligado para cualquier persona en cualquier etapa de su vida, pero más aún en estas épocas que vivimos -aunque los profetas anuncian su fin- de crisis, dificultades, EREs, recesiones, depresiones, y no sólo por la fuerza vital que transmite (el propio título ya lo indica), sino porque, especialmente, es una gran lección de psicología.
Es un retrato bárbaro de cómo las circunstancias pueden moldear a una persona hasta convertirla en un ser irreconocible y cómo, si esas circunstancias son agobiantes, oscuras, negativas pueden sacar lo peor de uno mismo, nuestro otro yo, ése ser oscuro que desconocemos y que habita en nuestro interior acechante a nuestra desdicha (y, por supuesto, hemos de pensar que esto es igual de válido para nosotros mismos que para los demás, y así entender ciertos extraños comportamientos de algunas personas en determinados momentos).
Callejones sin salida
Al mismo tiempo es un espectacular ejemplo de cómo salir de muchos de esos callejones, aparentemente sin salida: con el apoyo de la gente cercana; con una visión más objetiva de las situaciones que nos oprimen, de nuestro entorno; y, sobre todo, mirando para dentro, a nuestro espejo interior para, a partir de ahí, reconociéndonos, valorándonos y queriéndonos en nuestra justa medida, darnos cuenta de que las circunstancias acaban siendo eso que realmente son, circunstancias, situaciones momentáneas y pasajeras que acabarán diluyéndose cual azucarillo en aguardiente con el paso del tiempo.
Quien ya la haya visto le animo a que la repase. Quien no, ya está tardando en buscar y ver ¡Qué bello es vivir!.
Y una vez vista no la escondáis en un lugar dónde sea difícil encontrarla, pues en algunos momentos concretos os vendrá muy bien revisarla. Además, os saldrá más barato que ir al psicólogo o a un coach (aunque yo no debería decir esto en público).
Totalmente de acuerdo. La veo, al menos una vez o dos al año. La última estas navidades. Cada vez hay algo que me sorprende.
Un saludo cordial
A mí me pasa como a ti, Ángel Luis, que en cada visionado encuentro un nuevo matiz. Gracias por tu comentario. Un abrazo
Que gran acierto Félix, una de las grandes películas de la historia.
Particularmente me gusta la última trama de la película y que me gustaría aplicar en nuestras propias carnes y ver que hubiera sido de la vida sin nosotros en ella.
Gran duda existencial!
Un saludo y enhorabuena por tu trabajo!
David, nunca sabremos qué sería de la vida de los que nos rodean si nosotros no hubiéramos existido, pero lo que es seguro que sería muy distinta. Lo creamos o no, todos ejercemos una notable influencia sobre la vida de otros, más de lo que imaginamos. Muchas gracias por tus palabras David. Un abrazo