La protección de las empresas en materia de ciberseguridad se ha convertido en uno de los principales objetivos dentro de las estrategias empresariales. Y es que el riesgo de sufrir un ciberataque es cada vez mayor, siendo España el tercer país más atractivo para los ciberdelincuentes. Tal es el punto que, en el último año, se produjeron 40.000 ciberataques diarios, según señala Datos 101. Es por ello, por lo que las empresas han aumentado sus inversiones en esta materia.
La cadena de suministro es una de las vías por las que más ciberataques entran en las compañías, de hecho, este riesgo llega incluso a triplicarse. Es por ello por lo que el 90% reconoce estar muy preocupado por la protección de sus proveedores y de la cadena de suministro en general, incluso aunque no hayan sufrido ninguna intromisión, según datos del último estudio de PwC.
“Proteger la cadena de suministro es clave para no sufrir un ciberataque que ponga en jaque el buen funcionamiento e integridad empresarial. Para ello, identificar lo que se quiere proteger, los riesgos de los diferentes proveedores y con qué procesos y metodologías se pueden abordar dichos riesgos, es fundamental. Esta evaluación e identificación debe ser continua y constante para ayudar a que el proceso tenga buenos resultados”, explica Rosario Piazza, CEO de Fullstep, compañía especializada en la digitalización end-to-end del proceso de compras, aprovisionamiento y cadena de suministro.
Digitalización
Las cadenas de suministro mundiales han visto impulsada su digitalización y transformación, sobre todo en los 2 últimos años, lo que tiene como consecuencia directa su exposición a riesgos de distinto tipo y fuente. Y es ahí donde los hackers tratan de atacar el punto más vulnerable de la cadena.
Las pymes son las grandes perjudicadas en materia de seguridad. De hecho, el 37% de las pequeñas y medianas empresas sufrió este tipo de ciberataque en el último año según datos de PwC. “Los ciberdelincuentes para atacar a las grandes empresas, lo hacen a través de sus partners de confianza, normalmente pymes. Muchas de estas empresas no se encuentran correctamente protegidas ni le dan la importancia necesaria, ya que ven las posibles amenazas de ciberespionaje y ciberterrorismo como algo que sólo afecta a los países y las grandes multinacionales. Y esto es un grave error. Esta falsa sensación de seguridad puede provocar que tengan una actitud demasiado relajada hacia la protección de sus sistemas y datos, lo que las convierte en un player clave para los ciberdelincuentes”, asegura Piazza.
La interrupción del servicio al cliente, el debilitamiento del buen funcionamiento y la confianza, la pérdida de ventaja competitiva, el robo de datos o el paro de abastecimiento son algunas de las grandes consecuencias del ataque a estos players.
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