Los próximos empresarios se llamarán Nelson o Mohamed

Por: Alberto Cagigas, director de Castilla y León Económica
Trabajador.
La incorporación del colectivo inmigrante al sistema productivo acarrea retos como su integración social.

En la pantalla de un enorme ordenador ubicado en la sala de control de una gran empresa agroalimentaria de Castilla y León puntera en Industria 4.0, aparecen los nombres y apellidos de los trabajadores, su ubicación y su tarea en ese instante. Echo un vistazo y me sorprende el elevado número de apellidos de origen magrebí y de nombres poco frecuentes en estos lares, como Nelson, Liam, Ethan, Noah, Allison, Antonella, Hannah o Brianna, que revelan sus raíces hispanoamericanas. Le pregunto al empresario y orgulloso cicerone sobre el significativo porcentaje de trabajadores extranjeros en su factoría y me responde que sin ellos la compañía sería incapaz de mantener su crecimiento por la falta de operarios españoles.

Esa misma semana, en la gala de los XVIII Premios Castilla y León Económica, Eduardo Ordóñez, presidente de GRI, destaca en su discurso que en España residen 8,2 millones de personas nacidas fuera de nuestro país, lo que supera el 17% de la población, y que el 42% de los niños que nacen en nuestra nación son de padres con al menos 1 de los 2, o ambos, extranjeros. “En el País Vasco, esta cifra sube al 52% y en Cataluña al 58%; por tanto, algunas previsiones estiman que, en 1 o 2 décadas, el 90% de las personas nacidas en Cataluña serán de origen extranjero”, apostilla.

Castilla y León, aunque presenta unas cifras más modestas, sigue esta tendencia ya que el número de residentes extranjeros sobrepasa las 194.000 personas, con lo que superan ya la población de 5 de nuestras provincias: Ávila, Palencia, Segovia, Soria y Zamora. Nuestra comunidad autónoma sólo corta la hemorragia de la endémica despoblación por la llegada de extranjeros, no por los nacimientos. Les recuerdo que Castilla y León registró 12.496 nacimientos en 2023, con una caída del 4,86% respecto al año anterior (639 niños menos en cifras absolutas).

Este descenso es casi el doble del registrado en España y el cuarto mayor de las comunidades autónomas. Y no se trata de algo puntual, sino de un fenómeno que se mantiene en el tiempo pues los migrantes ya representan más del 8% de la población total, cuando en 2017 ese porcentaje era del 5%.

Casi 10.000 vacantes de empleo

En una economía como la de Castilla y León donde existen casi 10.000 vacantes de empleo que las empresas no pueden cubrir, una tasa de absentismo laboral por encima de la media nacional al rozar el 7,5% y alrededor de 36.100 jóvenes que ni estudian ni trabajan (los denominados ninis), los extranjeros constituyen una alternativa para mantener el crecimiento de las empresas. De hecho, UPTA calcula que Castilla y León necesitará contar en los próximos 5 años con otros 4.100 trabajadores autónomos extranjeros para atender las futuras necesidades del mercado laboral.

Aunque la incorporación de este colectivo a nuestro sistema productivo acarrea retos como su integración social, el summun sería, además, inculcarles una actitud emprendedora, frente a la cultura de las subvenciones y las ayudas. Recuerden que Elon Musk es un emigrante sudafricano que salió de su país con sólo 4.000 dólares en el bolsillo y hoy en día no sólo es el hombre más rico del mundo al revolucionar los sistemas de pago (PayPal), la industria automovilística (Tesla), la aeroespacial (SpaceX), la inteligencia artificial (antes con OpenAI y ahora con X.AI), los servicios de internet con satélites de comunicación (Starlink), la implantación de chips en el cerebro para fusionar la mente de los humanos con los ordenadores (Neuralink), el desarrollo de robots humanoides (Tesla Bot) o las redes sociales tras la compra de Twitter (ahora denominada X); sino que además se ha convertido en uno de los hombres más poderosos de EE UU al ser nombrado por Trump responsable del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE, por sus siglas en inglés), con el objetivo de desmantelar la burocracia, reducir las regulaciones excesivas, recortar los gastos innecesarios y reestructurar las agencias federales. Ojalá que dentro de unos años, el empresario más rico y poderoso de Castilla y León se llame Nelson, Mohamed o Nora, porque eso significará que hemos integrado todo el potencial que posee el talento de los migrantes. Y de paso, tampoco estaría mal que le diéramos competencias para aligerar nuestras mastodónticas administraciones públicas. Trabajo, desde luego, no le iba a faltar.

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