La antigua sede de los canónigos de Cracovia (Polonia), el único edificio gótico de la calle enclavado entre palacios renacentistas, acoge el Hotel Copernicus, que rezuma historia por sus paredes en forma de frescos de la Edad Media y del Renacimiento. Construido en el siglo XIV y renovado en 1998, debe su nombre a su morador más ilustre, Nicolás Copérnico, cuya imagen preside la recepción del establecimiento y su logotipo hace referencia a la teoría heliocéntrica que desterró la idea de que la tierra era el ombligo del universo, dando lugar a una nueva era.
Sus apenas 30 habitaciones, de las que 8 son suites, se distribuyen alrededor de un patio interior logrado tras la unión mediante una cúpula acristalada de 2 espacios adyacentes, bajo la cual se sirve el desayuno bufé, bastante mediocre para un establecimiento de estas características. Con categoría de 5 estrellas y perteneciente a la cadena Relais & Châteaux, las habitaciones decoradas en tono siena sobre suelos de madera poseen un mobiliario de gran calidad, en tonos obscuros y ofrecen wifi gratuita. Los baños de mármol rojo, con amenities de L’Occitane, resultan pequeños.
El hotel cuenta con una piscina climatizada y una sauna en los sótanos bajo una bóveda de medio punto, además de un pequeño gimnasio. Una de las principales ventajas de este coqueto establecimiento es su ubicación privilegiada dentro del casco histórico en una de las calles más antiguas y con mayor encanto de Cracovia que une el Castillo de Wawel y la Catedral con la Plaza Mayor, centro neurálgico de la segunda ciudad de Polonia, con casi un millón de habitantes y que se conserva intacta gracias a que no fue bombardeada durante la Segunda Guerra Mundial. El personal es agradable y atento, lo que refuerza el ambiente confortable y de tranquilidad que caracteriza al Hotel Copernicus.