El movimiento cooperativo tiene una importante extensión territorial y sectorial en Castilla y León, que la convierte en una de las regiones más significativas de España en este ámbito. No en vano, en ella se ubican 1.120 cooperativas, de las que 563 son agroalimentarias y las otras 557 son de explotación comunitaria de la tierra.
Estos datos posicionan a la comunidad autónoma en el tercer puesto a nivel nacional en estos indicadores. Precisamente, el volumen de facturación del sector cooperativo agroalimentario de nuestro territorio supera los 2.900 millones de euros, aglutina a alrededor de 40.000 socios y proporciona 3.400 empleos a la economía regional y 4 cooperativas, integradas en la Unión Regional de Cooperativas Agroalimentarias de Castilla y León (Urcacyl), se sitúan en el Top 10 de las de primer grado en España, de acuerdo con la cifra de negocio, el número de socios y el volumen de trabajadores, como son Cobadu, Agropal, Acor y Copiso; e incluso algunas de estas sociedades son las mayores empresas por volumen de facturación en sus provincias, como es el caso de Cobadu en Zamora y de Copiso en Soria.
Mayor y mejor dimensionamiento
De ahí la relevencia de que este segmento alcance un mayor y mejor dimensionamiento. En este sentido, Gerardo Dueñas, consejero de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural de la Junta, manifestó recientemente durante su visita Copiso su compromiso con este sector, a la vez que consideró necesario avanzar en su reorganización para que incremente su eficiencia y poder de negociación, tanto en la compra de insumos como en la venta de sus productos.
Una de las vías para lograr este objetivo es promocionar las Entidades Asociativas Prioritarias (EAPr) con el propósito de que cada vez dispongan de una mayor cuota de mercado gracias a aglutinar una mayor base social y a una mayor comercialización de productos de los socios. En este contexto, el consejero anunció que la normativa que regula su reconocimiento se modificó a comienzos del mes de octubre. Esta adaptación tiene dos objetivos, como son impulsar el dimensionamiento de las EAPr mediante estímulos que fomenten el crecimiento interno y reducir el número mínimo de socios exigido para el reconocimiento de las que operan en el sector lechero.
Estimular la incorporación al sector
Con el reconocimiento de socios prioritarios, que no se contempla en la legislación nacional, y que son aquéllos que acreditan un nivel significativo de actividad cooperativizada, se pretende estimular la incorporación de agricultores y ganaderos a las cooperativas, otorgándoles un tratamiento preferente en el acceso a las líneas de ayudas que se convocan desde la Consejería, que también se proporciona a las propias entidades asociativas prioritarias reconocidas.
El consejero de Agricultura también ensalzó el modelo cooperativo como equitativo y con gran capacidad de resistencia ante coyunturas desfavorables en tiempos de crisis, al tiempo que enfatizó la necesidad de que siga aumentando su competitividad para mantener la rentabilidad. Asimismo, hizo hincapié en la importancia de la soberanía alimentaria y en la necesidad de defender la competitividad frente a la competencia desleal de terceros países al afirmar que deben ponerse en marcha las cláusulas espejo para que todos compitan en las mismas condiciones.
Riesgo por la “falta de políticas comunitarias y nacionales”
Además, advirtió del riesgo que supone la “falta de políticas comunitarias y nacionales adecuadas que reequilibren los mercados”, y apuntó, en relación con los objetivos ambientales, que éstos terminarán por echar del sistema a muchas explotaciones agrícolas y ganaderas que no podrán soportar los costes de una transición para adaptarse a un nuevo modelo mucho más costoso.
Por ello, Dueñas se comprometió a seguir impulsando el apoyo económico a las inversiones que aborden las cooperativas, así como la integración de éstas y la incorporación de jóvenes a entidades asociativas prioritarias, facilitando el rejuvenecimiento del sector cooperativo en su conjunto y premiando a aquellos socios con mayor actividad cooperativizada. También reconoció la importancia de estas entidades en la cadena agroalimentaria como facilitadoras de las relaciones entre el sector productor y la distribución.
3.700 cooperativas agrarias en España
En el caso de España, este sector está integrado por alrededor de 3.700 cooperativas, entre agrarias y de explotación comunitaria de la tierra, que aglutinan a más de 1,18 millones de socios y generan cerca de 120.000 puestos de trabajo directos y el triple de indirectos. Su cifra de negocio total se sitúa por encima de los 34.000 millones, lo que representa el 65% del valor de la producción final agraria de nuestro país.
A nivel nacional, sólo el 5% de las cooperativas son grandes empresas, por lo que el fortalecimiento de las estructuras asociativas y el incremento de su dimensión debe ser clave para facilitar el desarrollo de la innovación y la incorporación de nuevas tecnologías que aumenten la productividad y eficiencia y mejoren la capacidad de competir eficazmente en el mercado nacional e internacional.
“La relevancia económica y social del cooperativismo agroalimentario se pone de manifiesto al comprobar el volumen de facturación y el número de explotaciones que asocia, así como su fuerte implantación en las áreas rurales, sin olvidar que algunas de ellas ocupan la primera posición en su provincia en cuanto al volumen de negocio. El cooperativismo agroalimentario influye en el mercado en 3 ejes fundamentales: ordenación y concentración de la oferta, proporcionar insumos a las explotaciones de sus socios y comercializar las producciones obtenidas. Y es en estos 3 ejes en los que vamos a concentrar nuestras políticas”, apuntó el consejero de Agricultura, quien añadió: “vamos a potenciar las ayudas específicas dirigidas a fomentar el dimensionamiento y planificación del cooperativismo agroalimentario. El sector tiene que ser consciente de que sólo desde la gestión en común pude cobrar mayor protagonismo en la cadena de valor”.
Arraigo al territorio
En esta línea, destacó el cooperativismo como un modelo de negocio adaptable a los desafíos económicos y sociales del sector agrario, que concilia la libertad de empresa, la solidaridad económica y el arraigo al territorio, y en el que los agricultores y ganaderos son el centro de las decisiones y del desarrollo de proyecto de negocio cooperativo.
Señaló que se trata de empresas creadas y dirigidas por los agricultores y ganaderos que son, al mismo tiempo, propietarios, proveedores y, con frecuencia, también consumidores de los propios productos y de un sector que “representa un modelo resistente y garante de una agricultura sostenible económica y socialmente”. No en vano, reconoció que supone la acción colectiva hacia un objetivo común, que fortalece la posición económica de estos profesionales, permitiendo así que se enfrenten adecuadamente a los retos de un sector altamente competitivo, proporcionando inversiones, herramientas y servicios innovadores a sus socios.
Plan estratégico
Asimismo, Dueñas anunció que el próximo año la Junta llevará a cabo una evaluación del Plan Estratégico del Cooperativismo Agroalimentario de Castilla y León 2019-23 con el objetivo de elaborar uno nuevo para los próximos 4 años que se adapte a las necesidades actuales y cambiantes. “El período de la ejecución de este plan ha coincidido con situaciones que no estaban previstas, una pandemia y un conflicto bélico, que sin duda están afectando a su desarrollo óptimo, si bien quiero destacar el trabajo y esfuerzo que están realizando todas las partes implicadas con el fin de cumplir de forma satisfactoria con los retos e hitos previstos en el citado documento. El próximo año será clave para realizar un análisis de la ejecución del plan, que se hará de forma conjunta con el sector cooperativo y a partir de ese momento se desarrollará uno nuevo y las posibles acciones a ejecutar por todas y cada una de las partes y agentes implicados. En principio creemos que se deben introducir cambios, entre otros, el sector cooperativo debe avanzar en los procesos relacionados con el aumento del valor añadido de los productos, asimismo se deben fortalecer los acuerdos de colaboración, no sólo entre cooperativas, sino también entre cooperativas y empresas y la internacionalización, y por último considero que el modelo debe avanzar hacia un modelo de gestión empresarial total, para lo cual será necesario fortalecer la formación de gerentes y consejos rectores”, puntualizó el consejero de Agricultura.
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