María García Hernández, directora general del Grupo Palacio de Villachica, explica que el objetivo de este proyecto desde sus inicios es “elaborar vinos de la máxima calidad apostando por la variedad tempranillo en 3 denominaciones de origen emblemáticas: Toro, Ribera del Duero y Rioja”.
Para ello, la empresa cuenta con bodegas propias en cada una de ellas, lo que permite controlar todo el proceso de producción, desde la recepción de la uva hasta la comercialización de los vinos. “Hoy, Palacio de Villachica es el equilibrio perfecto entre tradición e innovación al unir el respeto por el origen con las técnicas más avanzadas para crear vinos con carácter y personalidad”, apunta García Hernández.
El sueño de 2 amigos
El grupo, que nació como un sueño de David Mato y David García, 2 amigos vinculados al mundo agroalimentario, y el segundo, además, procedente de una familia con una bodega centenaria en La Rioja, elabora en la actualidad 100.000 botellas en cada denominación de origen.
“No producimos vinos tintos jóvenes, todos pasan por barrica con el objetivo de buscar un perfil más gastronómico, para disfrutar en la mesa, y estructurado”, aclara la directora general del Grupo Palacio de Villachica, que señala que el objetivo para 2025 se centra en “consolidar nuestra producción y mantener el compromiso con la calidad y la excelencia en cada botella”.
Ventas en el exterior
Las ventas en el exterior del grupo se centran en mercados como Alemania, Bélgica, Dinamarca, Holanda, Suiza, Cuba, Canadá y EE UU, “con la meta de seguir expandiéndonos y llevando nuestros vinos a nuevos consumidores”, aunque su política comercial actual se centra en “afianzar nuestra presencia en el mercado nacional, sin perder de vista la exportación”.
El catálogo de las bodegas de este grupo contempla los caldos Batallador (Ribera del Duero) y Arbocala (Toro), como los vinos de entrada de gama, con 10 meses en barrica; Crianza Palacio de Villachica (Rioja, Ribera del Duero y Toro), que son los buques insignia en cada denominación; y Vendimia Seleccionada Dehesa de Don Diego (Ribera del Duero) y Dehesa de San Andrés (Toro), que cuentan con una edición especial de 5.000 botellas, en cada caso, elaboradas con las viñas más viejas y con un mínimo de 18 meses en barricas nuevas de roble húngaro.
Enoturismo
“Lo que nos distingue es nuestro trato cercano con el cliente, distribuidores e importadores, un estilo que heredamos de nuestra tradición en Rioja. Creemos firmemente que trabajando juntos podemos conseguir los mejores resultados. Con esfuerzo y dedicación, buscamos introducir nuestros vinos en las cartas de los mejores restaurantes y en tiendas especializadas de toda España”, comenta la directora general del Grupo Palacio de Villachica, que señala que su propuesta de enoturismo se basa en estos mismos valores, lo que permite ofrecer actividades a medida para sus clientes: “queremos que cada visitante descubra de primera mano nuestro proceso de elaboración y disfrute del vino en un ambiente acogedor y exclusivo”.
‘Club de la Barrica’
Entre las opciones que sumergen a los enoturistas en el arte y la ciencia de la viticultura, destacan Villachica Crianza, que incluye una visita guiada a las instalaciones y la cata de un vino de cada denominación de origen para descubrir la evolución del tempranillo en cada zona; y Villachica Vendimia Seleccionada, más exclusiva y profesional, en la que el enólogo de la bodega es el encargado de la visita y selecciona los 5 vinos de la cata.
Además, el Grupo Palacio de Villachica cuenta con el Club de la Barrica, un espacio exclusivo ubicado en la bodega de Toro donde, además de degustar todos los vinos, los visitantes pueden adoptar una barrica. La oferta de enoturismo incluye también un comedor privado, “ideal para pequeños grupos, donde organizamos menús maridaje cuidadosamente diseñados para ofrecer una experiencia gastronómica única”, añade la directora general del grupo.
Personalidad propia
García Hernández detalla que cada una de sus bodegas tiene su propia personalidad. Así, su historia en Rioja comenzó en San Asensio (Rioja Alta), donde cuentan con una bodega centenaria de 1912 y más de 150 hectáreas de viñedo en algunas de las mejores zonas de la región. “Aquí, tradición y excelencia se unen en cada botella”, señala.
En Ribera del Duero, Peñafiel (Valladolid) acoge una bodega moderna y equipada con la última tecnología, construida en 2018, y 45 hectáreas de viñedo situadas entre el páramo y la provincia de Burgos, en zonas altas con suelos calizos, buscando bajos rendimientos y la máxima calidad.
Por último, Dehesa San Andrés se encuentra en Toro (Zamora), donde se ubica el Palacio de Villachica, que da nombre al proyecto. Dispone de 60 hectáreas de viñedos que se extienden hasta Valdefinjas, “donde elaboramos vinos con gran carácter y estructura. En cada una de nuestras bodegas trabajamos con pasión para reflejar la autenticidad y riqueza de cada denominación de origen y elaboramos vinos que emocionan y cuentan una historia en cada copa”, concluye García Hernández.
Más información en el número de abril de la revista Castilla y León Económica