De todas las comparecencias públicas de los presidentes de las principales empresas y entidades financieras de España, la que espero con más expectación es la de Juan Roig, fundador de Mercadona, porque es de los pocos que utiliza un lenguaje llano que podría entender hasta Torrente (el genial personaje de Santiago Segura, no el universal escritor), dice verdades como puños sin tener en cuenta si su mensaje es políticamente correcto y se mete en todos los charcos al llegar a criticar incluso a la adormilada sociedad civil española. Transmite la seguridad de quien no debe nada a nadie, de quien no está pendiente del boletín para captar ayudas, de quien confía en su estrategia aunque levante ampollas en el sector, de quien sólo cree en el trabajo duro, de quien apuesta por la acción en vez de la teoría. Su franqueza, ése ponernos las pilas a todos, se agradece en una España que languidece, y no sólo en el ámbito económico.
Mucho se ha escrito y se seguirá escribiendo sobre la estrategia de Mercadona para capear la crisis, pero prefiero compartir con ustedes otras reflexiones de este empresario valenciano, que nos sirven para diseccionar ese sentimiento unamuniano de la España que nos duele. Cuando muchos expertos en esa doctrina alocada llamada economía hacen cábalas sobre cuándo volveremos a la senda del crecimiento, Roig se despacha diciendo que el año 2011 “tiene una cosa buena: será mejor que 2012”. Su frase contradice las previsiones de organismos internacionales y, cómo no, a los videntes del Gobierno, pero coincide con las sensaciones que me transmiten los empresarios a pie de calle por las circunstancias ya señaladas en el anterior post: la alta tasa de paro, la mayor presión fiscal sobre empresas y hogares, los problemas para acceder al crédito por la lenta reestructuración del sistema financiero, el incremento de la factura energética y la pérdida del poder adquisitivo de los consumidores por la inflación y la probable subida del euríbor. A lo que ahora habría que añadir los peligros que acechan al crecimiento de la economía mundial por la inestabilidad geopolítica de los países con reservas de petróleo y gas y la agonizante situación de la hasta hace poco segunda economía del mundo: Japón.
Otras perlas de Roig, que asegura que “lo peor está por llegar”, son afirmar que nuestro país no volverá a dinamizar su PIB hasta que “la productividad no se adecúe al nivel de vida”. En más de una ocasión, el presidente de Mercadona ha indicado que la sociedad española “tiene que cambiar la forma de vida” porque ya no vivimos en la abundancia. “Todos nos hemos pasado 10 pueblos y ahora nos toca a todos apretarnos el cinturón”, y cuando dice todos, se refiere a todos, es decir, a políticos, empresarios y trabajadores. A los emprendedores ya les advirtió hace 2 años, cuando aún vivíamos las últimas horas de los días de vino y rosas, que había que quitar el foco sobre los beneficios; y a los empleados les avisa que es insostenible mantener el desarrollo de un país con un absentismo del 5% “que en algunas empresas públicas llega hasta el 15%” (en su compañía el porcentaje es del 0,85%). Esta desidia provoca que cada día un millón de personas no vayan a trabajar en España. Un millón de personas por 8 horas de trabajo nos sale a 160 millones de horas al mes. Blanco y en botella: “o somos más productivos o nos empobrecemos todos”. Y por si no hemos entendido el mensaje, en otra declaración asegura: “nuestro nivel de vida está muy por encima de nuestra productividad. Si no la mejoramos, como los vasos comunicantes, caerá nuestro nivel de vida hasta igualarse”. Esto lo entiende desde el que tiene un MBA por Harvard Business School hasta el susodicho Torrente.
Roig, cuya empresa realiza compras por 963 millones de euros a proveedores de Castilla y León, donde cuenta con una plantilla de 2.650 empleados fijos y una red de 58 supermercados, también ofrece su visión sobre la lacra del paro en nuestro país al asegurar que las medidas políticas deben orientarse a crear empleo en vez de a “mejorar el desempleo”. Aunque a veces se pone tremendista para sacudir las conciencias, como cuando apostilla que si no superamos rápido la crisis “África volverá a empezar en los Pirineos”; aconseja que en la actual coyuntura es momento de tomar decisiones “valientes, molestas e impopulares”. A modo de resumen, reflexionen un momento sobre otra de sus aportaciones: “hay que trabajar mejor y más todos, quitar el foco de los beneficios, ganar menos dinero todos, incrementar la productividad y bajar los precios”. ¿Tomamos nota?
Aun estando de acuerdo en mucho de lo que dice, las teorías del Sr. Roig me suenan a “haz lo que yo digo, pero no lo que yo hago”. No en vano se ha situado con sus teorías (y no sé qué más) entre las mayores fortunas de España, de acuerdo a la última publicación de Forbes.
Que nos explique el Sr. Roig si solamente mejorando la productividad de su empresa y disminuyendo el absentismo laboral de su plantilla ha logrado llegar a cotas de beneficios (tanto empresariales como personales) insospechadas en momentos de crisis.
Hay otros factores que no dice y han influído sobremanera para que él sea cada año más rico: negar la mayor y ahogar a sus interproveedores es lo que le hace ser a él y a su empresa lo que realmente son.
Que todo sea en pro de su beneficio, Sr. Roig!
Hola:
Que alguien esté incluido en la lista de Forbes sobre las mayores fortunas de España no creo que sea criticable, sino todo lo contrario, a no ser que alcance esa posición mediante negocios ilícitos, algo que no ocurre en este caso.
Respecto a la relación de Mercadona con sus interproveedores, la desconozco, aunque podría citar a más de una empresa agroalimentaria de Castilla y León que ha crecido mucho en los últimos años gracias a su relación a largo plazo con Mercadona.
No se trata de ‘divinizar’ a Juan Roig, que como todas las personas tiene sus ‘luces y sombras’, sino reflexionar sobre sus acertados análisis sobre la realidad económica por la que atraviesa España y en la que muchos juegan al despiste o parecen estas despistados.
Saludos y muchas gracias por participar en este blog.
El artículo es Genial!
Muchas gracias, Rocío.
Me sumo a las palabras de Juan Roig. Es una pena que la opinión de empresarios tan líderes como el Sr. Roig -nadie le ha regalado nada- cuente menos que la de los ftubolistas o los copleros. Gracias por dedicarle este artículo.
Hola Eduardo.
Gracias por tu comentario. De momento, las reflexiones de Roig no salen ni en la prensa deportiva ni en programas ‘rosa’ de la TV. Todo se andará.
Un abrazo.