Existen bodegas y bodegas dentro del panorama vitivinícola castellano y leonés. Proyectos con producciones millonarias y centenares de hectáreas de viñedo; y otros como el que nos ocupa, con 6 hectáreas en propiedad que suman 35 parcelas y cuyo artífice tiene como objetivo “vivir al 100% del proyecto, crecer hasta un máximo de elaboración de 50.000 botellas y poder disfrutar del orgullo de recuperar una zona olvidada en el mundo de la viticultura”. Y en el mundo, y en los mercados, hay sitio para todos.
Hablamos de Nacho Álvarez, enólogo revelación joven en 2016 por la prestigiosa revista Wine Advocate, quien un año antes puso en marcha su proyecto de recuperación de viñedos centenarios en la zona berciana de La Cabrera con el nombre de Pago de los Abuelos, situada en Puente de Domingo Flórez (León). “Es un homenaje a todos aquellos abuelos que trabajaron y conservaron las viñas durante más de un siglo y nace por la ilusión del recuerdo y el cariño por unas tierras, lugares vírgenes para el mundo de la enología actual”, señala el bodeguero leonés.
No fue hasta 2018 cuando vio la luz su primera añada, y su filosofía y lo que hace diferente a este proyecto es recuperar viñedos centenarios en ecológico y trabajarlos según los criterios de la denominada Viticultura Heroica, como está certificado desde 2020, con desniveles del viñedo de hasta el 51%. De hecho, el bodeguero asegura que su proyecto es el único de la región que cuenta con la certificación Viticultura Heroica.
Nacho Álvarez elabora 2 tintos: De los Abuelos Viñedo Saturno y De los Abuelos Paraje Teiró; 2 blancos: De los Abuelos Barreiros Mencía, con apenas 1.000 botellas y De los Abuelos Barreiros Godello; y el rosado De los Abuelos Rosé. En la actualidad todos los viñedos son propios y en producción, y la bodega está en fase de ejecución.
Desniveles imposibles
¿Se imaginan trabajar una tierra con un desnivel del 51%? Así es Viñedo Borrunde, ubicado en San Pedro de Trones (León) y plantado en 1904 por los abuelos de Ruth Álvarez, esposa de Nacho. Desde entonces siempre ha pertenecido a la misma familia y es el viñedo más inclinado de la bodega. El más antiguo es Viñedo Teiró, que data de 1888, ubicado en la zona montañosa de San Pedro de Trones y que da cobijo a algunas de las cepas de godello más longevas de la región, con apenas media docena de ellas sin injertar. Nacho es el sexto propietario de este tesoro vitícola.
Coetáneo a Viñedo Teiró es Viñedo Barreiros, cuyos orígenes se remontan a 1890 y localizado en Puente de Domingo Flórez. El viñedo se reparte entre viñas de godello y mencía, “ya que antiguamente los viticultores intercalaban una planta de cada variedad para conseguir un vino de parcela equilibrado”, detalla el enólogo. Floripes y Guillermo, abuelos de Nacho, compraron este viñedo hace más de medio siglo en 1970, y aquí está el origen de la pasión del bodeguero por la viticultura. Otros enclaves propiedad de Álvarez son Viña Rosendo 1920, Viñedo Coroa de 1910 y Viña Peña Verteira 1904.
Sumiller
Además de viticultor y enólogo, Nacho es sumiller, “lo que me permite cuidar los aspectos más importantes de mis vinos, desde la viña al momento de la degustación, pasando por la elaboración”. Nacho comenzó su andadura profesional como responsable de las Bodegas Avancia de Valdeorras, pertenecientes al Grupo Jorge Ordóñez y su buen hacer -Roberto Parker calificó su Avancia como el mejor godello del mundo en 2014 y 2015- lo llevó a dirigir la elaboración de los vinos de esta compañía en 7 de las denominaciones de origen en las que produce: Rueda, Toro, Calatayud, Rías Baixas, Málaga, Montsant y Valdeorras.
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