Si hay algo que define a Pablo y Mayaya es su carácter artesanal, una seña de identidad que les valió, hace ya algunos años, el Premio Nacional en esta categoría. “Todo el proceso de confección y diseño de sombreros y tocados se lleva a cabo en nuestro taller de Valladolid, desde los teñidos al montaje, con un alto control de la calidad”, explican Pablo Merino y Mayaya Cebrián, los fundadores de esta conocida marca, que cuenta ya con más de un cuarto de siglo de historia y que ha llevado sus creaciones a medio centenar de tiendas de toda España y a países como Alemania, Bélgica, Japón, Italia, Brasil y Angola. Este mercado africano es “un nicho de negocio muy importante para nosotros porque todas las invitadas a las bodas deben ir igual”.
Al año, la firma presenta las colecciones primavera-verano, otoño-invierno y novias con entre 20 y 30 modelos diferentes cada una, que han llamado la atención de numerosas personalidades, como la Reina Letizia, que ha reclamado sus servicios en varias ocasiones, como en los enlaces reales de Guillermo de Luxemburgo y del príncipe Guillermo de Inglaterra.
Además, vistieron sus creaciones otras celebridades como la duquesa de Alba o las modelos Nieves Álvarez y Laura Ponte, entre otras. “En muchas ocasiones son los jefes de Protocolo o los asistentes personales los que se ponen en contacto con nosotros para perfilar el diseño más apropiado. En otras, es la propia interesada la que se acerca a nuestro taller o a nuestro showroom de Madrid para realizar el estudio previo y conocer sus necesidades”, aseguran los impulsores de Pablo y Mayaya, que colaboran con un grupo de modistas especialistas en el montaje de cada pieza.
Diseños más populares
Entre sus diseños más populares destacan La abadesa, basado en el atuendo de las monjas de clausura; Lavinia, que fue bautizada con ese nombre por el diseñador Felipe Varela; o las medias tocas, inspiradas en los años 40. La última colección está marcada por el protagonismo de los sombreros y, en especial, de las pamelas con todo tipo de aderezos y apliques.
Aunque la piedra angular de su negocio son los tocados y sombreros, la firma se adentró hace una década en la confección de vestidos, “pensando siempre en favorecer a la mujer. No es alta costura, sino costura a medida. Se analiza a la persona que se dirige a nosotros, las partes del cuerpo que hay que realzar o disimular. Creamos joyas que se caracterizan por el color y la feminidad”. En la actualidad, Pablo y Mayaya trabaja en una nueva línea de zapatos, que previsiblemente verá la luz en 2017. “Nos gusta experimentar con nuevos materiales y texturas”, puntualizan.
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