En cada partida de golf se pierden o se desgastan una media de entre 3 y 6 bolas. Se estima que en Europa, cada año, se extravían 140 millones de pelotas. Por eso, Rafael Hernández, gerente de Replay Golf, vislumbró este modelo de negocio tras comprobar su crecimiento en EE UU y decidió poner en marcha la primera fábrica europea que, además de lavar y clasificar las bolas rescatadas, también las trata para recuperar parte de sus propiedades, como tacto, brillo y color, situada en Ólvega (Soria).
Sólo hay 5 instalaciones en todo el mundo de estas características. Replay Golf cuenta incluso con un Departamento de Buceo para extraer las bolas que caen a los lagos en los campos. También posee acuerdos con los jardineros que trabajan en los clubes. Una vez que las pelotas se encuentran en la factoría soriana, se lavan y clasifican. A partir de ahí, unas se destinan a la venta y otras son refinished (reacondicionadas), que es el aspecto verdaderamente diferencial de la compañía. Álvaro Fernández Martínez-Gallo, director comercial de la firma, explica que en España se procesa “posiblemente la mejor bola refinished del mundo”.
Menor precio
¿Cuál es la clave del negocio? Lo explica el director comercial de Replay Golf: “la diferencia entre una bola nueva y una reciclada es mínima. En ocasiones ni siquiera un profesional es capaz de percibirla. Las propiedades y características son prácticamente las mismas, pero el precio de la reacondicionada es menos de la mitad”.
A este hecho se suma otro aspecto cada vez más valorado, que es el medioambiental. Una bola tarda más de 1.000 años en desintegrarse y Replay Golf es una “industria verde, puesto que se consume menos energía y se generan menos residuos reacondicionando que fabricando una bola”, apunta Álvarez Martínez-Gallo.
Más información en el número de octubre de la revista Castilla y León Económica
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