Empresarios familiares con actividades en sectores estratégicos, como los de energía, materias primas y transporte por carretera, se han mostrado partidarios de que el Gobierno se decante por la reducción de impuestos antes que por la concesión de ayudas directas a los sectores afectados por la escalada de los precios energéticos.
Así lo han puesto de manifiesto Héctor Dominguis, CEO de la empresa valenciana GDES; José Luis González Pescador, CEO de la empresa cántabra ABC Logistic, y Pedro Palomo, CEO de la segoviana Octaviano Palomo, socia de Empresa Familiar de Castilla y León (EFCL) en el marco de una nueva jornada del ciclo La Empresa Familiar Comparte, celebrada en Madrid con el objetivo de analizar el impacto de la guerra en Ucrania en las empresas y la economía española con el título Ucrania, adaptación en períodos de incertidumbre.
Asimismo, ante las importantes debilidades estructurales que la guerra en Ucrania ha puesto al descubierto en estos sectores, han solicitado del Ejecutivo políticas que miren al largo plazo y reduzcan la dependencia de terceros países.
Acentuación de una crisis energética
Para el CEO de GDES, empresa especializada en la prestación de servicios a la industria energética, lo que ha hecho la guerra en Ucrania ha sido “precipitar y acentuar una crisis energética que venía de lejos y que ha puesto de manifiesto la debilidad de la estrategia energética de España”. A su juicio, “la estrategia energética hay que planificarla con años de antelación, procurando reducir la excesiva dependencia que, en el caso de España, tenemos de terceros países”.
En su opinión, el debate energético en España padece una “excesiva politización y, en su lugar, debería guiarse por criterios científicos y tecnológicos”, y defendió un mix energético que limite la dependencia de terceros países y permita mantener los precios estables. “Con los datos científicos en la mano, no tiene sentido que en España se contemple el cierre de centrales nucleares en los próximos 10 años y se apueste por los ciclos combinados cuando hay tensiones en el suministro de gas y además la energía nuclear emite la misma cantidad de CO2 que la eólica y tiene igual o menor impacto que las renovables”.
Presiones inflacionistas en el sector alimentario
El sector de la alimentación es otro de los estratégicos que ya veían presionados por el alza en los precios de las materias primas antes de que estallase el conflicto en Ucrania. “Desde 2020, hemos tenido muy malas cosechas de cereales en algunas zonas del planeta, ocasionando un problema de oferta que se ha visto ahora agudizado con la guerra. No hay que perder de vista que Ucrania produce cerca del 30% del mercado mundial de cereales”, explicó Pedro Palomo, principal ejecutivo de la empresa segoviana especializada en la comercialización y distribución de cereales, fertilizantes y materias primas para la industria agroalimentaria.
A su juicio, esta situación plantea la necesidad de diseñar unas políticas de cultivos más estratégicas, que amplíe los márgenes y los plazos para la transición hacia una economía íntegramente verde, y a corto plazo apostó por “una bajada de impuestos que permita compensar la pérdida de competitividad de la economía española, más penalizada que el resto de sus competidores europeos por un nivel de inflación más alto que la media europea”.
Debilidades del transporte por carretera
Entre las debilidades estructurales que la crisis en Ucrania y el encarecimiento de los combustibles han puesto de manifiesto en el sector del transporte por carretera, el CEO de ABC Logistic, señaló su gran atomización. “Mientras que la media de camiones por empresa de transporte en España es de 3,5 vehículos, en Alemania es de 200, dándose además en nuestro país una gran dependencia de este modo de transporte, dada la ineficiencia del ferrocarril. A ello se suma que el sector sufre un déficit de conductores, derivado de los bajos sueldos y los escasos márgenes que deja esta actividad, y una gran incertidumbre acerca de cuál será el estándar tecnológico en el sector del motor en los próximos años”.
Con el fin de corregir estos problemas, el empresario cántabro se mostró partidario de lograr un pacto sectorial, “lo menos intervencionista posible”, para mejorar la productividad del sector, y a corto plazo, con el fin de hacer frente a la actual coyuntura inflacionista, defendió que el Gobierno retorne a la economía el incremento de ingresos fiscales que está obteniendo por el efecto de la inflación.
El ciclo La empresa familiar comparte está organizado por la red de Asociaciones Territoriales de la Empresa Familiar, integrada por más de 1.500 empresas familiares líderes en sus sectores de actividad. El propósito de esta actividad es compartir entre los socios de toda la red de asociaciones sus experiencias y retos, además de visibilizar la importancia que tienen las empresas familiares en la generación de riqueza y empleo en España.
Castilla y León Económica