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Porsche Cayman S, sin complejos

Porsche Cayman 2013.
Porsche Cayman 2013.

La escalada del 911 en su última generación ha dejado el campo libre al Cayman para desarrollarse. Emplear el término nuevo para calificar a este Porsche Cayman 2013 no es gratuito. Aumenta su pisada sobre el asfalto, pierde kilos y adopta las últimas tecnologías para convertirse en más deportivo, con mejores prestaciones y más sobrio que nunca. Al primer vistazo, no hay duda en la fuerte inspiración estética del Carrera GT.

Se ha alargado la distancia entre ejes y reducido los voladizos y adoptado llantas de gran tamaño que le dan mayor carácter. Está muy logrado el diseño de los pilotos traseros, con la integración de la forma del alerón en los mismos. En conjunto, ofrece más carácter, una mayor personalidad. Pero lo más interesante es que se han reducido 47 kilos sólo en el monocasco gracias a una construcción aligerada a base de aluminio y acero.

El diseño interior se aproxima al del 911, a su vez inspirado en el del Carrera GT. En relación a la anterior generación, nos encontramos con un equipamiento más propio de un GT que de un pequeño coupé deportivo. La capacidad de sus 2 maleteros es de 150 litros delante y 275 detrás, lo justo.

En cuanto a motores, el Cayman ofrece 275 CV y la versión S hasta 325 CV, que pueden ir asociados a un cambio manual de 6 marchas o el PDK de 7.

Pero lo interesante es poner en marcha este Cayman S Type 981 para dejar sitio a la acción, a las sensaciones que nos proporciona el combinado de motor 6 cilindros bóxer de 3.463 cc y sus 325 CV con el excelente chasis. En los primeros kilómetros se muestra dócil. El cambio es una maravilla en cuanto a suavidad y rapidez de acción. La genial caja PDK de siete relaciones que cambia en fracciones de segundo permite concentrarnos en las trayectorias. El sonido del escape nos hace sentir  los cambios a una marcha superior y el pequeño acelerón que se amplifica en modo Sport crea adicción. Este modo se activa con un pequeño botón en la consola central y a partir de ahí cambian mucho las cosas.

Una vez accionado, la gestión electrónica del motor se hace más viva y el cambio no pasa a una relación superior hasta que el conductor no da la orden, lo que permite entregarse al placer de hacer deslizar el tren posterior. La más pequeña acción del pie sobre el pedal del acelerador se traduce en un baile de la aguja del cuentarrevoluciones y aunque la potencia llega de forma muy lineal, el par es especialmente pronunciado entre 3.500 y 4.500 rpm. Hay algo que agita nuestro corazón según vamos encadenando curvas, en un coche que ofrece una enorme facilidad de conducción deportiva.

Personalmente, creo que Porsche ha cerrado el grifo del nuevo motor como una forma de mantener el respeto frente al 911 Carrera S, pero este Cayman es un deportivo excepcional que no vive a la sombra de nadie.

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