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Mercedes-Benz GLE 250 D 4Matic, maduro sin arrugas

El modelo ofrece confort de conducción y aptitudes fuera del asfalto
Mercedes-Benz GLE 250 D 4Matic.
Mercedes-Benz GLE 250 D 4Matic.

El actual Mercedes-Benz GLE, nacido en 2015, es el sucesor del ML de 2012. Hablamos por tanto de un todoterreno de gran tamaño si bien con sus 4,82 metros de longitud es uno de los compactos de un segmento en el que nos encontramos con el BMW X5, Audi Q7 o Range Rover.

Ahora bien es uno de los de mayor altura, algo que se nota al subir y bajar. Y con sus 3,07 metros entre ejes es el que ofrece la mayor batalla de su categoría. Así, la habitabilidad es buena, con mucho espacio.

Interior

En el interior nos encontramos un salpicadero que refleja el estilo más clásico de Mercedes en cuanto a  calidad, pero también a tipo de mandos y situación de los mismos.

A esto se suma una pantalla elevada, con navegador e infoentretenimiento. Hay 4 modos de conducción, que nos permiten modificar la gestión del motor y del cambio automático, la distribución del par entre los ejes delantero y trasero (50:50 con buena adherencia) y el funcionamiento del control de tracción.

En la versión con tracción total hay un quinto modo y adicionalmente, con  el paquete opcional Off-Road Engineering Package, hay un sexto llamado OFFROAD+, que añade un botón para conectar la reductora y otro para bloquear el diferencial central. Además, en combinación con la suspensión opcional AIRMATIC (de muelles neumáticos) la altura libre al suelo y la profundidad de vadeo son mayores.

Conducción

En marcha, el GLE se maneja bien en ciudad, controlando lo que sucede a nuestro alrededor aunque el tamaño no se olvida a la hora de aparcar (aconsejable la cámara a 360 grados) y a punta de gas el motor nos mueve con gran suavidad.

Fuera del ámbito urbano ofrece un comportamiento equilibrado. Los pronunciados movimientos de la carrocería cuando se eleva el ritmo en una carretera sinuosa, invitan a una conducción tranquila. Si queremos un tacto más deportivo, la solución es la opción del sistema Active Curve, un antibalanceo inteligente con barras  estabilizadoras activas.

Nuestro modelo de prueba tiene el motor diésel 4 cilindros de 204 CV  y tracción a las 4 ruedas 4Matic, que marca el punto de partida de las versiones diésel. Ofrece un buen par de 500 Nm, pero no es una mecánica que al acelerar nos aplaste la espalda con el respaldo.

Va asociado a un brillante cambio automático de 9 relaciones 9G-Tronic. Si usted ha conducido el antiguo ML 250, que llevaba el mismo motor del modelo probado pero asociado a un cambio de 7 marchas, notará el notable avance que supone el 9G-Tronic en cuanto a capacidad de reacción y al ahorro de combustible. Nuestro consumo medio en esta prueba ha estado en los 9,2 litros.

A la hora de sintetizar, lo que nos ofrece este modelo es confort de conducción y las aptitudes fuera del asfalto. Si puede verse superado por la competencia en cuanto a soluciones tecnológicas, la realidad es que nos ofrece un elevado agrado de uso, es práctico, tiene un precio en la media de su segmento  y, en relación a su tamaño y peso, los consumos son muy correctos.

Santiago de Garnica

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