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Cuatro cilindros y cinco estrellas

motorAgosto

No hace mucho pensábamos que una berlina de representación no podía estar impulsadas nada más que por un noble motor de gasolina. Hoy basta lanzar un vistazo a nuestro alrededor para darse cuenta de que la mayoría de los BMW Serie 7, Audi A8,  Mercedes Clase S o incluso Jaguar XJ paran a repostar en el surtidor de diésel. Aún más reciente es la creencia que la nobleza de un automóvil se medía en el número de cilindros de su motor: un melodioso V12 era el no va más, un V8 merecía una alta consideración e incluso un V6 era aceptado.

Pues imaginen que Mercedes-Benz se plantease cómo su grandioso Clase S podría adoptar un cuatro cilindros diésel. El reto era arriesgado, una operación por cierto de transplante pues los ingenieros pensaron en el cuatro cilindros 2,1 litros diésel que ya animaba a las Clase C, E, ML o CLS. Su par de 500 Nm y la potencia de 204 cv no son más que ligeramente inferiores a los valores del precedente V6 de tres litros que esta mecánica, si bien no reemplaza, viene a completar.

Más de uno se preguntará el por qué de este transplante. Pues ni más ni menos para reducir los valores de consumo y emisiones de CO2. Con unas cifras homologadas de 5,7 litros a los 100 kilómetros y 149 g/Km , este Clase S juega bien sus cartas dado que de esta forma es, pura y simplemente, la berlina más frugal del mercado. Y a pesar de ello no se han sacrificado las prestaciones: 8,2 segundos para pasar de 0 a 100 kilómetros y 240 km/h de velocidad punta.

En el Clase S el resultado es soberbio. No hay otra palabra. Este motor apenas se hace notar. Su sonido está perfectamente encapsulado y no se escucha para nada en el habitáculo. O casi. Si de pronto lo exprimimos, se manifiesta pero de una forma tenue. El conductor se da cuenta que no tiene la suavidad de un V6 pero, sinceramente, esta sensación tiene más de sutileza que de objetividad. En cuestión de prestaciones, honestamente y a la vista de las circunstancias actuales del tráfico, no hay ningún aspecto criticable. El par de 500 Nm está disponible desde tan sólo 1.600 rpm y la suavidad, extraordinaria, de la caja de cambios automática de siete relaciones permite aceleraciones suficientemente enérgicas, pero siempre envueltas en suavidad. Dicho de otra forma, el buque insignia de Mercedes también con este humilde cuatro cilindros flota por encima de la masa.

Muy cómodo, una insonorización increíble trabaja con eficacia frente a los ruidos de rodadura, del viento y mecánicos. Y acompañados por un equipamiento digno de una nave de ciencia ficción.

Este Clase S, con un precio superior a los 95.000 euros en la unidad probada, se mantiene como un verdadero monumento. Poco importa el número de cilindros.

Santiago de Garnica

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