Sin traición, la silueta está ahí, con sus ruedas en los extremos, los montantes bien rectos, las 4 plazas y las 2 puertas. Pero las exigencias aerodinámicas y las normas de protección de peatones le han obligado a crecer: el alargado capó es menos agresivo en caso de atropello. 10 centímetros más en longitud, 4 en anchura, 3 en cuanto a distancias entre ejes y 4 en anchura de vías. Quien tenga la nueva generación del Mini encontrará enseguida una atmósfera, un estilo conocido, pero mejora la calidad y se incorpora un equipamiento muy moderno.
La conexión a Internet forma parte de las opciones, así como la cámara que gestiona el control de velocidad activo o la detección de obstáculos para activar la frenada de urgencia. Un radar de marcha atrás también figura en la lista de opciones. Hay que destacar que esta inmensa esfera de reloj ya no sirve de velocímetro sino que está dedicada a la navegación y a lo que hoy se llama el infoentretenimiento.
En el interior hay ahora más espacio que antes, tanto en las plazas delanteras como en las traseras en las que pueden viajar 2 ocupantes de 1,80 metros de altura sin problemas, también cabe destacar que el maletero gana 51 litros en volumen.
Nuevo motor 3 cilindros
El motor es el nuevo 3 cilindros de gasolina de 1.5 litros. Su buena respuesta hace innecesarios muchos cambios de marcha, a los que nos obligaba el antiguo Mini, lo que hace su conducción más progresiva y suave y ayuda al confort general en el uso diario. La caja de cambios de 6 marchas tiene un desarrollo final muy largo.
El aumento de anchura de vías y un chasis y trenes rodantes puestos al día, al igual que la dirección, hacen que el Cooper nuevo sea más eficaz, ágil y preciso que su antecesor, al tiempo que trasmite una mayor confianza al conductor sobre todo si vamos a un ritmo vivo por una carretera virada.
Ha crecido, es más cómodo, gasta menos, tiene más maletero e incluso nos permite contar con un sistema de aparcamiento automático (que funciona hasta 35 km/h y permite estacionar en lugares que exceden, al menos, un metro la longitud total del coche), un programador de velocidad activo (actúa entre 30 y 140 km/h), un sistema de reconocimiento de las señales de tráfico o un sistema automático de cambio de luces cortas a largas. Pues bien, con todo esto, no ha dejado de ser un Mini de verdad, es decir, que si bien hay evolución, la tradición se ha respetado.
Santiago de Garnica