Miami, negocios en la capital latina del mundo

Cuando se viaja desde la decadente Europa a uno de los puntos más efervescentes del planeta como es Miami, la capital latina del mundo porque los hispanos así lo han decidido gracias a su arrojo y esfuerzo, piensas que mientras en zonas como España el reto es mantener en pie las empresas, allí el desafío es poder abordar el mayor número posible de oportunidades de negocio. Como me comentó un expatriado español en la Florida, “aquí la gente puede hacerse multimillonaria en una sola generación”.

Tras el desfile callejero de Lamborghinis, Bentleys o Rolls, mansiones ostentosas de precios astronómicos y lujosos yates, existe una sociedad muy dinámica y dispuesta a comerse al mundo. En esta frenética urbe se va a trabajar, y mucho. Esta privilegiada zona del planeta inmersa en una naturaleza y un clima que incitan al hedonismo, es capaz de atraer a las élites -empresarios y profesionales- del resto de Hispanoamérica en las diásporas crónicas que afectan a esos países por la inestabilidad de sus regímenes políticos. Antes fueron los cubanos, los verdaderos impulsores de Miami tras huir de la barbarie castrista, y ahora son los venezolanos. Si los primeros tienen Little Habana como punto de partida en la tierra de promisión, los segundos se instalan en Doral, en el condado de Miami, en lo que ahora denominan Doralzuela, la capital del exilio venezolano en EE UU. Y esos emigrantes que constituyen la flor y nata de sus países regeneran la savia de la Florida al traer sus ahorros, sus ganas de emprender de nuevo y sus ambiciones.

Y aquí es donde España, y cómo no Castilla y León, tiene un reto. ¿Por qué somos incapaces de captar a esas clases que mueven ingentes cantidades de inversiones y que generan desarrollo allí donde van? ¿Por qué cuando emprenden su éxodo no tienen a nuestro país como un destino para empezar de nuevo, pese a que hablan con suspiros de la madre patria ya que el origen de muchas de esas estirpes se remonta a la vieja Península Ibérica? Nos ven como un museo, como la lejana procedencia de su linaje, pero no como una zona para prosperar.

Capacidad de reinventarse

Mientras que sufrimos una agónica despoblación que nos empobrece, somos incapaces de atraer a los mejores de esos impetuosos pueblos. Habría que diseñar, desde las instituciones públicas, una estrategia para revertir esa situación y ser capaces de renovar nuestra viejuna sociedad con esas clases altas y emprendedoras de América Latina que buscan estabilidad política para aumentar su fortuna. Recuerden que el 65% de la población de Miami no ha nacido allí, de ahí viene su grandeza para reinventarse.

Y a corto plazo el desafío de las empresas es abordar un mercado impregnado de la cultura hispana que sirve de plataforma para afrontar tanto las plazas latinoamericanas como todo EE UU. Sectores como la agroalimentación -sobre todo los productos ecológicos y relacionados con la dieta mediterránea en una sociedad obsesionada con la salud y la belleza-, los servicios gerontológicos -Miami era llamada la antesala del cielo al ser el destino final de los jubilados norteamericanos y canadienses-, la educación, la salud, el turismo, los servicios, la construcción, que vuelve a resurgir, o la cultura tienen un enorme potencial para nuestras compañías en una economía que está intentando diversificar sus actividades para no depender tanto del ladrillo, tal como pasó en España después del fatídico 2007.

Estamos hablando de una ciudad que es la segunda plaza financiera de EE UU, sólo por detrás de Nueva York, con un puerto que es líder mundial en cruceros con más de 5 millones de turistas al año (es decir, más del doble que toda la población de Castilla y León) y un aeropuerto con el mayor tráfico de mercancías del gigante norteamericano. Como me comenta Cándido Creiss, Cónsul General de España en Miami, “es un mercado duro porque hay mucha competencia, pero la Marca España funciona y existe un gran aprecio por nuestros productos. Para intentarlo hay que tener músculo financiero y tamaño para atender la enorme demanda”.

La ciudad de la mítica South Beach con sus preciosos hoteles de estilo art decó, creada de la nada en una zona perdida y pantanosa de la Florida, mantiene su magnetismo para los que quieren triunfar en el mercado más competitivo del planeta. Por algo será, y qué paradoja, que la capital latina del mundo no se ubica ni en España ni en Hispanoamérica, sino en esta dinámica y multicultural ciudad de EE UU.