¿Mi conversación más habitual con empresarios en el último mes? Las relativas a las inspecciones de Hacienda. La primera reflexión que hago es que resulta triste que en lugar de poner el foco en la estrategia, la internacionalización, la generación de empleo, etcétera, los empresarios estén dedicando buena parte de su tiempo a gestionar este tipo de problemas con la Administración. De hecho, uno de los empresarios me comentaba que la persona que más cobra en su empresa precisamente es la que tiene la responsabilidad de relacionarse con la Administración. Incluso más que el director financiero, de recursos humanos o el propio director general. Una pena, pero así están las cosas.
En la cuestión de fondo, vamos a partir de una premisa clara: hay que pagar impuestos. Pero dicho esto, y más en la situación actual de penuria económica y de desempleo dramático, me parece un error gravísimo que el Gobierno intente paliar la falta de recursos con un aumento terrible de la presión fiscal hacia las empresas (indigna además que gran parte de estos impuestos se destinen al sostenimiento de la propia estructura de la Administración).
Y me centro en este punto: en la presión fiscal y no tanto en el aumento de los impuestos. Que suban los impuestos nos puede desagradar, pero no hay más remedio que aguantarse. Pero que suban la presión fiscal a través de las actuales, crecientes, aleatorias e injustificadas inspecciones de Hacienda no tiene lógica.
¿Acaso no somos conscientes de que cada vez quedan menos empresas? ¿Qué cada mes acucia más el problema del desempleo? Solamente con dejar respirar a las empresas podríamos conseguir o al menos mantener la actividad y el empleo. Porque la consecuencia directa y proporcional a una mayor presión por parte de la inspección es la contraria: la destrucción de actividad y de empleo. Eso sí, gran parte de lo que consigan recaudar lo destinarán a pagar la prestación por desempleo: panes como tortas.
Legislación
Y si ahondamos en la parte técnica también hay mucho que decir. Para empezar, la legislación ofrece un amplio marco interpretativo que los inspectores llevan a su terreno. Cuestión tremendamente criticable porque supuestos iguales tienen distinto desenlace según el inspector de turno. Además, la posibilidad de acuerdo siempre existe cuando se abre un acta; de hecho, la inspección trata de de cerrar muchos expediente de esta manera. “Oye, te pido 10, pero si firmas en conformidad lo dejamos en 4”. Chalaneo puro. ¿Es esto serio?
En tercer lugar, la inspección siempre tira con pólvora ajena cuando decide iniciar, incluso sin ninguna base jurídica, un proceso administrativo ya que en los posteriores procesos judiciales están amparados por los recursos estatales que curiosamente pagamos todos los españoles (abogados, técnicos, etc.), mientras que la empresa se lo tiene que costear por sus medios. Si yo fuese inspector, pensaría: si pierdo ¿qué más me da? Habría que llevar un control riguroso para impedir la discrecionalidad en estas decisiones. Y por último, me parece muy injusto que mientras Hacienda te pide por un lado, en ocasiones existen deudas por su parte (especialmente en IVA) y que el proceso de compensación sea muy complicado y en ocasiones imposible.
Indefensión
Es una pena, pero por todo ello en muchas ocasiones la situación es de indefensión total sin que el legislador tome cartas en el asunto. Es más, la tendencia es penosamente la contraria; la última moda es el ensanchamiento de bases consistente en que determinados gastos reales que una empresa tiene, y que hasta hace nada habían tenido la consideración de gastos fiscalmente deducibles, lo están dejando de ser (gastos financieros, amortizaciones), por lo que se puede llegar a dar la circunstancia de que una empresa en términos económicos arroje pérdidas y, sin embargo, a efectos fiscales la toque pagar.
Desde la sociedad civil empresarial poco más nos queda que pedir sensibilidad a los distintos órganos y profesionales que dependen de la Hacienda Pública. Creo que la gravedad de la situación económica y del empleo que España está sufriendo merece una mayor sensibilidad y un mayor sentido común. Por supuesto, desde el cumplimiento de la ley, pero es que la interpretación es tan amplia que de verlo desde un lado a verlo desde otro existe mucha diferencia. La vida de la empresa está en juego.
Que bien dicho Eduardo! Esto es muy triste, pero es así. deberíamos revelarnos contra ello. Es una injusticia y un atropello. La indefensión es total. Si no fuera porque aún mantenemos la dignidad, escribiría aquí el nombre del inspector de Hacienda que hace pocos meses e injustamente, nos ha aplicado una sanción que ha venido a dar la puntilla a una empresa en tercera generación que sufre y batalla contra la dura crisis; contra esto si que no hay batalla que dar. Tragar sin mas. Una vergüenza
Para que esto cambie habría que denunciarlo en todos los foros, sobre todo haciendo énfasis en las consecuencias que esta injustas acciones tienen en el empleo. Además, habría que crear un registro publico de “inspectores amigos”.
Perfecta la descripción y ??? Lo de siempre lamentos, constatación de la realidad, lamentos y más lamentos. Quién hace algo porque la situación cambie? Quién de entre todos los que pueden hacer algo, empresarios, asociaciones, medios de comunicación. etc. hace algo realmente efectivo para que la situación cambie? Nadie. Esto no es nuevo, aunque ahora se hay acentuado lleva mucho tiempo así.
Lamentos, lamentos….
Sinceramente, no entiendo por qué no se exige desde las organizaciones la revisión de este problema. Es una pena pero es lo suficientemente grave como para que TODOS a una lo defendamos. Gracias por tu comentario.
Un artículo muy oportuno y a su tiempo.
Ya es hora de que se haga pública una queja en nombre de todos los empresarios que venimos sufriendo las actuaciones despiadadas y arbitrarias de la Inspección de la A.E.A.T.
Muchas empresas con décadas de existencia nunca habiamos visto una persecución parecida. Las que presumiamos de haber sido honradas con el fisco nos estamos replanteando si no es el momento de empezar a aplicar en nuestras empresas “gramática parda” en nuestras declaraciones tributarias. Dicen que han puesto a la Inspección unos objetivos muy ambiciosos pero no pueden pretender cumplirlos a costa de entrar como elefante en cacharreria en las pocas empresas que aún pueden pagar un acta de Inspección. ¿ Son conscientes de que van a matar a la gallina de los huevos de oro ?.
Estimado Angel:
Parece que estamos gobernados por tontos (si es que no entienden las consecuencias de sus actos) o por penosos gestores (porque no saben hacerlo mejor). El caso es que es lamentable que la preocupación número uno en los últimos meses de los empresarios, al menos de esta asociación, sea la persecución que sufren por parte de la inspección.
Alguno se debió perder alguna clase cuando iba a la Universidad.
Nosotros no nos cansaremos de denunciarlo y exigir un cambio. Otra cosa es que nos hagan caso…
Gracias por tu comentario.
En mi caso la AEATse ha cargado mi empresa de13 años . Con una facturación de cerca dev1000000€. Se dedicaban a mandar cartas de embargo de crédito preventivas cuando solicitaba aplazamientos de IVA . Aplazamientos que posteriormente concedían pero cuando ya nos habían quedado sin la posibilidad de cobro. Incluso desconocíamos los ingresos de los clientes y nosotros pagábamos las primeras cuotas de aplazamiento, estando este pagado .hemos llegado a estar hasta 5 meses sin cobrar por que los clientes ingresaban en la AEAT nuestras facturas y la AEAT no nos lo comunicaba . Era cuándo exigíamos el pago cuando nos enterábamos que las cantidades habían sido ingresadas. Han acabado con 6 puestos de trabajo y 7 autónomos dependientes de esto. Así ayudan a crear empleo.
La verdad es que da rabia e impotencia. El tema se está poniendo muy feo. Cada vez hay menos empresas y las que quedan las están ahogando a base de freirlas a impuestos para mantener la estructura de la Administración. Gracias por tu comentario
Creo que todos los que tenemos empresas somos conscientes, de que incluso haciendo las cosas todo lo bien que podemos, si tenemos una inspección, nos la meteran doblada…solo nos queda rezar porque pasen de largo.
El problema es que ahora las empresas están sujetas “con pinzas”. A quien le toque ” la china” le dan la puntilla. Una pena.
EXCELENTE.
Y para remate, si ya de por si esta todo dificil ahora viene hacienda y las empresas tenemos que hacerles de cobradores cuando clientes tuyos o proveedores tienen deudas con hacienda.
Suscribiendo todos y cada uno de las opiniones aquí vertidas, me queda por hacer esta reflexión, no mía, si no del Sr. SARAMAGO.
“ES LA HORA DE AULLAR”, POR QUE SI NOS DEJAMOS LLEVAR POR LOS PODERES POLÍTICOS QUE NOS GOBIERNAN, Y NO HACEMOS NADA POR CONTRARESTARLOS, SE PUEDE DECIR QUE NOS MERECEMOS LO QUE TENEMOS.