Nuestro modelo de pruebas pertenece a la décima generación del Mercedes Clase E, lanzada en 2016, y puesta al día hace un año. En esta ocasión conducimos la versión diésel E híbrida enchufable 300 de. Una rareza ya que la mayoría de los fabricantes consideran que cada una de estas tecnologías representa un coste adicional y, por tanto, para limitar la factura al cliente final deben evitarlas. Excepto Mercedes, que se lo puede permitir.
El 2 litros 4 cilindros turbo-diésel de 197 CV va asociado a un motor eléctrico de 129 CV. El motor eléctrico va alimentado con una batería con una capacidad de 25,4 kWh y un motor eléctrico de 95 CV. La batería se puede recargar en una toma doméstica de hasta 11 kW y, de forma opcional, en corriente continua hasta 55 kW. Por lo tanto, las ventajas de la electricidad se apreciarán tanto más cuanto que la recarga frecuente no resulta tediosa. La autonomía eléctrica homologada WLTP del E 300 e de tracción trasera es de 118 kilómetros, más del doble de autonomía eléctrica que la gama anterior. La potencia acumulada alcanza 313 CV y el par motor de nada menos que 700 Nm.
Hablar de equipamiento nos llevaría varias páginas, así que les remitimos al catálogo. Por lo tanto, nos centramos en nuestras sensaciones al volante, realmente fantásticas. En primer lugar, porque esta Clase E es una de las berlinas más cómodas que existen. Y a pesar de sus 4,95 metros de largo, se maneja con una facilidad pasmosa pues las 4 ruedas directrices hacen maravillas a la hora de maniobrar.
Autonomía eléctrica
Además, la autonomía eléctrica de alrededor de 100 kilómetros no es ilusoria, al menos en las condiciones climáticas favorables durante nuestra prueba. Con la batería cargada periódicamente, es posible realizar desplazamientos diarios sin consumir diésel.
Más allá de los 100 kilómetros recorridos únicamente con electricidad, el motor diésel toma el relevo discretamente; apenas se puede oír la transición debido al avanzado aislamiento acústico. Al final de nuestras pruebas en condiciones de uso muy variadas, su consumo medio se situó en 4,5 l/100 km. Suficiente para recorrer teóricamente más de 1.000 kilómetros sin ayuda de electricidad, gracias al depósito de 50 litros.
La hibridación de un motor diésel tiene la capacidad de recorrer largas distancias y un nivel de emisiones muy reducido o incluso nulo durante 100 kilómetros. En este caso, la síntesis parece tan lograda que nos preguntamos por qué Mercedes sigue siendo el único que ofrece esta combinación que funciona tan bien. Dicho esto, esta asociación tiene un precio: a partir de 70.000 euros.
