En un mundo dominado por los algoritmos, las redes sociales, las videoconferencias, la inteligencia artificial, las aplicaciones y otros cachivaches, estamos perdiendo algo tan humano, y primate, que de ahí venimos, como el contacto personal, las conversaciones cara a cara. Obnubilados por las excelencias de ese mundo paralelo impuesto por Internet y los avances tecnológicos, ignoramos que si como especie hemos llegado hasta aquí es porque somos un animal gregario que necesita rodearse de los otros para sobrevivir, y también en el mundo de los negocios. En esta sociedad tecnificada, una buena manera de diferenciarse es precisamente apelando a los sentimientos, que aunque les parezca sorprendente, también generan riqueza y empleo. Me explico con 2 ejemplos.
En Castilla y León Económica siempre apostamos en nuestros eventos por presentar a los asistentes, y más si intuimos potenciales sinergias entre ellos. De estos breves encuentros han surgido posteriores alianzas. En nuestros actos, fomentamos las relaciones entre los propios empresarios y de éstos con los directivos de las entidades financieras y con los responsables políticos. En definitiva, engrasamos la maquinaria de la tríada que dinamiza toda economía moderna: empresas, banca y administración pública.
Novartis en Salamanca
El caso más notorio del resultado de esas conversaciones mantenidas en el vino español posterior a nuestros actos se hizo realidad el pasado mes cuando Novartis anunció oficialmente que instalará en Salamanca la planta más moderna de Europa de medicamentos oncológicos de última generación, con una inversión de casi trece millones de euros. Tal como reconoce en un comunicado la propia multinacional farmacéutica, este proyecto de medicina personalizada se gestó en un encuentro entre el presidente de la Junta de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, y el presidente de Novartis España, Jesús Ponce, en el Foro Guadarrama organizado hace dos años por nuestro medio de comunicación en Madrid. En ese evento, presenté al burgalés Jesús a nuestro mandatario salmantino, y le animé a que desarrollara el primer proyecto industrial de la compañía en nuestra tierra, donde hasta la fecha sus únicas propiedades son la Bodega Abadía Retuerta y el Hotel LeDomaine, en la milla de oro del Valle del Duero.
2 años después de aquella breve charla entre Ponce y Fernández Mañueco, con una pandemia de por medio, ve la luz la construcción en el municipio salmantino de Castellanos de Moriscos de una de las plantas más avanzadas de Novartis en todo el mundo. Por cierto, menos mal que en el Foro no le presenté antes a Isabel Díaz Ayuso a Jesús, porque a lo mejor estaríamos hablando de otra ubicación de la planta…
Nissan en Ávila
Y el segundo ejemplo. También en el pasado mes de octubre tuvimos el honor de recibir el Premio Cum Laude 2022 en la categoría Sector Comunicación y Marketing de la Asociación de Antiguos Alumnos y Amigos de la Universidad de Salamanca (Alumni-USAL), presidida por Antonio Huertas, quien también es el presidente de Mapfre, para que se den cuenta del nivel que tiene esta iniciativa.
Esta institución, con buen criterio, ha instaurado los citados galardones para promover el networking empresarial y estrechar las relaciones entre la institución académica y el mundo de los negocios. En el evento, celebrado en la sede de la Fundación Mapfre, en pleno corazón empresarial y financiero de Madrid, me acordé que hace años un consejero de Industria me contó la siguiente anécdota. Nissan, que en aquella época era 100% de capital nipón antes de que desembarcara Renault en su accionariado, había decidido cerrar la factoría de Ávila, que entonces fabricaba camiones pequeños. Nuestro alarmado consejero voló a Tokio con su subalterno de confianza, que hoy ocupa un puesto de máxima responsabilidad en la Consejería de Economía y Hacienda, para intentar convencer a los japoneses de que mantuvieran abierta la factoría abulense o al menos retrasaran su cierre.
En la megalópolis, la más grande y poblada del mundo con 37 millones de habitantes, sólo consiguieron organizar una reunión con un directivo de tercer nivel, pues como todos saben, la mentalidad cuadriculada y cuasi militar de los japoneses, dicho con respeto y admiración de alguien que procede de una cultura latina amante de las improvisaciones, es muy poco dada a cambiar de decisión. Pues allí estaban nuestros resignados políticos explicando las ventajas y maravillas de Castilla y León, ante la aburrida cara del ejecutivo de Nissan, cuando surgió el milagro. Para ponerle en contexto, le dijeron que nuestra comunidad autónoma está integrada por 9 provincias: Ávila, Burgos, Palencia, León, Salamanca … Y justo en ese momento, el directivo japonés preguntó: “¿Cómo que Salamanca? ¿Usted es el ministro de Industria de Salamanca?” Nuestro avezado político, en vez de explicarle pacientemente la estructura administrativa de España, que no entendemos ni nosotros, le dijo que sí. En ese momento el directivo se levantó de la reunión y volvió a los 10 minutos diciéndoles que retrasaran su vuelo a España, que el máximo responsable industrial de Nissan les invitaba a una comida fugaz en su despacho. Allí fueron y, con sorpresa, vieron en la enorme y acristalada sala un escudo de la Universidad de Salamanca grabado, cómo no, en piedra de Villamayor.
En el breve encuentro, el mandamás de Nissan les explicó que había estado en la universidad charra aprendiendo español y que fueron los mejores meses de su vida, así que en su conciencia no podía permitirse cerrar una fábrica de Nissan en una región donde se ubica Salamanca. 2 semanas después, envío a nuestros responsables de la Junta el plan industrial con las draconianas condiciones para mantener abierta la fábrica. Si aquel directivo nipón no hubiera estudiado en la Universidad de Salamanca, hace años que la factoría de Ávila se habría cerrado.
Casos como el del Foro Guadarrama o el de la Universidad de Salamanca demuestran que, de momento, las relaciones humanas son mucho más eficaces que los algoritmos y las redes sociales para dinamizar negocios. Así que más mundo real y menos virtual.
Excelente referencia de networking
Eso es, perfectamente explicado Alberto. Las relaciones humanas son la piedra angular del progreso. Si además lo hacemos divertido, como las propuestas que ofrecemos en el Club CEO, la cosa es mucho más amena y entretenida.