Luisa Alcalde
La elegancia contemporánea de la cadena china Mandarín Oriental y la conexión con el arte que le rodea y del que el Hotel Ritz se apropia son apreciados nada más atravesar la gran puerta del establecimiento en el jardín suspendido en el techo del vestíbulo, confeccionado en nikel y latón que asemeja hojas de madroño, jazmín, magnolio y olivo, concebido por el estudio español ubicado en Londres Haberdashery; o la pieza Danza de Abanicos creada por Factum Arte, que decora la pared de la recepción a modo de bienvenida.
El movimiento de contrastes de oro y blanco que abundan en el histórico edificio, con los juegos de espejos, las plantas y la abundante luz que inunda su patio central son otras de las señas de identidad de este renovado establecimiento, que no ha perdido su espíritu genuino de tiempos pretéritos, tras una reforma integral valorada en casi 100 millones de euros que se ha dilatado desde febrero de 2018 hasta abril de 2021, fecha en la que fue reabierto.
Hotel de origen real
Inaugurado en 1910 por el Rey Alfonso XIII, como excusa para alojar a la realeza europea en su propia boda con Victoria Eugenia de Battenberg, y supervisado por el legendario hotelero César Ritz, se sitúa muy próximo al Museo del Prado, el Thyssen-Bornemisza, Retiro y Jardín Botánico, frente a la fuente de Neptuno y al Hotel Palace.
Hace gala de una arquitectura de estilo afrancesado, que alberga una terraza jardín en su fachada principal. El arquitecto español Rafael de la Hoz y los diseñadores franceses Gilles & Boissier han conservado el estilo Belle Époque en su nueva decoración, con pinturas y esculturas del edificio original y otras piezas artísticas actuales, como el tapiz de la artista textil española Clara Sullà, situado en Palm Court, por ejemplo.
La cuidada restauración ha recuperado algunos elementos arquitectónicos que dotan de personalidad al renovado edificio como su cúpula de cristal oculta durante 80 años, que inunda de luz su interior -aunque deben mejorar su climatización en verano- y las puertas de entrada originales.
Considerado como hotel de lujo desde sus orígenes, fue frecuentado por la realeza europea y posteriormente por personajes famosos como Ernest Hemingway, Mata Hari, Gracia de Monaco y Rainiero -que pasaron su luna de miel en el Ritz-, Ava Gadner o Madona, entre otros.
153 habitaciones y 53 suites
Con 153 habitaciones y 53 suites (con distintas categorías y superficies, algunas como la suite real con 188 metros cuadrados) muy espaciosas y decoradas de forma individual con mobiliario de calidad, tonos neutros y baños amplios con profusión de mármol, ofrecen vistas a la plaza de la Lealtad, y otras al Museo del Prado y los Jerónimos.
El hotel posee un spa, con piscina cubierta climatizada, piscina de relajación, sala de vapor, gimnasio y sala de tratamientos de belleza y masajes, con varias marcas de calidad, que admite reservas ajenas al hotel. El firmamento estrellado del spa con profusión de mármol blanco y oro confiere carácter propio a la zona de la piscina.
Oferta gastronómica
El Ritz también posee una oferta gastronómica muy atractiva como su restaurante Deessa, liderado por el laureado Quique Dacosta, al que se suma Palm Court ubicado bajo la cúpula de cristal del hotel y donde hay un rincón dedicado al piano blanco solicitado por Frank Sinatra, que sirve comidas de cocina clásica durante todo el día y las tradicionales tardes del té; y el Champagne Bar, con una selección exclusiva de espumosos maridados con un menú de tapas.
Además, acoge una sala de cócteles llamada Pictura -otro guiño al arte-, cuyo nombre hace gala a una galería de retratos de personalidades del arte español, que rubrica la fotógrafa española Paula Anta e inspirados en el retrato de Juan de Pareja, de Velázquez. Otro de los grandes atractivos del hotel, sin duda, es El Jardín del Ritz, un oasis en plena vorágine capitalina, donde se puede disfrutar de un almuerzo o cena al aire libre, con acceso directo desde la calle y con una oferta más cosmopolita y divertida para acercar el hotel a todos los madrileños y visitantes de la capital.
Esta apertura hotelera de lujo se suma a la del Four Seasons, en el edificio Canalejas, del que ya dimos cuenta en esta sección en un artículo anterior, que vendrán seguidas de otras inauguraciones próximas como la del Hotel Villa Magna en pleno Paseo de la Castellana, actualmente también en obras de remodelación, y prevista para octubre.
El mediterráneo de Quique Dacosta arriba a Madrid
Una apuesta valiente para conquistar el cielo de la capital de España es el Restaurante Deessa, donde el laureado cocinero alicantino Quique Dacosta mezcla materia prima de lujo como el caviar o las ostras con otra más singular como las huevas de maruca, con un doble objetivo: enamorar los paladares internacionales haciendo honor a su esencia de restaurante de hotel, y a la vez como tributo a sus orígenes humildes con un guiño irreverente propio de su Denia, donde cuenta con su establecimiento de tres estrellas Michelin.
El laureado chef, implicado en el diseño de toda la oferta gastronómica del Ritz, deja espacio también para la despensa madrileña, que alterna con algunos de los platos más representativos de su carrera profesional en Deessa, ubicado en la sala Alfonso XIII con vistas al famoso jardín del hotel.
Elegancia contemporánea
El espacio muy luminoso y de elegancia contemporánea siguiendo la línea decorativa del resto del hotel, ofrece un comedor privado con capacidad para diez personas para cenas y celebraciones más íntimas. La opción Hidden Table permite a los invitados la posibilidad de conocer al chef y un maridaje para descubrir la carta de vinos, que cuenta con más de 250 referencias europeas y españolas.
Deessa ofrece una experiencia gastronómica con dos menús degustación: Clásicos Quique Dacosta y Contemporáneo QDRITZ, para degustar tanto en almuerzos como en cenas, donde se pueden paladear algunos clásicos de la cocina de Quique Dacosta y otros creados con Ricard Tobella, jefe de cocina de este espacio y mano derecha del aclamado cocinero alicantino.
La declaración de principios de Quique Dacosta son su compromiso con los pequeños productores y su apuesta por la sensualidad, que trata de reflejar en sus platos, donde priman el producto y su estacionalidad, como en la Sopa de guindillas y anguila ahumada o en el Arroz arbóreo de colmenillas, de impecable factura e intenso sabor. Muy apetecible, sofisticada y sorprendente la Selección de caviar y diferentes huevas de pescado, donde contrasta la elección de los mejores caviar del mundo con las huevas más modestas de pescados de descarte como el mujol o la maruca, cuya salazón son de elaboración propia. Antológica la Ostra en gel-sopa de apio, cuya ejecución fresca y perfecta potencia el profundo sabor del excelso molusco. Un plato para el recuerdo, al igual que la Liebre a la royal, de potente embocadura, que envuelve el paladar.
Otras ofertas culinarias
Si dispone de algún día más para disfrutar de la apabullante oferta gastronómica capitalina, puede darle un contrapunto menos sofisticado pero también divertido en Lakasa o si prefiere fusión cosmopolita, en El Hombre Pez.
En el primero, lo que prima es el producto con una elaboración sin estridencias con platos de gran factura como los Buñuelitos de Idiazábal, el Morro de atún rojo encebollado y el Steak tartar.
Por su parte, en El Hombre Pez, cuyo nombre hace referencia a la preciosa leyenda vinculada con Liérganes (Cantabria), lo que destaca es la fusión india-cántabra, de gran calidad y para todos los gustos, dado que se puede elegir entre especialidades solo cántabras como las Rabas de calamar; o solo indias, con extraordinarios currys de pollo y ternera o el menú que ensambla ambas cocinas, como el Rodaballo tandori o las Albóndigas de tudanca con korma, coco, azafrán y frutos secos. Viva el mestizaje bien entendido y mejor ejecutado.