En un desayuno informativo organizado por la Asociación de Directivos de Comunicación Dircom se puso de manifiesto la utilidad que tiene la experiencia de la náutica de alta competición para aplicarla en el liderazgo de estrategias y equipos en circunstancias cambiantes.
Francisco López Seoane, experto en Management náutico, explicó que cuando se compite en una regata con un velero de 22 metros de eslora y un mástil de 30 metros de largo lo que más abundan es el cabo, es decir, una cuerda, y los nudos marineros.
Gracias por el buen acto que nos brinda una vez más. Soy poco objetivo, pues como fiel seguidor de la Revista y entusiasta de las participaciones con nombre propio, en cuanto se publica una nueva entrada me “gotea el colmillo”.
En este caso la buena “parábola” me recuerda a los tantos mensajes sobre remeros y competiciones aplicados a la “buena gestión” y “sana competencia”. Desde el despido de tripulantes por ser segundos, hasta la contratación de expertos para reforzar los remos sin necesidad de palistas.
Los que somos de interior y nos ha tocado y nos toca salir a las aguas turbulentas, siempre, miramos al cielo (por aquello que narra Delibes del campesino) para empezar de buena mañana, la primera nube nos preparará. Incluso no pasa nada si hay que quedar en tierra preparando y revisando material. Ahora toca seguir “bogando” aunque en algunos momentos no haya muchas ganas, se vean negros nubarrones o te den ganas de subir al primer barco pirata.
Gracias. Siempre se aprende algo en vuestra/nuestra Revista.
Querido Ángel Luis:
No sé cómo agradecerle este comentario tan cariñoso que hace en este post y la cercanía que muestra hacia Castilla y León Económica, que la siente casi como propia. Esa es la mayor satisfacción que podemos tener todo el equipo de personas que trabajamos aquí, se lo digo de corazón. Permítame decirle que su comentario es en sí mismo otro post por el uso que hace la metáfora naútica y de los preparativos sobre el terreno. En la actualidad, el desánimo a la hora de bogar es generalizado, aunque no le sirva de consuelo. Pero es preciso sacar fuerzas de flaqueza y mirar siempre a la línea del horizonte y no sólo a las olas más cercanas. Lo de subirse a otro barco, es factible, siempre que no dejemos hundir el propio; pero por la forma que tiene de escribir, intuyo que usted, como yo, nunca lo haríamos en uno pirata.
Gracias por su valioso comentario. Un saludo afectuoso.