En Internet se dice que se puede medir todo, pero esto es cierto sólo a medias, ya que la monitorización de los contenidos se encuentra con una importante laguna en el análisis cualitativo, como son los sentimientos que a las máquinas les resulta muy difícil captar.
Y a esto se unirá también en un futuro lo que se ha dado en llamar el Internet de las cosas, que tendrá más en cuenta las acciones que los sentimientos. El Internet de las cosas se basa en una red de objetos cotidianos interconectados, que actúan para sus propietarios, con información que facilitan las cosas que utilizamos.