Retomo una frase del brillante Toni Nadal, al hilo de una conferencia que brindó a un grupo de empresarios familiares en un reciente encuentro interregional: “la queja no gana partidos”. Esta sentencia es perfectamente aplicable al mundo de la empresa. Llevamos varios meses con el país de elecciones en elecciones, con nuestros futuros gobernantes centrados en los numerosos procesos electorales que -según parece- ya han tocado a su fin. Aunque lo ideal es que la empresa goce de un entorno político y económico estable, que favorezca la actividad económica, no podemos parar. Y a pesar de que esas condiciones no se producen, la empresa familiar sigue a lo suyo.
Prioridades
Por un lado, cumpliendo con sus obligaciones sociales para con sus trabajadores; por otro, cumpliendo con las más de 25.000 normas que rodean a la empresa por un lado y por otro; y sobre todo la empresa familiar continúa trabajando, más allá del cumplimiento de sus obligaciones, en la creación de valor añadido en su entorno. Permítanme enumerar alguna de estas prioridades.
1-. Vocación de crecimiento. Son varios los sectores que requieren una dimensión adecuada para ser competitivos, especialmente a nivel internacional. La primera condición para crecer es querer, pero en algunos casos no la hay; o adquieres tamaño o tus clientes buscarán a alguien que les acompañe. Otro lo hará por nosotros.
2-. I+D+i. La agilidad en la toma de decisiones y el compromiso en el largo plazo son cualidades de la empresa familiar que facilitan la apuesta por la investigación, el desarrollo y la tecnología. Es el modo de conseguir la diferenciación en los mercados.
3-. Atracción del talento. La clave que permite alcanzar el salto de calidad en la gestión de una empresa son las personas. Sin personas comprometidas con el proyecto es imposible que la empresa tenga un recorrido a largo plazo. Las técnicas de motivación, retención y atracción de los mejores profesionales cada vez son más conocidas y adaptadas a las empresas familiares, que encuentran en sus valores de cercanía con la propiedad y posibilidad de desarrollo profesional sus mejores claves para contar con los mejores.
4-. Espíritu de colaboración. La pasada crisis ha despertado la imaginación en la empresa familiar. Nos hemos dado cuenta de que tenemos que hacer el esfuerzo para encontrar sinergias con otros partners que nos permitan alcanzar los objetivos empresariales que antes eran planteados en solitario. Como dice el refrán: “si quieres llegar rápido, camina solo; si quieres llegar lejos, camina acompañado”.
En definitiva, la empresa familiar continúa trabajando en sus retos, en crear riqueza en su entorno, en su territorio; y lo que es más importante, continúa manteniendo y creando empleo de calidad. Aunque, a veces, la coyuntura política y económica no favorezca mucho. Como dice Toni Nadal, “la queja no gana partidos”.