Se lamenta profundamente la Defensora del Lector de un periódico nacional de la invasión de trolls en los comentarios de su web, sobre todo en los espacios de opinión. Para los profanos en la materia, les comentaré que en la Web 2.0 se denomina como trolls a aquellos internautas “que sólo buscan provocar intencionadamente a los usuarios o lectores, creando controversia, provocar reacciones predecibles, especialmente por parte de usuarios novatos, con fines diversos, desde el simple divertimento hasta interrumpir o desviar los temas de las discusiones, o bien provocar flamewars, enfadando a sus participantes y enfrentándolos entre sí. El troll puede ser más o menos sofisticado, desde mensajes groseros, ofensivos o fuera de tema, sutiles provocaciones o mentiras difíciles de detectar, con la intención en cualquier caso de confundir o provocar la reacción de los demás”, según la descripción de Wikipedia, ya que el término aún no ha sido recogido por el lento, pero siempre seguro, Diccionario de la Lengua Española.
Esta práctica desespera a los responsables de los portales periodísticos, porque una de las mayores grandezas que tiene la web, como es la colaboración activa de los lectores a través de los comentarios a las noticias y blogs, acaba convirtiéndose en una trifulca on line donde imperan los insultos, la falta de respeto y las provocaciones barriobajeras más soeces, que repugnarían hasta al nada remilgado Capitán Alatriste.
Escudados, y escondidos, bajo el anonimato o pseudónimos, estos internautas se dedican a inundar de ofensivas frases el mayor espacio de conversación desarrollado por la humanidad, con un doble efecto: bajar la calidad de los contenidos de la web y espantar a los internautas que quieren participar en la misma desde una postura civilizada e inteligente. Al final, los trolls consiguen crear una zona on line parecida a un decadente local con peleas y garrotazos, por el que la gente educada pasa de largo para no llevarse un botellazo dialéctico en la cabeza.
Aportaciones constructivas
Les confieso que cuando pusimos en marcha la web de Castilla y León Económica hace ya más de un año, uno de nuestros principales temores era la actuación de estos energúmenos virtuales, sobre todo si tenemos en cuenta que algunos de nuestros ilustres blogueros tienen cargos públicos o desempeñan puestos de responsabilidad en destacadas instituciones y asociaciones. Para sorpresa, estas hordas de gamberros de la red no se han detenido en nuestra web, al menos hasta ahora, pues en estos quince meses sólo hemos recibido un comentario con insulto dedicado a un empresario tecnológico y otro donde se acusaba de un delito a los responsables de una empresa, pero sin aportar pruebas.
Por eso, para nosotros es un orgullo contar con una comunidad de internautas que participa en los debates de forma educada, inteligente y respetuosa, y cuya única intención es aportar su visión y análisis sobre las noticias y blogs de Castilla y León Económica, a veces discrepando de las opiniones o corrigiendo erratas de las informaciones, pero siempre en un tono cortés. Como dice Enrique Dans, “el trabajo de la inteligencia distribuida es insuperable”. De eso damos fe en nuestra web gracias a vuestras aportaciones, que siempre esperamos con expectación y que nos aportan un insuperable valor añadido.