El pasado 10 de diciembre, sobre la bocina de los plazos marcados por la ley, se publicaba el Portal de la Transparencia cuyo mayor atractivo, a priori, es que ofrece más de medio millón de registros de datos para su consulta pública. Todo un hito. O quizás no tanto.
La primera versión del portal nos ha decepcionado a casi todos. Poco usable y complejo, aunque como punto positivo, tiene mucho camino de mejora.
El propio Portal de la Transparencia, su contexto, las reacciones de la opinión pública y los análisis realizados desencadenan situaciones paradójicas, que llenan de curvas el camino hacia la transparencia. He elegido 3 paradojas, que ilustran de forma sencilla los 3 elementos principales que, desde mi humilde opinión, deben ser corregidos.
Primera paradoja: el volumen de los datos
El portal nos ofrece más de medio millón de registros. Un volumen ridículo. Sólo en portalestadistico.com (iniciativa privada de agregación de datos públicos, que además está promovida por una empresa de Castilla y León) disponen de más de 140 millones de datos públicos, incluyendo la información de gasto presupuestario de todos los municipios de España, algo que no aparece (ni se le espera) al portal de la transparencia, sólo limitado a la administración estatal.
Segunda paradoja: la unidireccionalidad
El objetivo político de la transparencia es poder incrementar la confianza en la gestión de lo público, pero se está abordando desde una estrategia unidireccional. Otra ocasión perdida. El Estado informa hacia los ciudadanos, sin articular de forma explicita canales de retorno de las reacciones de los informados.
En realidad, los medios de comunicación actúan como único canal pseudo-bidireccional entre el portal de transparencia y los ciudadanos, al más puro estilo del siglo XX, ignorando las posibilidades que ofrece actualmente Internet y las redes sociales.
Hace unos meses, en este mismo blog me atrevía a anunciar la creación de la Comisión Nacional de Participación Ciudadana, una crónica de un futuro cercano que, no nos quepa duda, se hará realidad.
Tercera paradoja: la ausencia de novedad
No se aporta, aún, demasiada información nueva, sino un complejo agregado de datos proveniente de diferentes fuentes ya existentes, que son agrupadas y ordenadas para su consulta. Incluido el salario del presidente y su equipo de gobierno, datos públicos desde hace tiempo.
Aquí entra en juego la explotación sensacionalista del tema recurrente del salario de los cargos públicos, que los medios de comunicación publican a la menor ocasión, porque son un caladero de lectores ávidos de despellejar aún más a nuestros dirigentes.
El camino hacia la transparencia está comenzado, aunque sea de forma tímida y mejorable. Demos un voto de confianza al proyecto, es una oportunidad de oro para que los servidores públicos que no tengan nada que ocultar se ganen definitivamente nuestra confianza. Y el resto, que se vayan.