Las grandes fortunas de Castilla y León

Por: Alberto Cagigas
Retrato de Voltaire.
Por desgracia, en este resentido país a los empresarios les pasa lo mismo que denunciaba el admirado Voltaire sobre los escritores: “los únicos frutos que recoges si cultivas la literatura es el desprecio cuando fracasas y el odio cuando triunfas”.

A principios de año, el periódico El Mundo publicó el Ranking de los 200 más ricos de España, donde aparecen ocho fortunas relacionadas con Castilla y León. Al hilo de este informe, surgen airadas críticas denunciando la progresiva desigualdad económica, la polarización social, el aumento de la brecha entre pobres y millonarios o la concentración del dinero en menos bolsillos (3 personas en España poseen el mismo capital que el 30% más pobre de la población, es decir, que 14,2 millones de habitantes).

Lamentablemente, en esta tierra cainita el foco se pone en cómo redistribuir la riqueza quitándosela a los más acaudalados para dársela a los más necesitados, idea basada en una perniciosa doctrina robinhoodiana cuya consecuencia final es generalizar la pobreza, no la riqueza. Por contra, el debate debería ser cómo poder tener más personas multimillonarias por méritos propios.

Falta de cultura empresarial

A esos 8 ricos de Castilla y León nadie les ha regalado nada (por cierto, representan el 4% de las 200 mayores fortunas del país, con lo que el porcentaje de potentados de nuestra región en España es inferior al peso de nuestra economía a nivel nacional, lo que también refleja la falta de cultura empresarial de estos pagos). Por razones obvias debido a mi oficio, conozco bien la historia de estos empresarios y les aseguro que tienen como denominador común el esfuerzo, la capacidad de trabajo, la perenne ambición, la fortaleza mental para mantener un frenético ritmo en la dirección de sus negocios, la eterna insatisfacción porque piensan que siempre se pueden hacer mejor las cosas, la inteligencia para acertar en muchas decisiones y la intuición para adelantarse a los cambios del mercado.

Que nadie piense que estos 8 hombres incrementan sus plusvalías tranquilamente mientras se fuman un puro frente a una chimenea acariciando distraídamente la cabeza de su mascota. Les he visto, pese a que en la actualidad acumulan una fortuna que roza los 8.700 millones de euros, comer sandwiches en su despacho porque no tienen tiempo ni para almorzar, acometer jornadas maratonianas de más de 14 horas (que tomen nota quienes aspiran a las 35 horas semanales), emplear los fines de semana para sacar adelante temas pendientes y programar la agenda, utilizar una parte de las vacaciones para pensar en la estrategia de la empresa y pasar muchos meses del año en el extranjero con una agenda agotadora. Ésa es su forma de vida porque es su vocación; y la justa recompensa, porque el mercado no regala nada, a su exitosa gestión son las plusvalías.

Parásitos de la sociedad

El ranking de los más ricos, a quienes tanto critican los parásitos de la sociedad que aspiran a expropiar riquezas ajenas que ellos son incapaces de generar, refleja la fortuna que poseen estos hombres, pero no indica los miles de empleos creados y los cuantiosos ingresos destinados a las arcas públicas vía impuestos. Gracias a ellos, el paro no alcanza cifras más alarmantes y se mantiene una parte del Estado de Bienestar.

Algunos de estos 8 acaudalados son de origen humilde y otros han tenido el acierto de aumentar el legado heredado. Insisto, nadie les ha regalado nada y lo único que podemos lamentar es que no haya más personas como ellos en esta tierra.

Por desgracia, en este resentido país a los empresarios les pasa lo mismo que denunciaba el admirado Voltaire sobre los escritores: “los únicos frutos que recoges si cultivas la literatura es el desprecio cuando fracasas  y el odio cuando triunfas”.

6 comentarios

  1. Me parece un acertado artículo, el cual suscribo en líneas generales. Es cierto que la ‘cultura del esfuerzo’ no siempre garantiza el éxito empresarial, pues hay factores del entorno y la competencia que en ocasiones no se pueden controlar. Sin embargo su ausencia es seguro que llevará al fracaso. En el sector automoción, el principal activo económico y de empleo de Castilla y León, en el cual he tenido la oportunidad de trabajar en varias fases de mi trayectoria laboral, había una máxima: ‘Por cada coche de buena calidad vendido se induce la compra de uno más. Por cada automóvil de baja calidad se dejan de vender 10’. La conclusión es clara: El esfuerzo, la determinación, las cosas bien hechas son inherentes para el triunfo empresarial. Mi admiración por estos 8 hombres quienes con su esfuerzo e inversiones han generado riqueza y empleo en nuestra región. Me gustaría ver a mujeres en esta lista, pues tienen formación, capacidad y talento. Una última reflexión: El reconocimiento ha de ser tanto para empresarios como para trabajadores, cada cual en su papel tienen su importancia en esta labor de equipo necesaria para que, una empresa, camine en la buena dirección. Quienes estamos atravesando, en estos tiempos difíciles, una etapa de reinserción laboral bien conocemos el esfuerzo no correspondido. Con el citado esfuerzo, ideas y actitud los resultados llegarán, no me cabe duda, bien lo sabes Alberto por tu trayectoria que valoro. Fernando Villafruela Espinel.

  2. Bravo Alberto. Con que un 10% de la población española pensara como tú, este país tendría solución. Creemos las bases para que haya muchos multimillonarios y veremos, sin duda, desaparecer la pobreza, el paro, y podremos permitirnos el lujo de mantener y mejorar el estado de bienestar.
    Pero mientras tanto mantenemos en la región un sistema impositivo (Patrimonio y Sucesiones) que hace que quien se lo puede permitir, fije su domicilio en una cercana Comunidad vecina, donde reciben con los brazos abiertos a los acaudalados de Castilla y León.

    1. Gracias por tu comentario. También las grandes empresas de Castilla y León, aunque cumplan con todas las normativas, terminan fijando su sede central en Madrid para evitar la presión tributaria y laboral a las que son sometidas en nuestra región. Allí pasan más desapercibidas. Saludos.

  3. Muy de acuerdo con tu artículo Alberto. Somos envidiosos de los éxitos y no perdonamos los fracasos, y así nos luce el pelo.
    Se hace insoportable la presión de todas las administraciones que dicen pretender ayudar, pero debe ser a hundirnos porque no se entiende el afán meramente recaudatorio y si me apuras confiscador que tienen. Deberían ser un apoyo fundamental para la competitividad de las empresas y en realidad son un lastre para ellas. Si se sigue así el huerto empresarial se va a quedar como un desierto. Deben de estar ciegos nuestros políticos regionales. Luego se quejarán de falta de presupuesto.

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