Ante el nuevo Defender uno se siente pequeño antes de subirse a él: 1,97 metros de altura y más de 5 de longitud. Una vez dentro, descubrimos uno de los mejores interiores que hemos visto en mucho tiempo en términos de combinar diseño con practicidad, herencia y modernidad. Hay detalles prácticos reflejo de años de experiencia en un vehículo de campo, en el que entran perros, botas con barro… Pisos de goma y umbrales al ras para que puedas quitar la suciedad con un cepillo y protecciones para el maletero y los respaldos de los asientos traseros, todo parece diseñado para soportar un uso intenso. Y un volumen del maletero que es gigantesco.
Adiós a la rusticidad. Ahora sus kilos de electrónica están presentes. Lejos de ser irrompible, el Land, nacido en 1948, tenía la virtud de poder arreglarlo uno mismo en lo más profundo de la selva. En el nuevo Defender esto no es así, pero sus capacidades todoterreno son extraordinarias, muy superiores a la media.
Y a valorar, un moderno comportamiento de conducción en asfalto. La dirección muestra una consistencia satisfactoria a diferentes velocidades y la suspensión neumática de serie es tan eficaz para el confort como para sujetar la alta y pesada carrocería. Hay un muy buen nivel de confort, incluso si las llantas de 20 pulgadas de nuestro Defender de pruebas no son lo mejor para la comodidad. Es más que recomendable optar por llantas de 19 o incluso 18, que además son más adecuadas para la conducción en invierno, por no hablar del todoterreno.
En curva, a pesar de las gomas para todas las estaciones, el manejo es muy correcto a menos que nos pasemos, y entonces comprobaremos cómo su sistema antideslizante ESP nos llama al orden.
3 motores disponibles
Para esta prueba hemos elegido una versión diésel. De los 3 motores disponibles (200 CV, 250 CV y 300 CV) con este combustible, todos V6, híbridos ligeros (etiqueta Eco de la DGT, por tanto) hemos elegido el de potencia intermedia.
En asfalto, a ritmo constante, es impresionantemente silencioso, y su empuje es más que suficiente para la mayoría de situaciones. Eso sí, desde parado hay que subirlo de vueltas en las arrancadas, lógico con tal masa. Pero este 6 cilindros cumple su función sin ocultar su carácter diésel al acelerar. Y bastante sobrio si conducimos con suavidad. En nuestra prueba, el consumo ha sido una media a los 100 kilómetros de 9,7 litros.
Este Defender diésel de 250 CV es un viajero nato. Te llevará por caminos casi tan empinados como los de un Jeep Wrangler y te garantiza un confort y una conducción completamente diferentes sobre el asfalto al antiguo modelo.