El clima de incertidumbre en el que está sumido en la actualidad el sector del carbón no ha afectado al proyecto de investigación de la Fundación Ciudad de la Energía (Ciuden) para capturar y almacenar dióxido de carbono en nuestra región, que sigue su curso al ritmo programado. El pasado mes de agosto finalizaron los trabajos de análisis sísmico en un paraje del municipio de Hontomín (Burgos) para determinar el lugar idóneo en el que se construirá la planta de confinamiento de este gas. Durante esta campaña, que ha supuesto una inversión de 3,9 millones de euros de los 20 millones de euros que el Gobierno central destinará a esta zona y la participación de más un centenar de personas, se ha explorado el subsuelo en un radio de alrededor de 35 kilómetros cuadrados y hasta 1.500 metros de profundidad para obtener una imagen en tres dimensiones y localizar una formación geológica adecuada. Para ello, debe tener una porosidad y salinidad adecuadas, una capa suprayacente que sea impermeable al paso del CO2, estar ubicada en áreas geológicamente estables y a una profundidad de más de 800 metros, “ya que a esta distancia el CO2 sufre un brusco incremento en su densidad y ocupa un volumen 500 veces menor que en superficie”, aseguran los responsables de Ciuden. Todas estas características permiten garantizar el aislamiento de este gas contaminante de forma segura.
Experimentos
Una vez terminada esta fase, en el primer semestre de 2011 se iniciarán los sondeos y entre finales de ese mismo año y principios de 2012 está previsto que comiencen los experimentos de inyección de CO2 en el subsuelo. “El objetivo del programa es demostrar que el almacenamiento geológico de CO2 es técnicamente factible, económicamente viable y medioambientalmente seguro a través de lo que se conoce como geo-atrapamiento definitivo del dióxido de carbono, es decir, que con el paso del tiempo se formen nuevos minerales. Esto requiere que la roca sello impida su ascenso y, posteriormente, que el CO2 se disuelva en el agua presente en la roca almacén”, explican los representantes de Ciuden. Esta instalación no se destinará a un confinamiento industrial, sino que tendrá un fin experimental de cara a aprender técnicas de inyección para abaratar el proceso, verificar el comportamiento del dióxido de carbono almacenado y comprobar que puede ser modelado y monitorizado y promover el desarrollo de nuevas técnicas de control de este gas, entre otras.
Planta experimental en León
Paralelamente a estas pruebas, Ciuden ultima la puesta en marcha de una planta experimental a gran escala en Cubillos del Sil (León) para capturar dióxido de carbono por oxicombustión de carbón en lecho fluido, que está prevista para finales de este año. A este proyecto al que la Unión Europea destinará 180 millones de euros se ha sumado Endesa, que estima instalar en su enclave de Compostilla una central de 300MWe de potencia en la que adaptará un mecanismo de captura de CO2 a nivel industrial, según el acuerdo de colaboración que la eléctrica y la entidad firmaron en diciembre de 2008. El sistema dispondrá de dos calderas distintas en las que se tratará la materia prima. Por un lado, se utilizará una de carbón pulverizado, “que es la tecnología más extendida para producir electricidad en centrales térmicas, y por otro, lecho fluido circulante, un mecanismo innovador que empieza a ser usado para la misma finalidad y que permite una mayor flexibilidad en el uso del combustible, además de un mejor aprovechamiento de las transferencias del calor producido, y que es la que utilizará Endesa en Compostilla”, apuntan los responsables de Ciuden.
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