La paradoja del paraguas

Por: Alberto Cagigas
La concesión de préstamos es el principal problema de las empresas.
La dificultad para conseguir préstamos en el sector financiero español ha sido señalada como una de las principales causas de la elevada mortalidad del tejido empresarial.

Recuerdo que allá en el lejano 2008, un constructor de Castilla y León me comentó: “la banca te deja el paraguas cuando hace sol y te lo quita cuando llueve”. En aquel entonces la frase me pareció muy original, pero luego la he escuchado cientos de veces. Ese empresario, que estaba acostumbrado a acceder de forma rápida a un manantial de créditos, vio cómo de la noche a la mañana le cerraron el grifo de la financiación externa, lo que puso en peligro sus empresas.

Desde entonces, la dificultad de los empresarios para conseguir préstamos en un sector financiero español centrado en poner orden en su propia casa mediante su concentración y la desaparición de las cajas ha sido señalada como una de las principales causas de la elevada mortalidad del tejido empresarial. Por ejemplo, así se constata en la encuesta publicada en julio de 2014 por Castilla y León Económica, donde el 70% de los ejecutivos afirmaba tener problemas para encontrar financiación. Ésta ha sido una queja recurrente durante la crisis, pero ahora parece que la tendencia va a ser otra.

Liquidez

En una misma semana 2 altos directivos de bancos con presencia en nuestra región afirmaron que ahora el sector financiero está inundado de liquidez y necesita empezar a abrir las compuertas del crédito a empresas y particulares para generar negocio. Según ellos, después de los procesos de reestructuración en el sistema, que aún no ha terminado pues habrá más absorciones, las entidades financieras tienen solvencia y dinero para prestar, por lo que necesitan rentabilizar los recursos propios mediante la inversión crediticia.

Y en una reciente comida ante un reducido grupo de empresarios, el presidente de una entidad financiera aseveró: “los bancos están más sanos, tienen más liquidez y suficiente capital, por lo que la financiación debe volver en el corto plazo”, mensaje que fue recibido con sorpresa y cierto escepticismo por los comensales. Y razón tienen cuando ese mismo día salió publicado en la prensa salmón el titular de que la banca recortó el crédito un 3,7% interanual.

Otro directivo de una antigua caja ahora reconvertida junto a otras entidades de ahorro en un banco, que un día es noticia y otro también por las fechorías del pasado, me comentó que nunca se había prestado tan barato el dinero al ofrecerlo sólo un poco más caro del obtenido en el Banco Central Europeo (BCE). Por no hablar de las constantes campañas de unos y otros para captar el mercado de las pymes, que parece que acaban de ser descubiertas por los banqueros. Sin embargo, pequeños y medianos empresarios y autónomos continúan lamentándose de que no acceden al crédito y que les exigen unas garantías draconianas.

¿Entonces, qué falla?, pregunto a un prestigioso profesional del sector, quien me ofrece una tesis convincente: “antes los bancos destinaban su inversión a la compra de deuda pública, que ofrecía una rentabilidad digna sin riesgo. Pero eso se acabó pues ahora apenas genera márgenes, así que la liquidez se debe de colocar en los préstamos a empresas y particulares, que es el mercado natural; pero las empresas supervivientes a la brutal criba de la crisis todavía tienen altos niveles de apalancamiento, una rentabilidad muy reducida y se siguen desenvolviendo en un mercado lastrado por el bajo consumo, lo que desanima a los bancos a conceder préstamos”.

Freno inversor

A esto se suma que los departamentos de riesgos, después de los sustos sufridos en estos años, siguen con la mentalidad de frenar la actividad inversora y que los centros de decisión para operaciones de cierto calado se han trasladado fuera de Castilla y León desde la desaparición de las cajas. Por lo tanto, nos encontramos en un período de transición pese a que el core business de la banca es prestar dinero a la iniciativa privada, pero antes tiene que haber proyectos sólidos, cuentas de resultados saneadas y una política de riesgos menos timorata.

Y en ésas estamos, en la paradoja del paraguas: los bancos quieren dejarlos cuando todavía llueve, y mucho en algunos sectores, pero no se atreven a prestarlos al primero que pase empapado por la puerta. Al menos de momento.

1 comentario

  1. Interesante paradoja. Gracias por compartirla. La verdad es que tienes más razón que un santo. Creo que se podría completar con que la banca siempre gana, es decir, si van mal las cosas se la ayuda (rescate, compra de deuda pública…) y si van bien es lo que tiene que hacer. Ahora lo que queda es ver si los departamentos de riesgos bajan el listón, ya que cuentas de resultados saneadas son difíciles, ya que el pasado no se puede cambiar, y proyecto sólidos puede haberlos pero alguien tiene que confiar, si son nuevos no hay pasado, y si son antiguos las cuentas de resultados de los últimos años no son muy alentadoras.
    De cualquier forma confio en que las cosas cambien y la banca abra la mano, siempre nos irá mejor.
    Feliz Año

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