El Grupo de Investigación en Recursos Hídricos (Hidrus) de la Universidad de Salamanca (USAL), dirigido por el catedrático en Geografía Física José Martínez Fernández, confirma el avance de la sequía agrícola en Europa durante los últimos 30 años en su último trabajo Analysis of soil moisture trends in Europe using rank-based and empirical decomposition approaches, recientemente publicado por la prestigiosa revista Global and Planetary Change.
Concretamente, los resultados del estudio han puesto de manifiesto que, en aquellos territorios europeos en los que ha habido una variación significativa del contenido de agua del suelo en las últimas tres décadas, “en más del 80% de los casos la tendencia ha sido negativa. Es decir, el suelo cada vez tiene menos agua”, señala Martínez Fernández.
Eso significa, por añadidura, que la sequía agrícola muestra una clara tendencia positiva, es decir, va aumentando con el paso de los años. Además, los científicos de la USAL han observado que su intensidad está siendo cada vez mayor y que la duración de los episodios se ha ido incrementando. En definitiva, “está aumentando la frecuencia de la sequía agrícola, es más intensa y dura más”, subraya.
Objetivos del trabajo
El objetivo del trabajo era estudiar la evolución de la humedad del suelo y, por tanto, de la sequía agrícola en Europa, en los últimos 30 años. Se pretendía, asimismo, analizar la evolución de los atributos que definen la sequía agrícola (inicio, duración e intensidad) en el continente europeo durante ese periodo. Como objetivo específico, el trabajo buscaba llevar a cabo el análisis de tendencias con metodologías estadísticas lineales y no lineales.
Los resultados obtenidos son de mucho interés en relación con el actual escenario de cambio climático y con un ámbito tan sensible como es el de la seguridad alimentaria. En palabras del catedrático, todo ello plantea un panorama de “gran incertidumbre” en relación con la variabilidad de las cosechas, la disponibilidad de recursos hídricos y las repercusiones de tipo socioeconómico que esto conlleva.
Además, en la actualidad, todo ello cobra más significado “a la vista de la fragilidad que están demostrando los sistemas de producción agrícola y de abastecimiento, como consecuencia de la invasión de Ucrania, y observada desde Europa como un problema ajeno hasta hace poco”, concluye Martínez Fernández.
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