Inflación de ayuntamientos

A principios de año, el Círculo de Empresarios publicó el atinado informe Unas Administraciones Públicas más eficientes y modernas, en el que propone una serie de medidas, pues “un mayor gasto público no tiene porqué suponer necesariamente unos mejores servicios públicos”. Las propuestas abarcan desde la racionalización de las administraciones hasta la mejora de la calidad y eficiencia en la gestión de sus recursos y la reducción o eliminación del gasto burocrático y el asociado a duplicidades, “sin que implique recortes en los servicios y prestaciones”, con un potencial ahorro de hasta 16.100 millones. La principal recomendación de este estudio es pasar de 8.131 ayuntamientos en España hasta casi 3.500.

En Castilla y León se ubican 2.248 municipios, es decir, más del 25% del total del país, en una región con una población de poco más de 2,4 millones de habitantes, envejecida y que disminuye año tras año. Por lo tanto, el informe del Círculo de Empresarios afecta de manera directa a este territorio, que en la actualidad anda distraído en polémicas fútiles más propias de la barra del bar. Es más, en mayo tenemos elecciones para elegir a nuestros alcaldes, sin que se aborde la idoneidad de la actual estructura municipal en una comunidad autónoma en la que más del 97% de sus municipios tiene una población inferior a los 5.000 habitantes, la cuarta parte de ellos posee menos de 100 vecinos y casi 2 tercios registran una densidad inferior a 9 habitantes por kilómetro cuadrado. Sólo en el último año, más de la mitad de los municipios castellanos y leoneses ha perdido población y los pueblos con más 1.000 habitantes se han reducido un 9% en la última década. Es nuestro particular elefante en la habitación, porque mantener esa desmesurada estructura administrativa conlleva un alto coste, sufragado con nuestros impuestos.

Municipios de más de 15.000 vecinos

El Círculo de Empresarios, que también defiende abolir las diputaciones provinciales, asegura que solamente pueden proporcionar servicios públicos de calidad los ayuntamientos de municipios con más de 15.000 habitantes. “Hoy los ciudadanos demandan una mejor sanidad, una mejor educación y el dinero no lo podemos obtener de continuos incrementos y subidas de impuestos. El dinero tiene que venir, precisamente, de una reforma de las administraciones públicas que, siendo más eficientes y eficaces, ahorren en gastos de administración e inviertan en servicios al ciudadano”, indicó en una reciente entrevista Manuel Pérez-Sala, presidente de la citada asociación empresarial.

Este informe también recomienda el redimensionamiento del empleo público mediante un ajuste que corrija el crecimiento registrado en los últimos años con el fin de generar un ahorro de alrededor de 13.700 millones sólo con aplicarlo en la Administración del Estado y en las comunidades autónomas. Otra medida que convendría estudiar en Castilla y León, que cuenta con 200.500 ocupados en el sector público al cierre de 2022, 25.000 más que en 2019, para atender a una población cada año inferior (en el pasado ejercicio perdimos 10.499 habitantes). Es decir, cada vez pagamos a más funcionarios para prestar servicio a menos ciudadanos.

Funcionamiento del sector público

El estudio subraya que el correcto funcionamiento del sector público constituye uno de los elementos de competitividad más destacados en una economía moderna, pero no es el caso de España, donde los recursos de las administraciones públicas han crecido desde representar el 20% del PIB de principios de los años 70 hasta superar el 50% en la actualidad. Lo peor es que el desajuste entre los ingresos y los gastos ha disparado el déficit público hasta generar una deuda de en torno al 120% del PIB. Como ustedes sospechan, este aumento no se ha destinado a mejorar el nivel de productividad mediante el incremento del gasto de capital, sino que ha financiado en su mayoría gasto corriente (salarios, gastos de funcionamiento o provisión de bienes y servicios), advierte el citado informe.

A escasos meses de las elecciones municipales, ningún candidato abordará el debate sobre cómo gestionar con eficacia los recursos, cómo optimizar la estructura municipal o cómo racionalizar el sector público en una tierra con una ancestral despoblación porque, como dejó escrito George Orwell, “ver lo que está delante de nuestros ojos exige un esfuerzo permanente”.