Vimos hace unas fechas cómo la revista Castilla y León Económica reconocía la trayectoria de Godofredo García al mando de su empresa familiar Grupo Limcasa, fundada en Salamanca y con una amplia actividad en toda España. Imagen de lo que debe ser un buen empresario, por un lado, éxito en la gestión y, por otro, ejemplo de una gestión sustentada en grandes valores.
No estamos muy acostumbrados en los últimos tiempos a que se reconozca la labor de los empresarios como creadores de riqueza y empleo y como promotores del Estado del Bienestar del país. Incluso me atrevo a decir todo lo contrario, que la imagen del empresario está sufriendo multitud de ataques especialmente a cargo de quienes nos deberían defender, algunos políticos y gobernantes cuyos mensajes destructivos calan en parte de la sociedad.
Con este acto se puso de relieve todo lo contrario, lo importante que es la figura del empresario para la sociedad y para el desarrollo económico de nuestra tierra.
Inteligente, bondadoso y trabajador como el que más, Godofredo es un caso como el de muchos otros empresarios en nuestra querida Castilla y León, un hombre hecho a sí mismo, capaz de levantar un imperio empresarial de la nada, muy apoyado por sus 4 hijos, mostrando en todo momento unidad familiar y empresarial.
Saga empresarial
Unos hijos también ejemplares como Javier, Diego, Carlos y Pablo, quienes continúan la saga empresarial desarrollando con tesón y buen hacer cada uno con su actividad profesional, mostrando que el relevo generacional es posible con la sencilla receta de la generosidad y la diversificación.
Si tuviese que destacar un momento del acto me quedo con el emocionante discurso de Godofredo, breve y sincero, en el que además de agradecer el galardón tuvo una palabras muy sentidas hacia su esposa María Teresa, reconociéndole en público su impagable papel como mujer y como madre. Bien merecido el premio también para ella. Además, el premiado estuvo arropado por sus nietos, un día especial que recordarán 3 generaciones de la familia García.
Nunca sobran empresarios
Lo importante es hacer llegar a nuestra sociedad que la profesión de empresario es necesaria para el país y que todos aquellos que arriesgan merecen nuestra admiración. O al menos, el respeto de todos. Nunca sobran empresarios en nuestra tierra. Donde hay empresarios hay riqueza, bienestar y desarrollo. Esto es lo que ha hecho toda su vida Godofredo. Pensar en trabajar, trabajar y enseñar a trabajar.
Lo difícil es transmitir los valores del trabajo a la siguiente generación. A juzgar por la personalidad de sus descendientes, enhorabuena Godofredo porque la empresa y la familia continuarán el camino.
Y sirvan estas líneas de homenaje a todos los empresarios de Castilla y León que levantan la persiana todos los días para hacer lo que mejor saben hacer, que es crear y esforzarse por cumplir sus sueños.
A todos ellos, en especial a Godofredo García, muchas gracias.