El 6 de marzo de 2020 el equipo de Global Exchange visitaba Londres (Reino Unido) para analizar la adquisición de la tercera empresa de cambio de moneda a nivel mundial. 3 días después, el 9 de marzo, los responsables de la compañía familiar salmantina creaban un comité de crisis ante la inminente realidad de la pandemia.
“Nos vimos dramáticamente afectados por la crisis del coronavirus al quedarnos sin actividad de un día para otro. Nuestra actividad se concentra en el sector del turismo y en el mundo aeroportuario y ambos se paralizaron por completo”, explica Isidoro Alanís, presidente y CEO de Global Exchange, que recuerda que la caída del negocio tuvo un impacto directo y muy negativo en la situación financiera y económica de la compañía: “pasamos de atender a 8 millones de clientes en 2019 a no tener ninguno en abril de 2020. Tuvimos que renegociar contratos aeroportuarios y reducir los gastos a la mínima expresión. En el plazo de 5 semanas pasamos de contar con una plantilla global de 2.500 personas a tener una estructura básica de 169 trabajadores”. Una labor titánica debido a la particularidad de trabajar con diferentes legislaciones en cada uno de los 22 países en los que está presente la compañía.
Operaciones por 581 millones
Alanís recuerda que fueron meses complicados, “pero gracias a las decisiones tomadas, hemos conseguido superar esta larga crisis”. En 2021, Global Exchange recuperó progresivamente su actividad e incorporó a la plantilla a sus puestos de trabajo hasta llegar a diciembre del pasado año con 1.400 empleados a nivel mundial. “Somos muy optimistas de cara al futuro porque estamos convencidos de que muy pronto recuperaremos los clientes atendidos antes de la pandemia”, avanza Alanís.
La compañía alcanzó en 2021 un volumen de operaciones de cambio de moneda de 581 millones, con una previsión de que esta cifra llegue a los 1.139 millones en 2022. Por su parte, de los 1.411 trabajadores en plantilla a cierre del pasado ejercicio, espera pasar a los 2.200 empleados en 2022. En la actualidad, está presente en 22 países, con una red de más de 330 oficinas distribuidas en 59 aeropuertos internacionales de los cinco continentes: Australia, Bahréin, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Dinamarca, Ecuador, España, Francia, Guatemala, Hong Kong, Jamaica, Jordania, Marruecos, México, Nicaragua, República Dominicana, Suiza, Trinidad y Tobago, Turquía y Uruguay.
A corto plazo, la empresa tiene previsto desembarcar en Reino Unido con la apertura de oficinas en 2 nuevos aeropuertos y en la estación de tren de St. Pancras, que comunica con los trenes de alta velocidad Eurostar, es decir, Londres con París, Bruselas y Ámsterdam.
Financiación SEPI
El pasado mes de marzo Global Exchange firmó una financiación de 45 millones de euros con la Sociedad Española de Participaciones Industriales (SEPI), que permitirá a la compañía consolidar su situación financiera y afrontar una “nueva y prometedora etapa. Confiamos en que este mismo verano se cumplan las previsiones del mercado y se alcancen cifras récord de turismo a nivel mundial”, apunta el presidente de la multinacional salmantina.
Esta financiación se obtiene del fondo de apoyo a la solvencia de empresas estratégicas de la SEPI bajo la consideración de ser una compañía española de alta relevancia en el mercado turístico tanto doméstico como internacional. Para Alanís, “es un préstamo con devolución, no una ayuda directa, que nos aporta la liquidez que necesitamos para sobrevivir y seguir creciendo, posicionándonos en un mercado muy competitivo”.
Transformación digital
Con el objetivo de mantener su liderazgo en el sector, Global Exchange trabaja en un ambicioso Plan Estratégico 2022-26 que tiene entre sus objetivos adoptar un modelo de crecimiento centrado en la transformación digital, que es clave para afrontar el futuro y convertirse en la primera compañía de cambio de moneda del mundo. “Nuestros esfuerzos van a estar centrados en ello y en la innovación de nuestro negocio. Es la principal herramienta que tenemos las empresas para seguir creciendo y ser más competitivas. La tecnología está en nuestro ADN y somos conscientes de que evoluciona de forma imparable y debemos continuar invirtiendo”, apunta Alanís.
El proceso de transformación digital de Global Exchange, que estaba muy avanzado antes de que la pandemia frenase su desarrollo, apuesta por incorporar a los mejores profesionales, lo que se traduce en la incorporación en su sede central corporativa de Salamanca en 2022 a más de 30 expertos de diferentes ámbitos tecnológicos, como son programadores, arquitectos, expertos en automatización de procesos y en análisis del datos, entre otros. El objetivo es contar a finales del presente ejercicio con una División de Tecnología formada por un centenar de profesionales.
“Tras 2 años de pandemia, vemos 2022 con una perspectiva muy esperanzadora y confiamos en que sea el año de la recuperación del turismo. La evolución positiva de la pandemia nos lleva a prever un futuro con grandes planes de crecimiento. Esperamos que este verano se produzca un boom turístico y que a finales de este año recuperemos el nivel de ingresos de 2019 y alcancemos un récord de beneficio antes de impuestos”, pronostica el presidente y CEO de Global Exchange, que recuerda que cuando la compañía realizó sus previsiones de recuperación en 2020, estimó que la normalidad no llegaría hasta 2024. “No obstante, estamos superando la sexta ola del Covid-19 sin restricciones a la movilidad, con tasas de vacunación muy elevadas y una mucho menor letalidad, lo que nos lleva a confiar en una reactivación más rápida del turismo y de los viajes internacionales”, aclara Alanís.
Un cuarto de siglo de superación
La capacidad de superación y adaptación está ligada a la trayectoria de Global Exchange desde sus orígenes como Eurodivisas. Fundada en 1996 en la localidad salmantina de Fuentes de Oñoro, en la frontera con Portugal, su actividad se centraba en dar servicio a todos los turistas que cruzaban al país vecino y necesitaban cambiar moneda. “Abrimos una pequeña oficina de cambio en el centro comercial familiar y lo que empezó siendo un servicio complementario, se convirtió, poco a poco, en la actividad principal de nuestra familia”, recuerda Alanís.
Desde 1996 hasta 2001 la compañía abrió 16 oficinas de cambio por toda España, principalmente en zonas fronterizas con Portugal y ciudades turísticas. A pesar de que el negocio funcionaba muy bien, la amenaza de la entrada en vigor de la moneda única europea, el euro, planteó 2 alternativas: cerrar o pensar en la internacionalización de la compañía.
Trabajo, pasión y esfuerzo
“El trabajo, pasión y esfuerzo, valores que nos han caracterizado a lo largo de toda nuestra trayectoria, nos llevaron a Argentina, donde firmamos nuestro primer contrato en un aeropuerto internacional, 3 meses antes de la entrada del euro”, detalla Alanís, que subraya que fue una internacionalización muy difícil porque en menos de un año el país sudamericano se vio inmerso en la crisis del corralito, lo que puso a la compañía nuevamente en una situación muy alarmante de la que también consiguió salir adelante.
“Ha sido un camino apasionante, largo y lleno de retos, que hemos ido superando poco a poco, con ilusión y trabajo. Si bien ha habido etapas complicadas, hemos demostrado que trabajando en equipo y con grandes profesionales podemos lograr todo aquello que nos proponemos”, comenta Alanís, quien destaca que sus valores corporativos han sido la base que les ha guiado durante estos complicados años: “son los que definen la filosofía de Global Exchange y los que nos han llevado desde una pequeña población salmantina como Fuentes de Oñoro a ser merecedores de la confianza de los gestores aeroportuarios más significativos a nivel internacional y de los ocho millones de clientes atendidos anualmente antes de la pandemia y a los que estamos seguros de que volveremos a dar servicio durante el presente ejercicio”, concluye Alanís.
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