Abordar el fenómeno del barrio de Gamonal no es tarea sencilla. Por tanto, me van a permitir extenderme algo más de lo habitual. Permítanme también el uso de diferentes técnicas, varias fuentes de información, una buena dosis de experiencia acumulada, alguna que otra metáfora y una pizca de intuición. Buenos ingredientes. Todo ello va a permitirnos desgranar los episodios ocurridos en Burgos, y ya de paso descartar hipótesis ideológicas, basadas en las paranoias sobre conspiraciones o manipulaciones que han estado circulando estos días, justificadas con precarias reducciones al absurdo.
Llevo analizando diferentes movimientos colectivos y su repercusión política desde los inicios de 2011 (hagan memoria, seguro que recuerdan la Ley Sinde, #NolesVotes o #15M). Cada caso está lleno de diferentes matices, de comportamientos sorprendentes, de acciones previsibles y de reacciones basadas en prueba-error.
El contexto cuantitativo de Gamonal
Los datos oficiales son una buena base para entender el contexto. Hace ya varias semanas que está disponible PortalEstadistico.com donde se encuentran agrupados más de 5.000 indicadores oficiales de España, y que supone un considerable ahorro de tiempo en la exploración de los datos abiertos. He extraído datos que ilustran el contexto: la presión fiscal anual para cada burgalés es de más de 700€, que les repercute en una inversión (gasto público aparte) de sólo 60€, muy superior a los 500€ del resto de Castilla y León para una inversión de 130€. La población de la ciudad de Burgos ha crecido en los últimos años un 4%, en cambio la de Gamonal sólo ha crecido un 1%, principalmente debido a la emigración joven y al consiguiente envejecimiento de la población. La suma de las secciones censales de Gamonal corresponde a una población de casi 53.000 habitantes, de los cuales casi 29.000 se conectan a Internet a diario.
La secuencia de los hechos y su repercusión en medios sociales puede asimilarse a su repercusión en Twitter, que muchos consideramos el sexto sentido social. Y es precisamente en este medio donde se ven claramente 3 fases de un conflicto con una larga persistencia (9 días): en primer lugar, del 10 al 12 de enero, una revuelta local que no genera una enorme masa crítica, con un pico de 43.000 tuits emitidos el domingo 12. En una segunda fase, del 13 al 15, se producen 2 circunstancias: se incrementa la noriedad de los sucesos, extendiéndose al resto de la red a través del hashtag #Gamonal, y se intenta articular un efecto contagio por medio del hashtag #EfectoGamonal. De hecho, #Gamonal consigue un pico de notoriedad de más de 160.000 tuits emitidos el martes 14, con el primer comunicado de paralización de las obras del bulevar.
Este hecho consigue neutralizar, aunque sólo en parte, el efecto contagio indicado. Una última fase, del 16 al 19 de enero, está protagonizada por una concentración el viernes 17 a las puertas del Ayuntamiento de Burgos que deriva en la cancelación definitiva de las obras y diferentes conatos de disturbios en el resto de España (#EfectoGamonal). Fin de la historia.
Éstos y otros muchos datos menos relevantes me los ha recuperado mi colega Rubén Morán (gracias desde aquí), buen analista de datos y madridista de pro, que celebraba el mismo día 13 el Balón de Oro de Ronaldo, junto con 2 millones de tuits emitidos sólo ese día, y que dejaba el conflicto a la altura de una algarada de barrio cuando en realidad era mucho más.
Cerebro colectivo
Según las diferentes tesis de inteligencia colectiva, las acciones de un conjunto de individuos relacionados no corresponden a la suma de decisiones individuales, ya que el conjunto decide y actúa, de forma inconsciente, gracias a la interacción colectiva. Estas teorías son abanderadas por varios de los mejores investigadores de públicos y consultores actuales, como Guillermo Bosovsky o Félix Muñoz, entre otros.
Un colectivo de individuos puede equivaler a un todo con muchas extensiones físicas (muchos brazos y piernas con los que actuar, múltiples sentidos distribuidos geográficamente, muchas voces con las que expresarse) y digitales (interacciones simultaneas en medios sociales), pero un solo cerebro distribuido: el cerebro colectivo. Las interconexiones de este cerebro son múltiples y variadas, tanto físicas (relaciones sociales de la vida real) como digitales (Internet y medios sociales), y estas conexiones le hacen reaccionar a los impulsos a través de los actos de los individuos que forman el colectivo.
Etapas del cerebro colectivo
Después de la observación contínua de los medios sociales en los últimos años, me atrevo a afirmar que ese cerebro colectivo puede corresponder, según cada caso concreto, a diferentes analogías con un cerebro individual: a un bebé, que reacciona a estímulos simples y a necesidades básicas; a un niño, con más independencia pero con baja capacidad de razonamiento; y a un adolescente, que comienza a razonar aunque con acciones primarias. Dudo que algún cerebro colectivo haya llegado a la madurez adulta.
Reacciones equivalentes a cerebros colectivos infantiles podemos encontrarlas en las diferentes revoluciones más violentas de la historia, con reacciones colectivas viscerales y explosivas. En el caso de Gamonal, las reacciones corresponden a un cerebro colectivo adolescente, con unas necesidades básicas no resueltas y una reacción contraria a una decisión externa (la construcción del bulevar) que objetivamente no es favorable al colectivo, con un contexto también objetivamente desfavorable. Las acciones que toma el colectivo, articuladas por el cerebro distribuido, son equiparables a la actitud adolescente: violencia, pasión, compañerismo, unidad, insistencia, argumentos sencillos, razonamientos lógicos básicos sin pensar en consecuencias.
Los intentos de extender un conflicto local (#EfectoGamonal) también pueden justificarse de la misma forma: se asemejan a la incoherencia de las huelgas de instituto, dinamizadas por grupos interesados, en las que el fondo que las sustenta (apoyo a Gamonal) es una disculpa para disfrutar de un día sabático. Como no hay razones concretas que las justifiquen, después del disfrute los alumnos vuelven a las aulas.
Empoderamiento social
El caso de Gamonal escenifica la evolución de la sociedad desarrollada del siglo XXI: la combinación de una sociedad razonablemente formada, informada y comunicada podría dar lugar a una sociedad empoderada. Formada para ser capaz de interpretar y comprender las decisiones políticas que les afectan. Informada de las políticas que les afectan con una anticipación suficiente como para poder actuar. Comunicada en tiempo real, sin fronteras ni distancias, para expresar opiniones diversas y escuchar a otros individuos.
Una sociedad empoderada huye de manipulaciones y es compatible con múltiples ideologías de diversos signos. Los supuestos manipuladores son detectados con una rapidez pasmosa, desde el momento que un individuo del colectivo detecta una incoherencia, la hace pública, y la duda fluye a través de los medios sociales sin freno ni réplica.
Ideologías
En cuanto a las ideologías, un cerebro colectivo que perdura no es de izquierdas o de derechas, sino que es un colectivo plural de individuos. Tampoco creo que sea cierto que las diferentes ideologías reaccionen de forma premeditadamente diferente ante el cerebro colectivo, ya que los fines son comunes: conseguir los votos de los individuos que lo forman.
Pero la legitimidad que dan las urnas no justifica actuar sin flexibilidad, humildad y empatía ante una sociedad empoderada: un gobernante será más líder si es capaz de entablar un dialogo con vocación de servicio, empático e integrado en el cerebro colectivo de los individuos a los que gobierna.
Interesantísima tu reflexión, Emilio.
Estamos, sin dudarlo, en los albores de un nuevo poder: el de los ciudadanos hipercomunicados con una impresionante capacidad de análisis y reacción a todo tipo de estímulos. Esa capacidad irá creciendo en potencia (con el tamaño de la masa social conectada) y tiempo de reacción.
¿Dará esto pie a una nueva forma de gobierno que podremos llamar “gestión publica permanentemente auditada por los ciudadanos”?. Me gusta el concepto: ganaremos todos menos “los amigos de la dilapidación de lo que es de todos”. Bueno, ellos también ganarán en lo que supone tener más difícil ser mala gente yendo contra el interés público.
Gracias, Emiliano. Lo primero de todo, gracias por pasarte por aquí a comentar. Discrepo solo en un detalle de tu reflexión: no creo que los ciudadanos en su conjunto tengan una gran capacidad de análisis o que esa capacidad esté relacionada con los nuevos medios sociales. Más bien al contrario: el bombardeo de información actual no deja tiempo a pararse a analizar los detalles de lo que importa. Lo que está claro es que la ciudadanía ha ganado en poder, una fuerza que antes no tenía.
Muy interesante y muy trabajado, si señor
Gracias, Jorge. Espero verte en más ocasiones por los comentarios.