La formación dual ha llegado para quedarse y así lo confirman los datos: durante el último lustro el crecimiento en matriculaciones en esta modalidad formativa no ha dejado de aumentar. De los 20.357 estudiantes del curso académico 2016-17 se pasó a 37.841 en 2020-21, una cifra que se prevé que aumente mucho más durante los próximos años gracias a la nueva Ley de Formación Profesional publicada en el BOE el pasado mes de marzo. De todos estos alumnos, el 70% logra un puesto de trabajo tras finalizar su ciclo formativo, según información del Grupo Aspasia.
Ventajas de la formación dual
Entre las ventajas de esta modalidad sobresale que permite a las empresas conseguir aquellos perfiles que no encuentran con facilidad en el mercado de trabajo. Además, las compañías ahorran costes en procesos de selección de personal de una alta complejidad debido a la escasez de profesionales y perfiles técnicos.
Por su parte, los aprendices se forman en profesiones con amplias posibilidades laborales mientras reciben una remuneración económica por el trabajo práctico realizado en las compañías que les acogen. En esta modalidad formativa, los alumnos también consiguen un título que acredita sus competencias.
“En definitiva, la Formación Dual supone el matrimonio formativo perfecto en el que tanto la empresa como los alumnos salen ganando”, subrayan los responsables del Grupo Aspasia.
Del aula a la empresa
Uno de los principales motivos por los que cada vez más estudiantes se decantan por este tipo de formación se halla en su alta tasa de inserción laboral, que diversos estudios sitúan en un 70%.
Dentro de ese porcentaje se encuentran Ainara Alonso, Ana Gómez y Eider Zofra, alumnas del Grupo Aspasia que cursaron sus estudios en la Escuela de Profesionales Alcazarén, de Valladolid, y que han logrado un empleo nada más finalizar su etapa formativa en la empresa Alma Carraovejas.
El paso del aula a la empresa suele ser siempre un trauma para las personas que estudian Formación Profesional (FP). Sin embargo, el alto volumen de trabajo práctico y la constante convivencia entre centro de estudios y empresa en los ciclos de modalidad dual facilitan esa transición y provocan las tasas de inserción laboral comentadas.
Las 3 alumnas coinciden en que eligieron la formación dual “por las muchas horas de prácticas”. Ana valoró la importancia de “tener un período de 6 meses para aprender y aplicar lo aprendido en la Escuela de Profesionales Alcazarén”; mientras que Eider destacó las “ganas de aprender” necesarias para destacar en un sector como el de la cocina; y, por último, Ainara habló de la necesidad de “saber adaptarse a los cambios y aceptar las críticas del cliente” como aspectos fundamentales que tuvo que aprender durante su período formativo.
Del mismo modo, las empresas también se encuentran profundamente satisfechas con este tipo de proyectos. Así, Pedro Ruiz, CEO de Alma Carraovejas, reconoce que “la formación dual es una gran oportunidad tanto para los jóvenes como para las empresas, ya que podemos conectar las necesidades de ambos y crecer juntos”.
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