Manuel Fariña Pérez, director de Desarrollo de Producto e Innovación de Bodegas Fariña, forma parte de la tercera generación de este negocio familiar fundado hace 75 años por su abuelo Salvador Fariña en Casaseca de las Chanas (Zamora). A su juicio, esta dilatada trayectoria empresarial nace de la vocación comercializadora de la primera generación, que optó por expandir el negocio y vender sus vinos en las localidades limítrofes, en lugar de conformarse con abastecer a los vecinos del pueblo, como hacían otras bodegas de la zona en los años 40.
Hoy, Fariña posee bodegas en Casaseca de las Chanas y Toro (Zamora), que elaboran 3 millones de botellas, cuenta con medio centenar de trabajadores y prevé facturar 6,15 millones de euros en 2017, unas ventas de las que el 40% procede de más de 40 países, entre ellos, México, Bélgica, EE UU, China, donde cuenta con oficina comercial propia, y Alemania, entre otros.
Además, Fariña Pérez subraya la importancia que en la trayectoria de la bodega tuvo la decisión de su padre Manuel Fariña López, consejero delegado de Fariña, de estudiar enología en los años 60, lo que le permitió modernizar la bodega y conllevó una labor de expansión internacional en los años 70 y 80.
“Gracias a sus conocimientos y visión fue posible nuestra participación en el impulso y desarrollo de la Denominación de Origen Toro en un momento en el que se estaban arrancando viñas y el vino se comercializaba principalmente a granel”, explica el director de Desarrollo de Producto e Innovación de Bodegas Fariña, que señala la importancia que tuvo optar por la elaboración de caldos “menos toscos” y adaptados a los gustos de los consumidores.
Vuelta a los orígenes
Como una vuelta a los orígenes se puede considerar la apuesta de la familia Fariña por renovar la bodega de Casaseca de las Chanas, que en la actualidad se dedica a la elaboración de Vinos de la Tierra de Castilla y León, y rehabilitar la antigua casa familiar para convertirla en el centro de futuros desarrollos.
“Queremos impulsar nuevos proyectos y elaborar vinos diferentes de aquéllos que se producen bajo el paraguas de la D.O. Respetamos el patrimonio que tenemos y lo ponemos en valor, pero también queremos hacer una viticultura moderna adaptada al siglo XXI y a sus consumidores”, detalla Fariña Pérez, que se refiere, entre otros proyectos, a Modernas Tradiciones una nueva línea en la que Fariña quiere elaborar vinos innovadores de forma paralela a su marca Gran Colegiata, de la D.O. Toro.
En este línea, la empresa familiar zamorana trabaja también en la ampliación de su Museo Vino-Arte con la historia de la familia, la viticultura de la zona y las obras de pintura que cada año conforman la exposición de El Primero. Esta oferta cultural será un atractivo más para impulsar el enoturismo, un área en la que ha redoblado sus esfuerzos en los últimos años, con un horario de apertura más amplio los fines de semana y visitas especiales durante la vendimia.
“Nuestros vinos son accesibles en todos los sentidos al consumidor, tanto en precio como en gusto, ya que tratan de ser elegantes y amables”, apunta Fariña Pérez, que añade: “intentamos abrir nuestra gama de vinos de forma que puedan llegar a diferentes perfiles de consumidores. No iniciamos nuestra trayectoria como una bodega exclusiva y entendemos el vino como un alimento que debe ser accesible a todas las personas y siempre con calidad”.
Fariña 75 Aniversario
La bodega ha lanzado Fariña 75 Aniversario, un vino con el que celebra esta efeméride. “La mayoría de nuestros productos están pensados para su consumo más o menos inmediato, pero, en esta ocasión, hemos optado por un vino de larga vida de serie limitada que permite también guardarlo para disfrutarlo más adelante”, comenta el director de Desarrollo de Producto e Innovación de Bodegas Fariña, que señala también que, con motivo de esta celebración, la empresa ha organizado un encuentro en su sede con cerca de 30 distribuidores de toda España e inicia una ronda de presentaciones por distintos puntos del país.