Tengo fotos de una puesta de sol de la que apenas tengo recuerdos en mi memoria (más que a través de esas imágenes), porque en el tiempo que pasó hasta que el astro rey se ocultó en el horizonte lo invertí (lo gasté más bien) en hacer instantáneas y posar para fotografías que inmortalizaran un momento que ahora no sé si es mío o de la cámara de fotos.
Voy a conciertos y veo por encima de las cabezas cientos de móviles grabando los temas del artista o grupo en cuestión para enviarlos a los amigos, compartirlos en redes sociales o revisarlos en casa días después. Lo más curioso es que las canciones que grabamos son, precisamente, las que más nos gustan del grupo, y en lugar de disfrutarlas en vivo (que es para lo que se supone que hemos pagado) las queremos retener por medios digitales para revisarlas al irnos.
En eventos -como los que organiza esta revista- en los que se comparten experiencias profesionales o expertos de un tema nos ilustran sobre él, los asistentes twittean, retwittean y comentan al instante lo que ha dicho el ponente de turno, en lugar de estar atentos y disfrutar la ponencia. Incluso he llegado a pensar que hay personas que en lugar de escuchar al conferenciante que tienen delante, están leyendo su charla a través de los twitts de los asistentes que se sientan a su lado.
Hay grupos de amigos que se pasan todo el partido de fútbol del siglo (de esos que hay 4 cada años) comentándolo en su grupo de whatsapp, discutiendo una jugada polémica o celebrando un gol, mientras el equipo rival ataca de nuevo.
‘Mindfulness‘
Y es cuando pienso: “¡¿estamos tontos o qué?! ¿Qué nos está pasando? ¿Dónde estamos realmente? O mejor dicho, ¿cuándo estamos realmente? ¿Estamos en el presente y en el aquí, disfrutando de aquello a lo que hemos asistido (y muchas veces pagado por ello), o estamos en el futuro o en un lugar muy alejado físicamente de nuestro cuerpo, pensando en cómo retener el momento fuera de nuestra memoria?”
No me extraña que se esté poniendo tan de moda el Mindfulness y que cada vez más personas y organizaciones nos lo reclamen para mejorar el rendimiento de sus trabajadores, a través de la mejora de la atención en lo que están haciendo (además de para los programas de reducción de estrés), pues lo que cada vez nos ocurre más, a la mayoría de nosotros, es que estamos más pendientes de cualquier otra cosa y de cualquier otro momento, que de disfrutar el momento presente.
Los momentos que más y mejor recordamos de nuestras vidas lo son porque tuvieron un impacto emocional en nosotros. ¿Y qué impacto emocional tiene escribir un twitt, grabar una canción o hacer una foto?
Pues eso, que estamos tontos. ¿O no?
¡¡¡Uhmmm!!! Muy interesante artículo. Como todo en la vida. Cada cosa en su justa medida y con equilibrio. Pero siempre llegarán “modernidades”, y alguien querrá ser el primero o que no le digan que es el último… Yo de momento me resisto a las fotos de móvil (bueno todas las que puedo en general) y a los mensajes en directo en cualquier actividad.
Un cordial saludos
Yo creo, Ángel Luís, que todas esas “modernidades” son herramientas fantásticas. Cómo y para qué las usamos depende de nosotros. La lástima es que a veces tengamos la sensación de que dependemos nosotros más de ellas (y perdamos el control de las mismas sin darnos cuenta y nos generen la sensación de dependencia) que ellas de nosotros. Muchas gracias por tus palabras. ¡Y resiste! jajaja. Un cordial saludo
Completamente de acuerdo con lo expuesto en el artículo.
Coincide totalmente con mi forma de pensar, de hecho es algo que siempre comento con las personas a las que acudo a este tipo de eventos, actos, comidas en Restaurantes.
Particularmente grave es lo que ocurre a diario con los hijos, miras alrededor, y ves a la gente ensimismada con sus aparatos móviles, Cámaras de fotos, etc…, tratando de captar la instantánea del año, dejandod e disfrutar ese instante, y dejando pasar ese momento que nunca volverá.
Me resisto ello.
Enhorabuena por el blog
Muchas gracias Javier, por tu comentario y por poner el foco en otro aspecto vital, la obsesión que tenemos por capturar cada momento con los niños, en vez de disfrutar del mismo. Yo a veces recuerdo, con nostalgia, el momento en que íbamos a recoger las fotos reveladas, días después de haber dejado el carrete en la tienda y la magia que tenía verlas por primera vez. Como cada foto nos costaba dinero, hacíamos menos. Y las disfrutábamos más. Gracias por tus palabras.
Enhorabuena por este artículo. La pasada Semana Santa me hice la misma reflexión, hace tiempo que vengo pensando que la famosa frase “disfruta el momento” pierde peso ante el “tengo que publicarlo”. En mi vida personal, cada vez estoy mas convencida, que las fotos no reflejan lo que mis ojos ven y sienten en el momento. Respecto a las rrss, es como todo, en su justa medida es una buena herramienta.
Estimada anónima, muchas gracias por reforzar mi escrito con tu comentario. Efectivamente, lo que sentimos al experimentar nuestra vida, no siempre queda bien reflejado fuera de nuestra mente. Y efectivamente, las redes sociales, como cualquier herramienta, están para que las usemos en nuestro beneficio, no en nuestro perjuicio.
Félix enhorabuena, muy ponente el artículo.
Realmente no sé lo que nos está pasando o si estamos tontos o que, lo cierto es que hay como una especie de necesidad de contar, capturar y compartir esos momentos que tienen un impacto emocional en nosotros, parece que si no lo compartes o no lo das a conocer, no ha ocurrido. En mi opinión el impacto emocional no viene por escribir un twitt, grabar una canción o hacer una foto, el impacto emocional es cuando retwittean mi twitt, comparten mi canción o dan a me gusta en mi foto.
¿Tendremos algo de dependencia por generar y crear impresiones a través de estas herramientas?
Muy acertada muy reflexión Sara. Yo pienso como tú, que hay una motivación (en algunas personas muy potente y en otras inexistente, las que ni tienen cuentas en redes sociales) de aprobación y reconocimiento social en esas acciones de compartir en redes sociales. Aún así, Sara, hay personas sin esa necesidad de aprobación social que también se “distraen” haciendo fotos, grabando vídeos,… o con lo que sea que no sea aquello de lo que deberían estar disfrutando.
Muchísimas gracias por tu interesantísimo y atinado comentario.
¡Interesante reflexión Félix! Comparto contigo que hay que apelar al mindfulness y aprender a disfrutar el presente, pero si ese disfrute pasa por twittear o captar un momento ¿por qué, no? Estoy convencida de que hay dos mundos, el mundo real y el virtual, este último es todo un universo flotando en “la nube” en el que también suceden en el presente cosas estupendas a las que no debemos renunciar.
Teresa, si estamos twitteando o haciendo fotos o una grabación, por supuesto que lo ideal es estar centrado en ello, pero yo no me refiero a eso. Pongo el foco en esos momentos o situaciones que nos perdemos y no disfrutamos como debiéramos por estar más pendientes de otras cosas (no necesariamente nuevas tecnologías, a veces distracciones internas). Y por supuestísimo que no debemos renunciar a esas cosas estupendas que mencionas, una cosa es eso, otra ser esclavos de ellas . Muchas gracias por tu comentario.